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    noviembre 22, 2024 | 6:31

    DESDE EL PARALELO MAGNÍFICO: El gran Oisin y su mal (05)

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    <<04 La caída y el hielo viviente

    Los seres humanos que lleguen a Marte tendrán que contar mínimamente con los siguientes elementos para sobrevivir en el vecino planeta: aire que respirar (oxígeno), agua, alimento, una fuente de energía y protección del ambiente. Extraer oxígeno y vapor de agua de la atmósfera de Marte, predominantemente constituida de dióxido de carbono, es factible a través de dos instrumentos de alta tecnología: el MOXIE y el WAVAR.

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    MOXIE está diseñado para, por medios electroquímicos, partir las moléculas de dióxido de carbono de la atmósfera marciana (CO2) en moléculas separadas de oxígeno (O2) y monóxido de carbono (CO), proveyendo a los astronautas de oxígeno respirable y, de paso, de propelente para los cohetes reusables de esta aventura espacial. El WAVAR es un reactor que extrae vapor de agua de la atmósfera marciana por el método de adsorción (con “d”), el cual hace uso de materiales conocidos como zeolitas, que tienen la propiedad de retener en sus superficies, de adsorber (con “d”) gases como el vapor de agua, los cuales luego pueden ser a su vez extraídos o desprendidos de tales superficie por calor.

    Pero además, tener de qué alimentarse, contar con una fuente de energía para las actividades básicas y estar protegido del ambiente hostil de Marte se vuelve indispensable. En general se acepta que una fuente relativamente eficiente de energía en Marte sería un generador basado en energía solar. Nuestra experiencia de años con paneles solares y energía limpia generada por este método respalda esta idea.

    Aunque crear una fuente segura de alimento en Marte no es un problema del todo resuelto en este momento, el cultivo de verduras y cereales en pequeñas huertas parece ser la ruta natural hacia la autosuficiencia alimentaria por lo menos en las primeras fases de la colonización del planeta. Dicho cultivo haría uso del suelo marciano, el cual ha probado contener los elementos básicos para la vida, y del agua producida por los WAVARs o por otros métodos. Finalmente, aunque la nave espacial en la que lleguen los colonos al planeta rojo pueda servir de refugio temporal, eventualmente tendrán que construirse los primeros hábitats, bases y laboratorios, inclusive en el subsuelo, y ya existen propuestas basadas en máquinas de impresión 3D que harían uso de los materiales obtenibles del suelo marciano con tal propósito, como el basalto y los bioplásticos.


    Oisin L. Molony (“Olm”) es un ingeniero en electrónica aeroespacial irlandés que llegó en la generación del 2030. La Agencia Espacial Europea (AEE) lo seleccionó por su talento y por su dinamismo y eficiencia como investigador después de valorar las invaluables aportaciones de este hombre cuya vocación nació en el University College de Dublín. Aunque la mayor parte de la experiencia profesional de Olm era fundamentalmente dentro de la industria privada de su país, pronto fue evidente el talento de Oisin en la investigación en electrónica aplicada a superficies planetarias.

    Uno de sus compañeros de trabajo con ciertos problemas económicos, le preguntó un día sobre sus gastos en servicios, a lo que Olm respondió que por lo menos él no tenía que preocuparse por gastos de gas ni de electricidad, pues él podía generar esta última en casa. Resulta que el irlandés había construido, pacientemente a lo largo de unos años en el patio de su casa todo un microsistema electrónico integrado, modular, que además de ser capaz de producir corriente eléctrica eficientemente a través de un novedoso y compacto generador solar, le permitía tener un control total de las necesidades energéticas de su pequeño nicho. El sistema incluía un purificador-humidificador ambiental, así como calefacción y refrigeración. El purificador-humidificador de Oisin, aunque con fines ligeramente distintos, estaba construido esencialmente con el mismo principio de los vitales WAVARs aquí en Marte que nos proveen del agua que necesitamos, pero basado en una variedad especial de zeolita tratada por Molony, gran aficionado a la química también.

    El rumor de este “energéticamente autosuficiente” personaje llegó así a un colega con nexos profesionales en la AEE, la cual envió a un especialista a entrevistar a Oisin. Su diseño original de un microsistema de supervivencia integrado con posibles aplicaciones en superficies planetarias fue eventualmente perfeccionado y adoptado por la AEE, que lo propuso al Consejo de Exploración Marciana para ser después aprobado por este como modelo experimental de aplicación en la superficie del planeta rojo.

    El Sistema Olm, como es conocido en breve, llegó a Marte con nosotros en la primera generación del 2028 para ser implementado inmediatamente (simultáneamente a los bien probados MOXIEs y WAVARs de SpaceX y la NASA), dadas la rapidez y sencillez de su instalación. Su creador, Oisin Molony, llegó en 2030 trayendo consigo una versión mejorada del SIO para ser probada en nuestras bases. El famoso y sencillo irlandés llegó a Marte para quedarse, planeando dedicar su vida y vocación al mejoramiento de las condiciones de vida en este hostil ambiente de óxido de hierro y dióxido de carbono. Ese era su plan hasta que su dedicación y entrega (extremas, incluso obsesivas sin lugar a dudas para muchos nosotros) pasaron una factura muy alta al bueno de Osin.

    Sol 1027.5 El Sistema Integrado de Supervivencia Olm (SISO) queda probado y garantizado por su creador, Oisin L. Molony, como un sistema funcional a largo plazo en la superficie marciana, consolidándose así con el sistema estándar basado en una red de MOXIEs y WAVARs para proveer a la colonia marciana de oxígeno, agua y energía solar suficientes por un período no menor a diez años.

    Era ya bien conocido para todos los colegas y colonos de la Antoniadi que Olm iniciaba sus labores diarias aun antes de que el sol despuntara por el horizonte marciano. Su trabajo naturalmente lo llevaba a los exteriores de nuestra estación, donde instalaba, ajustaba, corregía el sistema modular de supervivencia de su creación. Ya fuera para desplazar un generador solar, instalarlo, reprogramarlo, reiniciarlo o evaluarlo, Olm hacía caso omiso del tiempo de exposición a la radiación solar y rayos cósmicos y usualmente excedía tales tiempos, ensimismado en su trabajo. Oisin era imparable, no podía permanecer quieto, y aun en las raras ocasiones en que los sistemas parecían funcionar a más del 90% – la eficiencia promedio de nuestros sistemas de supervivencia en los últimos años ha sido estimada en un 84% – , él encontraba la manera de poder verificarlos y reajustarlos, y de salir a la intemperie marciana. Las pruebas de eficiencia simultáneas realizadas a los MOXIEs, WAVARs y SISOs fueron un motivo más para que el especialista pasara largas jornadas particularmente revisando y entendiendo a los primeros dos mencionados, pues aunque de tecnología similar, estructural y funcionalmente dichos sistemas tenían un diseño distinto, el diseño norteamericano que difería en detalles finos del diseño europeo, específicamente irlandés de Olm.

    Por los reportes técnicos que como cronista tengo la responsabilidad de leer a diario, fue obvio para mí que Oisin trabajó al mismo o mayor ritmo durante su estancia en la Base Acidalia. Sin los recursos ni el resguardo físico que nuestra estación nos provee aquí, ya incluso con un limitado albergue subterráneo, Olm pasaba largas jornadas trabajando en la gran planicie Acidalia sin más protección que su escudo ambiental (ENSHIELD, Environmental Shield, su acrónimo en inglés), cuya protección es limitada, principalmente ante rayos cósmicos. Y es que el objetivo del esforzado irlandés era asegurar la funcionalidad de su SISO en la nueva y pequeña base, nuestra primera aventura de exploración y extensión al occidente de la Estación Antoniadi.

    Sol 1312.5. A casi dos años terrestres de intenso trabajo y continuada exposición a rayos cósmicos en la superficie marciana, el suboficial médico de la Antoniadi, el Dr. Barnard, diagnosticó al científico Oisin L. Molony con cáncer, afortunadamente detectado en una etapa muy temprana y acompañado de síntomas como la formación de cataratas, depresión y problemas de memoria que el científico celta empezó a padecer gradualmente. Una prueba bioquímica rápida indicó la presencia de células cancerosas, las que ya empezaban a afectar su sistema nervioso como resultado de más de 250 mSv de radiación acumulada en el intervalo de tiempo señalado. Molony es así el primer ser humano en desarrollar cáncer en Marte.

    Contrario a sus expectativas, Oisin tuvo que regresar a la Tierra a tratar su mal en 2032. El cáncer fue controlado a tiempo con quimioterapia y radiación, y pronto entró en remisión. Hoy goza de muy buen salud y no pierde la esperanza de volver a pisar su añorada Base Acidalia en Marte, de la cual se le considera un fundador. El científico celta vino a consolidar y garantizar personalmente en Marte el funcionamiento de un sistema integrado de supervivencia que nos mantiene a todos vivos, respirando, hidratados y con las fuentes de energía que nos permiten cumplir nuestra función en este planeta. Olm, recibe desde aquí nuestro más profundo agradecimiento.

    06 El Recom, porque el cielo no cae>>

    Hector Noriega
    Héctor Noriega Mendoza

    Ponente. Investigador.

    Maestría en Astronomía (UNAM | NMSU) y Doctor en Astronomía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

    Fundador de la Sociedad Astronómica Juarense, Cofundador del Proyecto Abel, Miembro de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, Miembro de la American Astronomical Society y Profesor de tiempo completo de Astronomía en UTEP.

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