El tema del empleo, los salarios y la pobreza son de los que más escribo, la razón, que considero que debiese ser prioridad de cualquier política y gobierno atender a la población, especialmente una población trabajadora, una población que aún y cuando se esfuerza todss los días para salir adelante sigue ganando sueldos que no le permiten siquiera alimentar a su familia.
La semana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) y en ella se puede percibir como el mercado laboral se deteriora, en muchos estados el empleo crece, pero junto con ellos crecen los bajos salarios.
Lamentablemente, los ingresos en México son bajos, la informalidad alta y el porcentaje de personas que no logra ni acceder a la canasta alimentaria es elevado, pero el problema se agrava en el sur del país, donde la pobreza es aún mayor.
Para junio de 2018, el 68.8% de la población ocupada en el país ganaba hasta 3 salarios mínimos, esto es 7,952 pesos al mes. Lo anterior implica que más de dos terceras partes de los ocupados en el país tienen ingresos relativamente bajo, situación que se agrava en las entidades que rebasaron el umbral del 80%, como lo son Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Puebla.
En situación contrario a los estados del sur se encuentran entidades del norte como Nuevo León, Sonora y Baja California Sur, donde alrededor de la mitad de la población ocupada tiene ese ingreso inferior a 8 mil pesos al mes.
En México el 38.5% de la población con ingresos provenientes del trabajo no cubre con el valor mensual de la línea de bienestar mínimo, que es el valor de la canasta alimentaria. En estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero más del 60% de la población no cuenta con ingreso suficiente para alimentarse, en Baja California, Baja California Sur, Nuevo León y Jalisco el porcentaje de población con ingreso suficiente para adquirir la canasta básica es de entre 16 y 22%.
El ingreso laboral repercute directamente en el bienestar, el cual se basa en la capacidad de los individuos de satisfacer necesidades, especialmente las básicas como salud, vivienda, transporte, educación y alimentación.
La pobreza no se combate con despensas, la pobreza es un problema que va más allá, es un circulo vicioso, la población necesita más educación, mayor especialización y capacidades, mismas que les permitan a acceder a trabajas de mayor ingreso, un ingreso que mínimo sea suficiente para su bienestar y el de su familia.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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