El solsticio de invierno es una fecha importantísima en la historia humana, que ha sido trastocada con el paso del tiempo hasta velar por completo su verdadero significado.
Los antiguos pobladores comprendieron gran parte de las maravillas del universo. Tan sólo por el poder de la observación, entendieron los ciclos de la fertilidad de nuestra tierra, misma que asociaron con los ciclos del sol y la luna.
El sol. ¡El imponente sol! Considerado desde entonces por su gran tamaño, por ser fuente de luz y por ser el gran termo regulador de la tierra, fue asociado con la vida; de ahí la concepción de El Dios Sol, Solis Invictus, o propiamente dicho Deus Solis Invictus: “El invencible Dios Sol”
No fue casualidad la observación detallada en todos los rincones del planeta donde el hombre habitaba con la que vislumbraron ciclos que se repetían uno tras otro con una precisión inaudita.
Así, notaron los diferentes estadíos del sol: su glorioso nacimiento, su radiante plenitud y su frío deceso para repetirse una y otra vez este ciclo inamovible que estaba estrechamente vinculada con la germinación de la vida.
Los antiguos no comprendían la muerte, cómo el hombre moderno lo hace; entendían, tan solo, el término de un ciclo y el inicio de otro.
Gracias a la poderosa observación llegaron a entender que en los albores del 21 y 22 de diciembre, de nuestro calendario gregoriano, el sol fenecía permaneciendo estático durante 3 días para luego retomar su curso y renacer en la mañana del 25 de diciembre.
No es casualidad que las religiones de todos los tiempos registren la natividad de sus deidades justamente en esta fecha: Horus, Amon Ra, Zarathurstra, Krishna, Heracles, Mithra, Buddha, Dionisio, Tammuz, Adonis, Hermes, Jesús, Quetzalcóatl, Huitzilopochtli, Freya, Inti y muchos más, todos ellos ha nacido según sus tradiciones religiosas el 25 de diciembre…
¿Que celebran todas esas culturas y religiones desde tiempos inmemoriales?
Sin duda alguna al gran Deus Solis Invictus.
Sin embargo, la ambición del hombre, a principios de nuestra era; veló su verdadera historia, mística y significado por considerar creencias paganas el culto al sol.
Eran los tiempos en que el cristianismo en su forma más primitiva empezaba como religión y Constantino, quien practicaba el mitraísmo, consciente de las numerosas divisiones que existían en el seno del cristianismo; en un arrebato conquistador, decidió llamar a los sacerdotes de su imperio y convocar al primer Concilio de Nicea en el año 325 de nuestra era, buscando la unificación de la iglesia cristiana; particularmente en el mayor desacuerdo con la Iglesia de Alejandría que postulaba que Cristo había sido la primera creación de Dios antes del inicio de los tiempos, pero que, habiendo sido creado, no era Dios mismo.
Como resultado del primer concilio surgió una religión oficial para el Imperio Romano, amalgamada de creencias cristianas y paganas subyugadas.
De esta forma el Deus Solis Invictus fue sustituido por un Jesucristo plenamente deidificado, pero conservando su representación simbólica que vive en la mayoría de las imágenes religiosas de nuestra época…
Ahí está silente, el gran Deus Solis Invictus, representado por el resplandor o círculo luminoso detrás o encima de las cabezas de las figuras e imágenes religiosas en todas las iglesias…
San Juan el Bautista fue nacido el 25 de marzo casi coincidente con la llegada de la primavera en un acto simbólico de la iniciación de la naturaleza. Hoy en día, el 25 de marzo se celebra la “Anunciación” en el mismo sentido iniciático según el rito romano y San Juan el Bautista el 24 de junio.
Los mismos evangelios y documentos teologales dan cuenta que Jesús fuera tan sólo 6 meses menor que San Juan Bautista es decir habría nacido en septiembre no en diciembre. Sin embargo, después del Concilio de Nicea, el natalicio de Jesús el Nazareno, al igual que todas las deidades que le anteceden, fue reconocido el 25 de diciembre…
Citas bíblicas en los pasajes que dan cuenta de los últimos días de Jesús hablan de la muerte del mesías y su resurrección al tercer día, en un claro paralelismo de la muerte y nacimiento del magnánimo dios sol.
No me mal interprete, querido lector, esto no es, de forma alguna, un ataque al credo de alguien. Por el contrario, es el reconocimiento de nuestra historia, una que nos une desde el origen de los tiempos.
Así, amable lector, henos aquí celebrando ignorantes una vez más por el gran Sol, no por su muerte, sino por la vida renovada que nos brinda.
Que esa luz perenne ilumine vuestros cerebros y dé cálido confort a sus corazones…
David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.