El día de ayer fue el Día Internacional contra la Corrupción, determinado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De acuerdo a la ONU, “los Días Internacionales nos dan la oportunidad de sensibilizar al público en general sobre temas de gran interés, tales como los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud”.
Gabriel Zaid en su libro, El Poder Corrompe, define la corrupción de la siguiente manera: El uso de la palabra corrupción está documentado desde 1438. Viene del latín corruptio, cuya raíz indoeuropea (reup) comparte con romper, interrumpir, derrotarse (salirse de la ruta) y usurpar. Corromperse es desviarse, echarse a perder, dejar de ser lo que se es. Se dice de las cosas, de las personas y de la sociedad, del ambiente físico y el ambiente moral.
El Secretario General de la ONU comentó sobre este tema en época COVID que: “La corrupción es criminal e inmoral, y representa la máxima traición a la confianza pública. Es aún más perjudicial en tiempos de crisis, como está ocurriendo ahora en el mundo con la pandemia por el COVID-19. La respuesta al virus está creando nuevas oportunidades para explotar la supervisión débil y la transparencia inadecuada, desviando recursos que debían estar destinados a personas que se encuentran en su momento de mayor necesidad.”
Justamente se da esto en medio de varios casos de corrupción señalados de administraciones anteriores a niveles federal y local, así como de las actuales.
De la misma manera, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) también emite la prevalencia de corrupción donde Sonora aumenta de 2013 a 2019 de 5.1 a 12.6 y en el caso del estado de Chihuahua disminuye de 14.7 a 9.4.
Corrupción y Gobierno
Se considera definitivamente al gobierno en sus tres niveles, el espacio típico de corrupción, sin embargo, no se puede reconocer la corrupción gubernamental sin la participación de la Iniciativa Privada (IP) o de individuos.
Es claro que se dan casos desde el gobierno de gente que se enriquece en base a los puestos que ostentan, justificando después, muchas veces en negocios donde se puedan amparar los ingresos aun sin actividad real de los mismos o al menos no a esos niveles. En la serie House of Cards, Frank Underwood le dice a una persona que renuncia a trabajar con el para irse a la iniciativa privada, que esta escogiendo, si se queda en el gobierno es para tener poder, o si se va a la IP es para tener dinero. Ese escenario planteado en la serie, aplicado al sistema político mexicano, tendría una visión diferente pudiendo considerar que con uno se consigue el otro.
Se da de una manera sencilla y hasta natural ya sea la solicitud de “mordida” o directamente el ofrecimiento del proveedor (quienes regularmente consideran ya un sobreprecio de productos o servicios para repartir) y por otro lado se vuelve complicado y hasta riesgoso, el tratar de denunciar un ofrecimiento de corrupción ya que no se cuenta con pruebas ni se tienen evidencias en su caso para inhabilitar o sancionar al que ofrece dicha opción.
No solo eso, la impunidad que se da posterior a estos actos, es igual o más negativa que la corrupción misma, que finalmente es otra modalidad también.
Corrupción y Sociedad
Como lo comentamos, en el ámbito personal o de iniciativa privada también se generan actos de corrupción, así como en operaciones o trámites frente a entes gubernamentales.
Vemos normal como sociedad el pedir favores a personal en entidades públicas, el “tienes un conocido en…” para evitar el trámite, hacer filas o asegurar resultado positivo aun sin cumplir requisitos, mismo modus operandi de algunos funcionarios para sus tramites en cualquier nivel de gobierno. Por algo dicen que el único lugar donde podrías ver a un funcionario público, sobre todo de buen nivel, haciendo fila, seria en Disney.
Como sociedad aceptamos, toleramos, justificamos y hasta premiamos al conocido, familiar o amistad que se ha enriquecido desde el servicio público. Como la anécdota de Zuckermann con un taxista que le dice que todos los políticos son corruptos, todos; a lo que él le comenta que conoce varios honestos y que viven solo de su sueldo.
El taxista murmura, políticos que solo viven de su sueldo, y dice, pues que pendejos…
Es como si no solo se premiara o aceptara la corrupción, pero además como si se rechazara o negara la honestidad.
Conclusión
Comenta Zaid en su libro: “La única solución encontrada hasta hoy es que la doble personalidad y los dobles intereses sean públicos, y que la actuación del representante esté sujeta a sus representados: a su vigilancia, aplausos y castigos”.
También parte de la solución o disminuir los niveles de corrupción es mediante la transparencia absoluta, gobiernos abiertos, el que la información sea publicada por obligación y no tenga que mediar solicitud más que en temas específicos.
Los salarios, gastos, viajes, compras publicadas como obligación en medios electrónicos, no solo para conocer la información, también para que se actúe en consecuencia, no es suficiente saber el precio de las toallas y después tener que agradecer al mismo gobierno por la transparencia.
Carlos Monroy
Doctor en Materia Fiscal. Consultor en Comercio Exterior y Gerente de Consultoría en Palco Consorcio de Comercio Internacional.
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