Hoy los chihuahuenses ensayamos una vez más la incipiente ebullición y el anémico entusiasmo de elegir a nuestros representantes y autoridades.
Originalmente publicado el 26 de diciembre de 2017
La competencia entre las diferentes plataformas políticas está convertida en un diálogo enfermizo y estéril. La ausencia de una razonable posición política y la lejanía de argumentos saturados de juicios lógicos, justifican y permiten deducir que el debate político no es por la conquista o conservación del poder: la lucha por el poder se da en otro ámbito de manera desgarradora.
Es así, que considerar como existente y verdadero únicamente lo que nuestros sentidos perciben y estimar como inexistente y falso lo que no vemos, no escuchamos, no sentimos, nos lleva a percibir conceptos radicalmente equivocados.
En consecuencia, es un riesgo tomar decisiones confusas e inexactas. Este es el realismo ingenuo, origen de múltiples equivocaciones.
Por otro lado, las cosas de dividen en tangibles y en intangibles: las primeras sólo son conocidas a través de los sentidos y las segundas solo se conocen por medio de la reflexión, el razonamiento, el pensamiento.
Con fundamento en los argumentos anteriores. El poder temporal es intangible, en base a que únicamente lo conocemos a través de las facultades mentales. El poder no se puede percibir por los sentidos. Desgraciadamente, el hombre tiene una profunda y arraigada costumbre de conocer exclusivamente por medio de los sentidos. Por este motivo, desconoce en qué consiste y dónde se encuentra exactamente el poder. Debido al nulo uso de las facultades de la inteligencia, única forma de conocer qué es y dónde radica el poder.
Entender que el nacimiento de la sociedad se gesta con la cesión de una mínima porción de los derechos naturales que cada individuo le concede; conservando legítimamente su derecho de elegir a los individuos que administraran sus derechos inalienables a través de la promulgación de la Ley en beneficio de la misma sociedad e individuo, es entender que el poder le pertenece exclusivamente a la sociedad.
Más aun, los partidos políticos y las candidaturas independientes son los medios legales adecuados para buscar la conquista y la conservación del poder. Pero, también son los medios que los grupos de facto confiscan para agraciar a sus intereses particulares perjudican y agraviando a la sociedad.
En los diversos cambios constantes de la sociedad, el poder ha sido ilegítima e inmoralmente ejercido de facto sucesivamente por diversos grupos políticos, religiosos, económicos y sociales.
Ha desaparecido la romántica fórmula de que la soberanía radica en el pueblo debido a que la sociedad carece de interés en ejercitar dicha soberanía: en el desuso ha sido recuperada, alimentada y usurpada por los diversos poderes de facto.
Hoy, el poder político se encuentra concentrado en el sector económico: conformado por unos cuantos personajes poseedores de la mayor riqueza económica, que han surgido por generación espontánea. Engendrados en diversos tiempos dominados por diferentes orientaciones políticas que tanto han lastimado a nuestra sociedad.
Con el debido respeto y admiración a aquellos hombres que han sabido forjar sus bienes en el talento y trabajo en apoyo de la distribución de la riqueza entre la sociedad.
A modo de conclusión: El pueblo ha abandonado su característica más valiosa: ser poseedor de la soberanía y propietario absoluto del poder.
Imposible que la soberanía y el poder estén inactivos, su ejercicio es vital para la existencia del hombre en sociedad.
Motivo este suficiente que justifica a los poderes de facto a usurpar la soberanía y el poder que originalmente pertenecen a la sociedad.
La historia está repleta de conflictos entre los diversos grupos de facto, disputándose la propiedad y ejercicio del poder absoluto, que está circulando y girando sin orden, como vil trompo, dependiendo su trayectoria del grupo de facto que le ejercita y da impulso según sus intereses y la fuerza o violencia con que lo arrebata un grupo diverso. La sociedad abandonó la soberanía y el poder.
Es cuánto ¡un abrazo fraterno!
Guillermo Chávez
Abogado. Filósofo. Columnista.
Buen amigo y consejero, entusiasta. Publicamos cada semana tu columna, en tu espacio en tu memoria.
Descansa en Paz.
Hasta pronto querido amigo.