Si tu barco naufraga no digas “soy un desgraciado” solo di, “el barco ha naufragado”. Seneca.
Desde hace algunos días circulan las noticias sobre los naufragios en la vida de muchos inmigrantes en el vecino país. La tormenta llegó a irrumpir sus esfuerzos y anhelos cimentados en años de trabajo y la incertidumbre han terminado, la realidad es inminente y el gobierno en cabalidad a su propuesta desalojara de su territorio a quienes considera indeseables.
Ante del caos y la desesperación de miles de personas que lo pierden todo, el exceso de optimismo podría parecer indolente, sin embargo, la abundancia del pesimismo tampoco ayuda.
El asombro se asoma entre las platicas y las palabras que se intercambian oscilan entre “no es posible”, “está loco”, “cómo puede hacer eso “, “pobre gente”, “ no hay salida” , “no hay nada que hacer “.
Expresiones de quienes a la distancia del huracán observamos con abatimiento las historias de aquellos que están allá imaginándonos las fatales secuelas de repatriación una vez que después de la lluvia, quizás salga el sol.
En estos días un familiar que radica en el país de Trump, por que asi lo ha dejado ver , con su visión absolutista al estilo de Luis XV, nos platica de la indicación de separar en las escuelas publicas a los niños norteamericanos de los inmigrantes, la indignación llego a sus corazones y se negaron hacerlo, pues aun no existen sanciones para los residentes legales que se nieguen a cooperar con semejantes prácticas.
El país detractor del holocausto, la tierra donde “ Good BlessAmerica, impone el nuevo Apartheid separando a los niños por su condición legal, truculenta de todas las formas posibles sus propias leyes para poner en desventaja a quienes desde que dejaron su patria, ya perdieron.
Ante esta realidad y la que nos espera, la voz que cada uno emite es transcendental, nuestro deber por lo menos , es la de responsabilizarnos de la postura social que asumamos donde los desalojados que nos puedan ver y escuchar encuentren en nosotros un lazo y aferrarse a la lucha de una digna existencia.
Víctor Frankl en el extraordinario libro “ El sentido de la vida , decía que cuando no podemos cambiar una situación , tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.
Hablar de que nos puede mucho esta situación, sin ningún cambio en nuestra conducta o acciones, proyectos o el propio sentido de la vida denota frialdad y desinterés, olvídanos que cuando las barbas de tu vecino vas a pelar, hay que poner las tuyas a remojar y que no estamos exentos de enfrentar un ciclón que nos despeluque el estomago o el alma.
Siempre lo digo , las palabras son importantes , pero no aquellas que estudiamos para quedar como eruditos en las pláticas, si no las que nos decimos internamente … aquellas que en conjunto se reflejan las acciones y las conductas para enfrentar una situación fuera del alcance de resolver, pero en la que tenemos la posibilidad de cambiarnos.
Las pandemias, las guerras, las crisis migratorias y cualquier suceso social de este tipo tambalea el barco de muchos llevándoles al naufragio… pero cuantas veces sin una experiencia de esa magnitud no nos hemos sentido perdidos en la tormenta… que tales situaciones la propia y la ajena nos impulsen a cambiarnos empezando por hablarnos con la decisión de la esperanza , pues son “las decisiones, no las condiciones quien determina quienes somos”.
(VictorFrankl)
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Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace y Vive Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.