¡Sera un gabinetazo!
Declaración del entonces presidente electo Vicente Fox, en relación a su futuro equipo de trabajo.
Durante los largos años de la dictablanda priista, ser llamado a formar parte del gabinete de gobierno de un presidente electo tenia implicaciones que iban más allá de la capacidad o del conocimiento técnico del elegido.
De entrada, quien era seleccionado, se convertía de facto en beneficiario de todos los poderes supralegales que el poder presidencial irradiaba. Se tenia acceso irrestricto a todo lo bueno y lo malo que puede emanar de un poder que por décadas hizo y deshizo en nuestro país.
Aunque, hay que decirlo, hubo casos de secretarios de Estado que cumplieron a cabalidad su encargo, como lo fueron José Vasconcelos, u Antonio Ortiz Mena, quienes desde las secretarias de Educación y de Hacienda y Crédito Publico, respetivamente, se ocuparon de realizar una labor muy destacada.
El primero con una campaña de alfabetización excepcional para su época, y el segundo, conduciendo al país a un largo periodo de estabilidad económica que a la postre seria denominado como el milagro mexicano.
Otro beneficio adicional que se tenía -quizás el más importante- al integrar el primer circulo de gobierno alrededor de la figura presidencial, lo constituía el hecho que el próximo presidente de la Republica habría de salir de uno de aquellos hombres.
El gran elector, en un magno acto de prestidigitación, (Auscultación se le llamaba eufemísticamente) seleccionaba al “mejor” hombre para dirigir los destinos de la nación por los siguientes seis años.
Así fue hasta la elección del año 2000, cuando el neopanista Vicente Fox llegó a la presidencia instaurando un nuevo método que habría de romper con la tradición del viejo régimen: no buscó secretarios de Estado per se, en su lugar, y muy a tono con el pensamiento neoliberal, contrató gerentes de área para dirigir lo que de acuerdo a las nuevas reglas neoliberales sería un muy eficiente, empresarial y por ende, prospero, México Inc.
Los políticos de carrera de la vieja escuela, que habían venido siendo parte de los gabinetes presidenciales, para bien o para mal, empezaron a ser desplazados, más o menos durante el gobierno de José López Portillo, alcanzando ese desplazamiento su clímax durante el sexenio de Ernesto Zedillo, el tecnócrata más gris que hubiera alcanzado la presidencia jamás.
El liderazgo de estos tecnócratas, estaba basado, según nos quisieron hacer creer, en la eficacia que solo la academia puede dar, pero, a final de cuentas, lo ciudadanos de a pie vivimos esa etapa de crisis en crisis. ¿Y los secretarios de Estado? Bien gracias, gorditos, rozagantes, y muy solventes económicamente como el gordo Carstens.
Con Fox en el poder, se invirtió la formula, en lugar de seleccionar políticos que adicionalmente hicieran negocios, se busco a Gerentes del gran capital privado que adicionalmente hicieran política.
Empezando por Fox, gerente el mismo de Coca Cola Company, quien no tuvo empacho en contratar varias firmas de Head Hunters, tal como se acostumbra en la industria privada, para contratar solo a los “mejores” y a los más “capaces” en el mercado. Smith Search, y Korn Ferry International, firmas usualmente utilizadas por la industria privada para contratar a sus gerentes, revisaron cientos de curriculums para armar el gabinete que Fox, a su estilo, bautizo como el Gabinetazo.
Personajes ligados con Telmex, Banamex, Jafra, Gillette, Sabritas, Avantel y/o Bancomer constituyeron el primer cuadro de gobierno, que a base de presentaciones de power point y charlas motivacionales deberían haber llevado nuestro país a un nuevo milagro mexicano.
¿Porque fracasaron si estaban dotados de todo el conocimiento necesario para dirigir grandes empresas? Su propia experiencia empresarial era su mejor carta de presentación, entonces, ¿qué paso?
Obvio que son varios los factores, pero para quien esto escribe, una de las principales razones de su fracaso, está precisamente en lo que para la empresa privada equivale a éxito: la utilidad.
La empresa privada tiene como fin único generar utilidades. El usuario es un cliente, el cual solo se ve, en tanto este puede generar alguna utilidad. El éxito esta en magnificar el revenue, la ganancia. No hay ganancia, no hay éxito.
La conducción de un Estado, es diferente, la ganancia no es el objetivo principal como sí lo es el bien social. Ahí es donde el neoliberalismo se atora, pues el bien social no necesariamente genera ganancias en el mercado, y por tanto, se desecha.
Los primeros seis miembros del gabinete que presenta la presidenta electa Claudia Sheinbaum, aparte de que tendrá sueldos bien remunerados, pero de acuerdo a la austeridad republicana (ganarán menos que la presidenta), tienen en su perfil, como principal eje rector, la búsqueda del bien social.
Marcelo Ebrard conoce muy bien el área económica derivado de su paso por la cancillería durante el sexenio que esta por terminar, siendo México el primer socio comercial de Estados Unidos.
Juan Ramon de la Fuente, se presenta a si mismo, y su posición como secretario de Relaciones Exteriores es el resultado lógico de un excelente desempeño como representante de México ante la ONU.
Julio Berdegué Sacristán, futuro secretario de Agricultura, tiene una amplia trayectoria ligada a instituciones dedicadas a la producción de alimentos agrícolas y para el combate al hambre en América Latina.
Rosaura Ruiz Gutiérrez, será la secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, en sustitución de la anquilosada SEP. Ya ocupó esa misma posición con gran éxito en la CDMX durante la Jefatura de Gobierno de la doctora Sheinbaum.
Alicia Bárcena, ha hecho carrera en ONG’s cuya finalidad es la protección al medio ambiente, y será la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Y finalmente, Ernestina Godoy, fungirá como Consejera Jurídica de la presidencia.
Después del terrible ridículo que hizo Fox en las pasadas elecciones, ya no lo dejan opinar libremente, pero ahora si cabria que dijera según su estilo, ¡este sí que es un gabinetazo!
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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