El Hospital General Regional del IMSS No. 2 de 260 camas censables, 34 especialidades médicas y 21 servicios de atención en Ciudad Juárez, representa la promesa cumplida que hiciera nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador de darle a nuestra frontera el hospital que merece. La promesa la hizo hace exactamente seis años, durante la etapa de transición del gobierno de la 4T y luego de concluir el primer foro sobre la agenda de Construcción de la Paz. El entonces gobernador del estado, Javier Corral Jurado, guió la primera visita al cascarón, que había heredado de su predecesor, de lo que pretendió ser un hospital para atender a la población abierta, o personas sin derechohabiencia, pues en ello se habían invertido recursos del Seguro Popular y había quedado en menos que obra negra. Desde ese momento AMLO hizo el compromiso de darle a Juárez lo que por mucho tiempo necesitaba, un hospital en el que se trataran la mayoría de las especialidades médicas, especialmente las que tienen que ver con el tratamiento del cáncer.
Al poco tiempo nos reunimos con el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer, con quienes en ese momento dirigirían el Issste e IMSS, Luis Antonio Ramírez y Germán Martínez, así como funcionarios de la Secretaría de Salud estatal; en un principio se manejó la idea de conjugar recursos del Issste, IMSS y Gobierno estatal para que el nuevo hospital operara como una especie de condominio que le diera atención a las tres instancias.
Sin embargo, en una decisión contradictoria a la misma petición del gobernador Corral y al espíritu de colaboración que debería de existir, el gobierno de Chihuahua se negó a integrarse al entonces INSABI (con el gobierno de Maru Campos sigue la cosa igual, ahora se niega a participar con el IMSS-Bienestar) para que el gobierno federal se hiciera totalmente cargo del tema de la salud, aunado a ello, las normativas existentes sobre todo en materia laboral complicaban aún más la operación y el origen de los recursos para esta gran obra hospitalaria. Para remachar la complejidad del asunto, el arribo de la pandemia obligó a las instalaciones de salud pública a destinar la mayoría de los esfuerzos para atender una sola enfermedad, se trataba de un asunto de emergencia mundial.
Desde hace dos años, el maestro Zoe Robledo, actual director general del IMSS, retomó el rescate de la obra bajo una conducción implacable. Hay que destacar el papel del Comité Ciudadano de Seguimiento a la construcción del hospital, conformado por representantes de las cámaras empresariales, IMSS, Gobierno estatal y Bienestar, quienes han sido muy puntuales con sus observaciones y propuestas, también el intenso trabajo de Luisa Obrador y Javier Guerrero comisionados por el director general del IMSS fue central para cumplirle a las y los juarenses.
Y es que tratándose del sector empresarial juarense y al mismo tiempo de las y los trabajadores es ahí donde se encuentra el núcleo para la operación del IMSS, sus aportaciones son clave para ofrecerles el mejor servicio. Por muchos años la falta de un hospital con las instalaciones necesarias hacía que los pacientes viajaran hasta la ciudad de Torreón o Monterrey para ser atendidos, lo cual causaba demoras en sus tratamientos y gastos adicionales para sus familiares, a partir de ahora se estará viviendo una realidad distinta, el nuevo hospital dará servicio en materia de especialidades a todo el estado de Chihuahua.
Pero, ¿qué le ocurrió al IMSS para que a pesar del incremento del mercado laboral en la frontera los servicios e infraestructura no fueran suficientes para atender la demanda? Esta noble institución, orgullo de todos los mexicanos fundada por el presidente Manuel Ávila Camacho en 1943 para garantizar el acceso integral de los trabajadores al desarrollo y la salud, por varias décadas, hasta el arribo del modelo neoliberal en 1982, el IMSS tuvo una expansión impresionante, se construyeron hospitales, unidades de medicina familiar, centros de seguridad social, centros recreativos, albercas, teatros, gimnasios el manejo de las pensiones estuvo a su cargo, millones de mexicanas y mexicanos han nacido en los hospitales del Seguro Social y recibieron atención a la salud.
La pesadilla neoliberal, esa larga noche de 36 años que dio al traste con el desarrollo del país y que desmanteló la mayoría del patrimonio nacional, siempre tuvo en la mira al IMSS con el objetivo de privatizarlo, de hecho muchos de sus servicios lo fueron, la subrogación de exámenes médicos, resonancias magnéticas, hospitalizaciones, mantenimiento, medicamentos y hasta de las guarderías se convirtió en un jugoso negocio para unos cuantos; la corrupción de los gobiernos tecnócratas significó un deterioro continuo durante ese lapso.
Pero si acaso hay un dato incuestionable que laceró esta noble institución fue la caída en los ingresos de los trabajadores, por ejemplo, lo que en 1981 un trabajador alcanzaba a comprar con un día de salario mínimo equivalía a lo que se pudiera comprar con 400 pesos en 2018, cuando en ese año el salario mínimo era de 87 pesos. De ese tamaño fue el deterioro salarial, y como los ingresos del Seguro Social están directamente vinculados con las aportaciones obrero patronales y los salarios, por ende la institución se fue empobreciendo, a esto hay que sumarle el arribo de nuevas enfermedades más complejas, nueva tecnología y medicamentos más costosos y el incremento en el número de derechohabientes. Es decir, intentaron condenar al IMSS a su extinción.
El nuevo hospital regional iniciará operaciones esta semana con una inversión de 3 mil 500 millones de pesos y mil millones para su operación anual; se edificó en 75 mil metros cuadrados en el antiguo Galgódromo y ExHipódromo; atenderá a más de 430 mil derechohabientes de Ciudad Juárez y Casas Grandes; formará parte de un modelo de atención a los males que más afectan a los mexicanos como el cáncer, diabetes y afecciones al corazón.
Algunas de las especialidades son de hemodinamia, cardiología, genética, pediatría, neurología, ortopedia, oncología médica y quirúrgica, traumatología y área de personas quemadas.
El nuevo hospital regional de Juárez es una prueba tangible, pero también ha habido otras acciones previas aquí en Juárez se puso en marcha la clínica 70 con 15 consultorios durante este gobierno, en Delicias se renovó la Unidad de Medicina Familiar, en Chihuahua se instaló la clínica de detección y diagnóstico de cáncer de mama que beneficia a más de 180 mil mujeres, también la clínica 69 en la Ciudad de Chihuahua, a esto hay que sumarle la intensa atención a la pandemia con hospitales móviles y la reconversión hospitalaria.
El presidente parece estar allanando el camino para que México sea uno de los pocos países que tienen como valor central el acceso universal y gratuito al cuidado de la salud con servicios de salud de calidad, una aspiración colectiva que sin duda enfrenta múltiples desafíos y debe transcender a la esfera política e ideológica. Tarea que seguiremos impulsando desde el Senado.
Juan Carlos Loera de la Rosa
Empresario y político defensor de la cuarta transformación.
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