Desesperadamente busca la extensión de mandato, casi reelección, con la simulación de elecciones democráticas. La democracia de verdad no importa (de hecho, no existe, pero eso lo platicaremos en otra ocasión), la usaron para llegar, pero ahora estorba, se debe desechar. En este 2024: ¿Hay riesgo de continuidad para el proyecto de López Obrador? En caso de peligro de perder el poder, ¿”soltará al tigre”? Sabes quién es el tigre ¿verdad? Lo hemos visto suelto varias veces en Sinaloa, Tamaulipas, Jalisco Guerrero y Michoacán. Ahora, ni Chiapas se escapa del tigre.
Un recorrido por la historia de la política populista de México
El negocio de la política. Se ha arraigado en la sociedad la idea de que para salir rápido de “jodido” lo mejor es entrarle a la política. Hay muchos “luchadores sociales”, en cada esquina, esperando al mejor postor. Pero ninguno de a gratis, todos chupan el erario. Luego están “los otros” los que no entran a la política por el dinero en sí, aunque no están peleados con el billullo también escarban los confines del erario, pero su principal objetivo es aprovechar la posición para impulsar los negocios personales e intereses propios. A los verdaderos luchadores sociales, a los buenos políticos y a los ciudadanos que sí buscan mejorar la situación del país no los dejan llegar, les dificultan el camino para que no lleguen a estorbar, de facto, los utilizan y luego los desechan.
El populismo mexicano. Con la llegada de Luis Echeverría al poder empezó la putrefacción política en México, con José López Portillo, mejor conocido como “El perro defensor del peso”, empeoró. Casualmente, ambos inspiradores políticos de López Obrador. A ambos líderes les urgía la legitimidad política de sus gobiernos, antes de que se destapara cómo llegaron al poder. En esos dos infames sexenios se crearon “burbujas de progreso”: Compra de voluntades disfrazadas de “apoyos sociales”, subsidios y gasto público sin razón ni disciplina, que dejaban calladito y contento al pueblo.
Las prisas con que se empezaban las obras públicas no permitían el debido estudio financiero y de factibilidad resultando en grandes fracasos y despilfarro del dinero público. Se atacó tanto a los empresarios que la inversión privada descendió a niveles preocupantes, provocando estancamiento económico. En lugar de rectificar, enfrentaron a los distintos sectores de la población creando un ambiente de resentimiento hacia el sector empresarial. Vemos las mismas estrategias en el actual gobierno.
Ambos sexenios terminaron con devaluaciones y graves crisis económicas que afectaron mayormente al sector de menos ingresos. Causaron daños irreparables a la economía del país, que hasta en la actualidad seguimos padeciendo. ¿Eso nos espera?
López Obrador, el parteaguas en la política mexicana
Es verdad, la política no será igual desde la llegada de Andrés Manuel al poder. Ahora es fanfarroneo, bromas, lenguaje vulgar y publicidad sensacionalista. Nada de programas públicos serios, nada de propuestas viables y efectivas, nada de nada. Ahora los candidatos están vacíos, bofos; el que tiene más likes en redes sociales, el que causa más polémica, el que hace reír más al público, gana.
Antes le daban al pueblo pan y circo, ahora sólo circo. Hay más seriedad en la lucha libre que en la política. Se ha vuelto un grotesco espectáculo de farándula.
“Lo dijeron y lo repitieron esclarecidos los portavoces de algo […] De ahora en adelante sólo existirá la cultura del ruido y de la imagen. Y comenzó la planificada destrucción”. Mario Benedetti.
Desfile de bufones
Una señora que se dice científica, pero que no tiene criterio propio. Representante del verdadero “PRIANRD” reunidos todos en una misma cloaca, que, por cierto, los tienen como perros de rancho: “Los amarran en la fiesta y los sueltan en las broncas”. Nada más López Obrador sabe a qué le ladra, los demás, incluida la señora, hacen coro y ladran a lo pendejo. López Obrador y familia ya agarraron, y a manos llenas, y como dijera el filósofo de Güémez: “Bueno compañeros, yo ya me voy, y los dejo, para que el más vivo viva del más pendejo”. Si gana Sheinbaum, le está dejando una bomba política y económica que la va a desfigurar, todavía más. Además, le deja la obligación inmoral de brindarle protección e impunidad.
La señora X, cuyas más grandes virtudes son: tener origen indígena y haber vendido gelatinas en la calle. Ganó popularidad haciendo payasadas en el Congreso de la Unión. Si de verdad buscara el bien para México, debió hacerse a un lado cuando apareció en la escena Beatriz Paredes, defensora de causas, con experiencia política y respetada por todos los bandos, hasta por el mismo López Obrador. La señora Paredes pudo haber logrado Movimiento Ciudadano se uniera al “frente opositor”.
Y el rezagado. Un bufón de semáforo. Bofo-bofo, sin sustento ni consistencia política, como su titiritero que le dejó el lugar, porque tuvo que regresar despavorido a la impunidad que le da el cargo de gobernador.
Lamentable. Tenemos décadas votando “por el menos peor”, pero hoy ni a quién irle.
Demagogia
“Al pueblo hay que decirle lo que quiere escuchar”, se le oye decir a un “luchador social” en un vídeo que circula desde hace mucho tiempo en la plataforma de YouTube, cuando ve que lo están grabando dice: “apaga esa chingadera”, ese “luchador social” hoy es presidente de la República. Práctica recurrente de López Obrador, decir lo que la gente quiere escuchar, prometer lo que anhelan, aunque sabe que no cumplirá. Mentir para manipular los sentimientos y emociones de la gente con simulaciones y mentiras. Los políticos han visto que eso funciona, ahora todos lo hacen con total descaro, de izquierda o derecha.
En el manual de la propaganda NAZI, creado por Joseph Goebbels, hay cuatro de los 11 principios que, con grandes similitudes, sino exactitudes, aplica el gobierno actual. No, no estoy exagerando al comparar la estrategia propagandista del partido de Estado, MORENA, con la propaganda NAZI, es un hecho que a simple vista puedes comprobar:
- “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa por convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental que realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.
- “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. Es decir: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y se convierte en verdad”.
- “Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones”. ¿Te recuerda esto a las “mañaneras”?
- “Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas”. ¿Te recuerda esto a las polémicas de la estatua de Colón o a las alabanzas a Juárez?
La razón de que un político demagogo llegue al poder
Un opositor de los NAZIS, Dietrich Bonhoeffer, reflexionó, mientras estaba encarcelado en un campo de concentración, sobre la razón del ascenso del infame Hitler al poder, siendo que el pueblo alemán es tan culto y civilizado. Concluyó que la causa principal fue la estupidez humana, que es más peligrosa que la maldad. El estúpido siempre cree que tiene la razón, aunque le metas por la nariz las pruebas que contradicen su creencia, es más ciego que el ciego y más sordo que el sordo. Si intentas convencerle con argumentos y razones obvias, se enoja y ataca.
Muchos años después, un historiador italiano, Carlo Cipolla, publicó un ensayo en el que describía las leyes básicas de la estupidez humana: “La estupidez es independiente de cualquier característica de la persona, no depende de su riqueza, nivel cultural o social”. “El estúpido perjudica a otras personas sin ganar nada e incluso autoperjudicándose”.
Parafraseando a el gran filosofo contemporáneo, Facundo Cabral: “Por más temprano que te levantes, siempre encontraras a un pendejo, y si es un pendejo magnético, ten cuidado, porque reúne a tantos pendejos que hasta lo eligen presidente”.
Por último, pero sin ser cuanto
Alberto Moravia dijo: “Curiosamente los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado”. Y, parafraseando lo que dijo alguien anónimo, ¿hay algo peor que un político hipócrita, cínico y corrupto? Sí, un ciudadano que lo defienda y, peor aún, a sabiendas de que ese político es hipócrita, cínico y corrupto. Ciudadano, el gobierno cree que eres un gran imbécil, deja de demostrar que tiene la razón.
Bueno, pues, así las cosas, si no cambian, pues van a seguir igual. Tanto con la política como con el agua, si no fluye es charco, y si se estanca se pudre.
Aly Corany Abdallah
Liberal, apartidista, socialdemócrata.
Licenciado en Desarrollo y Gestión Empresarial. Licenciado en Derecho (en proceso de titulación). TSU en Comercialización Inmobiliaria. Se desempeña como Asesor Profesional Inmobiliario y Asesor Profesional en Seguros.
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