Increíble que todo lo más negativo de lo que mueve al mundo criminal, proviene del consumo de drogas ilegales y de la ingesta del alcohol y sus derivados. El negocio más redituable que genera ganancias millonarias, permitiendo el lavado de dinero a través de negocios establecidos que se sostienen precisamente del mal habido.
También genera violencia, maltrato y desintegración familiar en todos los estratos sociales, a quienes son víctimas de cualesquier adicción, llámese alcoholismo, tabaquismo, narcóticos, juego y apuestas. Todo va más allá de la imaginación, de lo que prevalece en el mundo oscuro de los negocios que aparentan familias honorables.
Tras ello está la corrupción, que inmiscuye a todas las autoridades de las tres esferas de gobierno, en las que se encuentran infiltradas personas que pertenecen a las diversas organizaciones que controlan el mercado internacional de drogas, enervantes, armas y los negocios que se derivan del tráfico de influencias que ejerce el poder económico, como lo son los permisos, licencias y licitaciones entre otras.
El poder económico es internacional y como tal rebasa las fronteras en los países más importantes comercialmente hablando. Por lo que las organizaciones mundiales creadas con el objeto de globalizar el bienestar social, también han sido controladas para controlar la voluntad humana, a través de los derechos humanos. Lo que ha venido transformando paulatinamente la forma de vida tradicional, a la vida libertina que deroga todos los malos hábitos y adicciones bajo esquema del libre desarrollo de la personalidad.
Así tenemos que todo lo que antes era malo, o debía prohibirse, hoy está permitido y está prohibido prohibir. De tal suerte, que si las organizaciones mundiales son corruptas, no podemos esperar menos de las autoridades internas. Por ello la confianza depositada en los tres poderes de la federación están debilitados por sus integrantes, que los han desprestigiado por ser cómplices del sistema.
No pasa desapercibido el poder eclesiástico, que también abusa de la fe de sus feligreses, mediante mensajes directos y subliminales, para dar gusto a los funcionarios o gobernantes que utilizan a los altos jerarcas para lograr propósitos unidos a la corrupción, tales como inducir el voto hacia cierto partido político, o provocar desestabilidad social a través de los grupos, fundaciones y asociaciones que generalmente son dirigidas por personas honestas, de buena fe y que son creyentes.
Y así podemos hacer una lista interminable de la corrupción que tenemos, hasta la médula en la república mexicana, como lo son los medicamentos controlados como parte de otro gran negocio. Entre más enfermos, más ganancia. El estrés, los miedos y la acelerada tecnología que nos hipnotiza con sus mercancías, produce todas las enfermedades que existen y repercute en las ganancias millonarias de la industria farmacéutica.
Por todo lo anterior, no necesito dar más detalles de nombres de políticos o funcionarios que nos vienen a la mente. Así como la vida que tuvimos en el pasado cuando éramos niños y que no había tanto problema. O el suspiro natural que se siente por la nostalgia de un pasado romántico, en la que solo éramos hombres y mujeres y los padres educaban con reglas bien definidas. Teníamos más conocimiento en general, más capacidad y mejor educación sin las grandiosas herramientas que existen actualmente.
Con todos los adelantos deberíamos estar mucho mejor y no es así. El desorden social, la locura, la desesperación, la deshumanización e insensibilidad humana, proviene de las adicciones mencionadas. Somos consumidores de todo lo que daña la inteligencia y afectamos con nuestra conducta a quienes más queremos. Nos han engañado desde niños, bajo la creencia de vivir en un mundo de amor odiando al prójimo. Peleando entre nosotros. Separando a los padres de sus hijos.
El cambio verdadero y la transformación del país, no se pueden lograr con el líder nacional solo. Somos todos los mexicanos los que debemos unirnos, en un movimiento nacional de concientización para comenzar una nueva vida sin adicciones, y con medidas de prevención efectivas sobre todo para la niñez.
Del lado positivo también tenemos mucho de donde aprender. Para superar las adicciones existe ayuda profesional gratuita e información internacional. Es preciso fomentar la unidad familiar y el perdón. Tener humildad para aceptar y admitir nuestros errores. Derrotarnos para triunfar.
Héctor Molinar Apodaca
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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