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    noviembre 21, 2024 | 7:51

    El puercoespín.

    Publicado el

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    La conciencia colectiva es uno de los más grandes retos que hemos enfrentado como humanidad. Somos individuos sociales, nos unimos en tribus organizados por familias, afinidades, condición política o económica… Existimos juntos, pero separados.

    Se acerca el frio y con ello la búsqueda natural del calor y el encuentro con otros.

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    Estás fechas me recuerdan que al final somos como los puercoespines en medio de las olas gélidas.

    Cuenta nuestra historia que en la era de hielo muchos animales murieron a causa de las bajísimas temperaturas, los puercoespines al darse cuenta de esto decidieron unirse, en grupo. De esta manera se abrigarían y protegerían entre sí, pero las espinas de cada uno herían a los compañeros más cercanos, los que justo ofrecían más calor. Por lo tanto, decidieron alejarse unos de otros y empezaron a morir congelados.

    Tuvieron que hacer una elección: aceptaban las espinas de sus compañeros o desaparecían de la Tierra. Con sabiduría, decidieron volver a estar juntos, de esa forma aprendieron a convivir con las pequeñas heridas que la relación con una persona, muy cercana, puede ocasionar. Lo más importante es el calor del otro.

    Mientras el calor del mundo nos acoge la individualidad nos viene bien, nos mantenemos separados y ciertamente, nos acercamos sólo a aquellos que nos beneficien; cuidando siempre que no nos dañen.

    Sin embargo, cuando el frío llega y tenemos la necesidad de estar cerca unos de otros, demostramos nuestra verdadera tolerancia humana. Cuando para salir de un problema, desarrollar un proyecto requerimos de otros es necesario aguantar sus espinas.

    La unión hace la fuerza, pero la unión no es solo aceptar las virtudes de quienes nos acompañan, si no entender que uno cada uno posee, como los puercoespines, navajas filosas que de manera casi inevitable nos hieren. Nos necesitamos juntos, pero nos lastimaremos.

    Tener paciencia hacia los errores humanos tiene que ver con la aceptación de las personas tal y como son sin que eso me agreda u ofenda. Tiene que ver con encontrar de manera consciente y armónica el equilibrio de la balanza entre la tolerancia con la humanidad del otro y el límite de mi dignidad personal.

    Tiene una relación directa con la propia aceptación y seguridad donde las manifestaciones muy particulares de la forma de pensar, hablar, proceder, sentir y expresarse no nos incomoden, intimiden o causen miedo.

    El único límite para que alguien sea como quiere ser es, y debería ser, que no lastime, violente o vulnere los derechos de nadie.

    Lo demás, son prejuicios ególatras.

    Cuando alguien llega a creer que su forma de proceder es la única y verdadera habrá perdido la oportunidad de aprender de la grandeza de las espinas que el equipo   puede ofrecerle y con la opción de alejarse evitará alguna herida, pero tarde o temprano morirá de frío.

    En un equipo de trabajo está aceptación es fundamental.

    El éxito de un equipo, lejos de medirse en logros se percibe en el nivel de entendimiento y bienestar de quienes lo integran. Nos unimos para crecer, aunque nuestras limitaciones nos separen.

    La fórmula para permanecer en equipo basada en la aceptación y el respeto pudiera parecer sencilla, sin embargo, es extremadamente difícil de aplicar.

    La egolatría, el egoísmo y el egocentrismo nos impiden tolerarnos desdeñando el valor y talento de las personas que no se acomodan a nuestras visión y necesidades particulares.

    Quizás algunos somos puercoespines con un calefactor integrado seguros que sobreviviremos ante cualquier tormenta sin la necesidad de nadie.

    Quizás y no nos demos cuenta de que una atención o una palabra amable sean capaces de calentar el iglú en que quizás vivimos y que el combustible más valioso y económico que existe es el amor.

    Que las heridas del contacto humano se sanan pero que la lejanía tarde o temprano nos congelará el alma y con ella los proyectos que requieren más que personas voluntades.

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    Rocío Saenz

    Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.

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