El agua es un derecho humano fundamental, a tal grado que el artículo 4 de la constitución política de nuestro país establece que “Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible” incluso la ONU también reconoce este derecho en todos los seres humanos.
El agua es la esencia de nuestra existencia, es el recurso que sostiene nuestra vida, nuestros cultivos y nuestra higiene. Sin embargo, a pesar de su importancia, es fácil olvidar que el agua que fluye de nuestros grifos no es ilimitada ni gratuita. Es un bien finito, cuidadosamente tratado y llevado hasta nuestras casas, escuelas y trabajos gracias a un sistema que depende de nosotros para mantenerse en pie.
En muchas partes del mundo, abrir la llave y llenar un vaso de agua es un lujo impensado. En algunos rincones de nuestro propio país, hay comunidades que aún caminan kilómetros para conseguir este líquido vital. Nosotros, que tenemos el privilegio de un acceso constante, debemos asumir una responsabilidad fundamental: pagar por lo que consumimos.
Imagina el viaje del agua antes de llegar a ti. Desde su origen en ríos, lagos o acuíferos, pasa por procesos de captación, purificación y distribución que requieren infraestructura, tecnología y esfuerzo humano. Cada litro que utilizamos implica costos para garantizar su calidad y seguridad. ¿No es justo, entonces, contribuir a que este sistema siga funcionando?
Cuando ignoramos el pago de nuestros recibos de agua, estamos debilitando un servicio del que dependemos todos. El mantenimiento de tuberías, plantas de tratamiento y redes de distribución se ve afectado, y las comunidades más vulnerables son las primeras en sufrir las consecuencias.
Hace unos días se hizo viral el video de un chico que estaba muy molesto porque le cortaron el agua por falta de pago, se da cuenta que era su día de corte, va y paga y cuando regresa ya no tenía el servicio y armó tremenda cantalera en redes sociales. Me pregunto ¿así se quejará cuándo no paga los servicios de “streaming” e internet o esos no se le olvida pagarlos? Y eso que esos servicios no son esenciales para la vida, pero le aseguro querido lector que esos no se le olvida pagarlos nunca.
También he visto como diferentes páginas de redes sociales se dedican a criticar los trabajos de la J+, que si zanjas por aquí y por allá. Mire, mi afán no es defenderla ni mucho menos, pero si hay que estar conscientes que han invertido cerca de 3 mil millones de pesos en esta ciudad, mejorando así el suministro de agua potable. Y en política hay un dicho que reza: “las obras que no se ven no pesan” y mire, esa cantidad como esta por debajo de la tierra pues no le damos el debido valor como ciudadanía, pero yo aun no conozco una ciudad que transporte el agua por los cielos.
Hagamos conciencia, también se llevan el agua de nuestras casas, si no imagine que toda el agua de su sanitario se quede ahí mismo… es más no quiero ni pensar los focos de infección que habría por toda la ciudad por culpa de la plaga de los “popodrilos”.
Es nuestra responsabilidad ser parte de la cultura por el agua, mire la J+ en lo que va del año ha recibido 156 denuncias ciudadanas, a encontrado 175 tomas clandestinas, a realizado más de 740 actas de hechos y sanciones, ha regalado miles de “sapitos” para que el tanque de su sanitario no tenga fugas, también miles de relojes para que contabilice el tiempo de su baño, estan pues haciendo su chamba, esa chamba silenciosa, que por unos meses genera conflictos viales, pero que aseguran que las futuras generaciones sigan contando con el vital líquido.
Pagar por el agua que consumimos no es solo un acto económico, es un acto de conciencia. Es un compromiso con el presente y con las generaciones futuras. Es entender que, aunque el agua fluye con libertad, su conservación y distribución dependen de nuestra voluntad.
Tomemos un momento para reflexionar: cada gota que desperdiciamos, cada factura que ignoramos afecta a toda la red que comparte este recurso con nosotros. Hagamos nuestra parte, con responsabilidad, con amor y con el profundo respeto que el agua merece.
Hoy es el momento de actuar. El agua, es un derecho; y con cada derecho viene una responsabilidad.
César Calandrelly
Comunicólogo / Analista Político