“Increíble que no haya una clara percepción en Mexico de que estamos a punto de que nuestras libertades se destruyan y desaparezca nuestra democracia”
Carlos Angulo, artículo publicado en ADN el 27 de junio del 2024
Desde el 2003 aproximadamente, con Vicente Fox a la cabeza del gobierno federal, y un priismo alicaído por haber perdido la presidencia de la República por primera vez en su historia, pero aun con bastante poder en la forma de gobernadores y legisladores, dio inicio la campaña negra en contra de López Obrador, que por entonces, como jefe de gobierno, se perfilaba como el futuro y férreo contendiente de la izquierda para las elecciones presidenciales del 2006.
“López Obrador, ¡Un peligro para México!” rezó el eslogan acuñado por el español Antonio Solá, y que poco a poco se fue consolidando como el principal argumento en contra de AMLO. Se le tildaba de intolerante, de autoritario y de aspirante a dictador.
En un video de campaña del PAN, se presentaba dramáticamente una pila de ladrillos que representaba al segundo piso realizado durante la jefatura de gobierno de López Obrador de quien se decía que con sus planes solo iba a generar crisis, deuda, devaluación y desempleo, el final obvio: ¡la catástrofe!
En aquel 2006, basados en esa costosísima campaña negra, y con la intervención abierta de organismos empresariales y del propio presidente Fox, muy apenas lograron contener al movimiento obradorista, cuando Felipe Calderón obtuvo un magro medio punto porcentual sobre Andrés Manuel.
En los años subsecuentes, el PRIANismo ya no pudo utilizar esos adjetivos como parte de una campaña formal, porque la ley electoral se modificó para evitar, o por lo menos limitar, las campañas de lodo, pero eso no obstó para que los liderazgos de ambos partidos PRI y PAN, repitieran ad nauseam que López Obrador nos llevaría al desastre en cuanto foro, reunión, mitin o entrevista se presentaron.
Todavía en la elección del 2012 lograron contener al obradorismo echándole al proceso carretadas de dinero, y repitiendo aquí y allá, que con López Obrador como presidente, nuestro país se iría por la borda.
Por eso cuando en el 2018, la sociedad mexicana voto por AMLO de manera abrumadora, muchos de los seguidores del PRIANismo, catastrofistas convencidos, realmente estaban asustados y repetían como mantra “¡hay que comprar dólares porque se viene una terrible devaluación!” o “¡Nos vamos a convertir en Venezuela!” o “¡Nos quiere llevar al comunismo!”
Empezó el régimen de López Obrador, y poco a poco el peso se fue apreciando, se disipó el fantasma de la devaluación; los periodistas pudieron ejercer su oficio con toda libertad, de tal manera que ningún periodista fue perseguido o reprimido desde el poder por ejercer su oficio.
Pero sobre todo, la empresa privada siguió existiendo, no ocurrieron las expropiaciones masivas como predicaron los lideres de la oposición, y por tanto, el tan temido comunismo nunca llegó. Y sin embargo, el discurso de la oposición, por lo menos el de algunos de sus destacados lideres, como Carlos Angulo Parra, a nivel local, siguen negando la realidad.
Siguen predicando la inminencia del venezolanato.
Hace apenas una semana, don Carlos escribía en su columna Última Instancia, las palabras que reproduzco en el epígrafe que da arranque a este texto. En lugar de hacer una autocritica ante la magnitud de la catástrofe electoral que sufrió su partido y aliados …sigue predicando la inminencia de una dictadura.
Fiel a la política catastrofista que la oposición viene manejando con evidente desdén por la realidad, don Carlos predice “…un gran colapso en nuestro sistema de justicia de consecuencias incalculables”. Es evidente que desconoce el contenido de la reforma propuesta, y, mas aun, ignora que en estos precisos instantes, se llevan a cabo foros para enriquecer dicha propuesta.
Esperemos que ahora sí, la oposición se sume a la discusión, y no caigan en el mismo error de los legisladores opositores salientes que sin el menor rubor se declararon en huelga de brazos caídos, la tristemente célebre “moratoria legislativa”.
Menciona el señor Angulo que l@s votantes mexicanos no le dieron a la nueva presidenta la capacidad de “…cambiar nuestro sistema político” porque no le dieron, Carlos Angulo dixit, la mayoría calificada. Lo cierto es que si bien faltan algunos senadores, con trabajo político y discusión, se puede alcanzar esa mayoría calificada, y llevar a cabo las reformas que la sociedad mexicana demanda.
Por eso se obtuvo esa votación tan mayoritariamente abrumadora que don Carlos tiene dificultad de ver.
En fin, don Carlos y muchos de los liderazgos panistas, empezando por su presidente nacional, el malogrado Marko Cortez, siguen sin reconocer que solo representan a una minoría de l@s mexican@s. Una minoría que tiene todo el derecho de expresarse y de tener representación en los diferentes ámbitos de gobierno, y que de hecho los tienen, conforme a derecho.
Pero para poder crecer, tienen que empezar por reconocer su realidad, la sociedad mexicana, en forma mayoritaria no esta de acuerdo con sus propuestas y sus temores; realmente lo increíble es que ellos no tengan la clara percepción del limitado tamaño que representan en el espectro social.
Hasta que hagan esa autocritica, atendiendo a voces como las de Gil Zuarth o Damián Zepeda, entonces, solo entonces, van a poder empezar el camino de la recuperación electoral y social. Mientras tanto, seguirán atrapados en la burbuja onanista de sus miedos y contradicciones.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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