Originalmente publicado en MéxicoKafkiano.com el 5 de Mayo de 2014

Hace unos días sucedió algo que pudo haber dejado con un buen sabor de boca a las personas que defienden la equidad de género en el mundo, y que son asiduos lectores de quienes osan escribir en nuestro complicado y muy amado idioma español: Elena Poniatowska, la periodista, escritora y activista social mexicana, de origen polaco, que mucho ha dado ya de que hablar durante su larga carrera en este mundo de las letras, ganó el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes. Según trascendió en los distintos medios internacionales, Poniatowska es la cuarta mujer que ha obtenido este premio, que lleva ya 38 años ofreciéndose.

Quienes conocen la vida y obra de esta escritora, le reconocen un gran talento para mostrar la realidad desde ángulos que suelen permanecer ocultos y para utilizar la entrevista como una herramienta básica y muy poderosa de investigación. En cuanto a su desempeño como literata, es algo que se ha puesto en tela de juicio varias veces, pero ella ha salido victoriosa.

Durante la recepción del afamado premio, frente a los reyes de España, hubo algo que me llamó la atención: a Poniatowska le dio por mencionar a Ciudad Juárez:

(…) Aprendí el español en la calle, con los gritos de los pregoneros y con unas rondas que siempre se referían a la muerte. “Naranja dulce,/ limón celeste,/ dile a María/ que no se acueste./ María, María/ ya se acostó,/ vino la muerte/y se la llevó”.

O ésta que es aún más aterradora: “Cuchito, cuchito/ mató a su mujer/ con un cuchillito/ del tamaño de él./ Le sacó las tripas/ y las fue a vender./ -¡Mercarán tripitas/ de mala mujer!”.

Todavía hoy se mercan las tripas femeninas. El pasado 13 de abril (sic), dos mujeres fueron asesinadas de varios tiros en la cabeza en Ciudad Juárez, una de 15 años y otra de 20, embarazada. El cuerpo de la primera fue encontrado en un basurero.
Porque bueno, nada más en Juárez se matan mujeres; es como una máxima de todo aquel que habla de nuestro país cuando va de visita a otros lugares.

Para quienes no viven en Burritoland, deben saber que la escritora se refería a los crímenes ocurridos el pasado viernes 11 de abril, cuando en un lapso de dos horas fueron localizados en distintos puntos de la ciudad los cuerpos de la estudiante Anahí Contreras Valdez, de 15 años de edad, y el de Wendy Janeth Miranda Marrufo, de 23 años.

En el caso de la estudiante, aún vestía el uniforme cuando su cuerpo fue encontrado a la una de la tarde en un lote baldío. Tenía atados sus pies y manos con corbatas plásticas y sus ojos cubiertos con un trapo sujetado con cinta adhesiva color canela. Según la Fiscalía General del Estado, se cuenta con avances en la investigación que señalan que pudiera tratarse de una venganza de tipo personal.

La otra mujer fue encontrada en una brecha dentro del perímetro de la ciudad. Tenía varios días de haber muerto de asfixia por sofocación, su cabeza estaba cubierta con una bolsa de plástico y presentaba golpes en diferentes partes del cuerpo. El peritaje ya indicó que no estaba embarazada.

En ninguno de los casos hay detenidos.

Terrible, sí, pero ¿sabrá Poniatowska que, de hecho, el Estado de México es el lugar con más homicidios de mujeres en toda la república; ellas no merecen menciones, o justicia?

¿Y qué hay de los más de 120 mil muertos que dejó la estrategia fallida contra el narcotráfico del expresidente Felipe Calderón?, ¿ellos no cuentan por no ser mujeres, o por no ser de Juárez?

Como juarense, estoy hasta la coronilla de que se use nuestro nombre para hablar de la parte sucia del país, como si fuéramos la sobrina desobediente de una familia de putas. Como periodista, considero incorrecto que sólo se muestre una parte de la realidad: la que se vive en Juárez, porque, bueno, a Juárez ya lo ven feíto, ¿qué tanto es una raya más al tigre?

Y en ese orden de ideas, ¿Cuánto tiempo vivió la señorita Poniatowska en Ciudad Juárez? Jamás he escuchado por las calles de mi frontera las palabras misóginas y crueles con las que dice que aprendió a hablar español, lo cual contradice la teoría expuesta de que sólo aquí las mujeres atrapamos balas y machetes con la boca.

Poniatowska: ¿Qué has hecho por Juárez y qué ganas con lastimarnos más en un discurso, con evidenciarnos frente a personas que tampoco han hecho nada por esta ciudad? No faltaron los literatos con ínfulas de pensar distinto que salieron en tu defensa indicando que el sol no se puede tapar con un dedo, y que, efectivamente, en Juaritoz estamos llenos de mierda.

Insisto: ¿Sólo aquí matan gente; de qué parte del sol hablamos?

No soslayo la importancia de que una escritora de México haya sido reconocida a este nivel, pero no entiendo la insistencia de los mexicanos de poner el dedo sobre un moretón, cuando tienen el cuerpo lleno de llagas. En todo caso, en Juárez necesitamos obras, participación, atención, y no que vayan con el chisme a la vecina de que hacemos las cosas mal.

Karen Cano

Escritora, feminista y periodista de Ciudad Juárez, sobreviviente de la guerra contra el narco, egresada de la Universidad Autónoma de Chihuahua, reportera desde el 2009; ha trabajado para distintos medios de comunicación y su trabajo literario ha sido publicado en Ecuador, en Perú y en distintas partes de México.