Como dice una cosa, luego él mismo se desmiente y dice otra. Nada de lo que dice es verdad ni es mentira; ni siquiera tiene un cristal para mirarse. Conocido por actuar en la sombra, entre los matorrales. A veces disfraza sus intenciones de manera tan obvia y simple que suelen pasar desapercibidas para el grueso del pueblo. Otras veces las disfraza de buenas obras, pero lo único bueno en ellas es lo que sirve a sus intereses propios. Sin mencionarlo, muchos “ya saben a quién” me refiero.
La historia registra que hace 113 años se inició la Revolución Mexicana y que, al parecer, no ha terminado. Fue provocada por la actitud de un personaje, por unos odiado y por otros muy amado: don José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, mejor conocido como Porfirio Díaz. Hoy vemos ciertos rasgos políticos parecidos, casi idénticos, en don Andrés Manuel López Obrador, mejor conocido como AMLO. Muchos odian a don AMLO y otros lo aman incondicionalmente; para algunos es el héroe que necesitaba México, para otros es el villano que llegó para destruirlo. Lo cierto es que no pasa desapercibido. En la oposición causaba noticia, en el gobierno él es la noticia. AMLO es el dueño y señor del momento; nadie más que él debe dirigir este país, ni siquiera la señora a la que solo le echó el ojo, porque él se quedó con el mando.
¡Qué casualidad! Un títere prestanombres, como Manuel González. En esto también se parecen don Porfirio y don AMLO. La historia dice que Manuel González solo llegó a robar; el poder seguía íntegro en manos del General. Otra “casualidad” de la vida es que don AMLO y don Porfirio respiraron los mismos aires de La Ventosa, ya que ambos nacieron en el Istmo de Tehuantepec, la zona más angosta de México, donde las dos Sierras Madre originan fuertes y constantes vientos. Madres es lo que va a valer México si don AMLO también quiere emular a don Porfirio buscando quedarse indeterminadamente en el poder.
De manera oculta, pero obvia, don AMLO está constantemente interviniendo en el proceso de la elección presidencial, que, por cierto, inició ilegal e impunemente con mucha anticipación y como es costumbre, sin que nadie le diga nada para no hacerlo enojar y que empiece a despotricar. Su recurrente intervención en el proceso de elección me parece otra de sus audaces jugadas politiqueras, como la bien planeada con Peña Nieto: “te dejo pasar, para que luego tú me pavimentes el camino al Palacio Nacional y me dejes pasar”.
Lo que está haciendo don AMLO es una estrategia maquiavélica digna de campeones:
- Propone, apoya, mejor dicho, unge a una persona que no tiene personalidad ni vida propia. Últimamente lo ha mimetizado en el discurso y hasta en el acento. Se dice de la comunidad científica, pero de criterio científico no tiene absolutamente nada. Es la representación de Manuel González de don Porfirio.
- “Agárrenme porque me voy”, la comedia política del excanciller, el mejor amigo de AMLO, que digo, su carnal. Otra vez le cedió el paso a la buena, porque si no hay lealtad ciega, hay destierro y desprecio, además de persecución. No tiene el suficiente control sobre él como para que siga ejerciendo realmente el poder, entonces, como con Peña Nieto, “deja pasar y luego pasas tú a la segura en el 2030”, claro, después de haber consolidado el Obradorato.
- Aparece en el ruedo una señora que se dio a conocer y llegó haciendo payasadas igual que él, pero ya que se afianzó de la precandidatura, rectificó y ahora sus discursos son más centrados y serios. Le preocupa tanto a don AMLO que desvaría durante horas en su contra.
- Aquí la extraordinaria estrategia maquiavélica:
- Primer acto: Apoya con todo a su títere; cuando se dice con todo, es con todo: todo el peso del gobierno en los tres niveles y los poderes fácticos que controlan la mayor parte del territorio nacional.
- Segundo acto: Incentiva, apoya y, casi ordena, que el “gober precioso” de Nuevo León, hoy gober con licencia, que por pedirla casi le sale el tiro por la culata, llegue para dividir el voto opositor, que de realmente oposición no tiene.
- Acto comodín, que entra entre actos y aplica en todo momento: Interviene directa e indirectamente en el proceso de elección presidencial. Actos de precampaña cínicamente disfrazados de “libertad de expresión”. Injerencia descarada en el proceso y en las decisiones de los poderes legislativo y judicial, con el propósito de doblegarlos. Reorganización a modo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Renuncia un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación “al que no se le puede obligar a seguir en el cargo”, para dar paso a alguna incondicional más al cargo, y de paso que se sume a la campaña de su títere.
- Si su títere pierde, pedirá a todos los alcahuetes ocultos en la “oposición”, repito, es inexistente, que soliciten la nulidad de las elecciones, quedándose él en el poder mientras se resuelve la “controversia”.
- A río revuelto, ganancia de pescadores. Cambian algunas comas y algunas palabras a la Constitución Federal y pum, don AMLO se queda por tiempo indefinido en el Palacio Nacional, hasta que se haga una nueva Constitución. No es reelección, es extensión del mandato, nada más.
Esta estrategia parece sacada del imaginario de los “adversarios” de don AMLO. Él ha dicho que se retirará definitivamente de la política al término de su mandato y se irá a La Chingada, Palenque, Chiapas a disfrutar de su muy merecida pensión (por cierto, últimamente se han intensificado los vuelos privados hacia ese destino, incluso de aviones comerciales que no cubren esa ruta). Pero, como dice una cosa, luego se desdice y dice otra, porque nada de lo que él dice es mentira, pero tampoco es verdad y no tiene cristal para mirarse, porque todo lo hace en la sombra, lejos del vulgo. Si el pueblo bueno y sabio le insiste en que se quede, pues, ¿quién es él para negarse? “Él ya no se pertenece, le pertenece al pueblo”.
Aly Corany Abdallah
Liberal, apartidista, socialdemócrata.
Licenciado en Desarrollo y Gestión Empresarial. Licenciado en Derecho (en proceso de titulación). TSU en Comercialización Inmobiliaria. Se desempeña como Asesor Profesional Inmobiliario y Asesor Profesional en Seguros.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.