En los tiempos que corren, abordar el tema de la seguridad o inseguridad pública desde cualquier trinchera debe hacerse desde una perspectiva responsable, tratando de aportar para resolver la grave problemática que padece todo el país, pero que, en Chihuahua, con casos tan graves como el ocurrido el pasado jueves 11 de julio en Ciudad Juárez, con 11 personas asesinadas, 9 de ellas civiles inocentes, cobran especial relevancia.
Para quienes vivimos en Juárez durante el periodo 2008-2012, el de la guerra contra el narco declarada por el presidente Felipe Calderón Hinojosa, lo vivido el jueves pasado en Juárez reabrió una herida muy grande, que aún no terminaba de sanar y que hoy vuelve a sangrar y a revivir un dolor lacerante.
Por ello, atestiguar expresiones que tienen como objetivo obtener lucro político de una situación tan delicada, intensifica ese dolor y genera una sensación de coraje y a la vez de impotencia que llevan a cuestionar la ética y la moral de quienes colocan por encima del dolor de los familiares de las víctimas mortales de ese jueves negro sus intereses personales o de grupo.
En ese sentido, resulta más que lastimoso el mensaje del coordinador de la fracción parlamentaria del Partido Acción Nacional, Mario Humberto Vázquez Robles, quien, sin el menor empacho, cuando todavía estaban ocurriendo los ataques de delincuentes en contra de juarenses inocentes expresó: “Este es el resultado de un gobierno federal que está más ocupado y preocupado por las elecciones en 2 años que del bienestar de los ciudadanos que gobierna”.
Bien dicen que lo que alguien expresa dice más de sí mismo que del objetivo de sus expresiones. Es demasiado obvio que Vásquez Robles introduce el tema electoral porque ese fue el objetivo de sus dichos, lo demás poco le importó, lo prioritario para él fue sacar raja política de un hecho tan lamentable y doloroso. No es el objetivo de este escrito analizar la capacidad intelectual del diputado sino la intencionalidad de sus expresiones.
No fue el único que reaccionó de tal manera, pero considero que por la representatividad que conlleva su cargo y el momento en que realizó sus comentarios es que cobra la relevancia comentada en un principio de este escrito.
En contraste a lo antes expuesto, el coordinador de la bancada de Morena, Edin Cuauhtémoc Estrada Sotelo, llamó a enfrentar “los momentos más difíciles, trágicos y funestos en los que una sociedad se ve sumergida…en unidad, con compromiso, con estrategia, empleando la mayor capacidad de discernimiento…no es momento para dividir…quien piensa que la inseguridad se resolverá pretendiendo culpar al adversario político comete un doble error, se engaña a sí mismo y su lamentable decisión le da ventaja a quienes son los verdaderos adversarios de una sociedad, sumida por décadas en una tortuosa violencia”.
Estrada acepta, además, que la responsabilidad es compartida: “Lo que actualmente nos ocurre a las y los Juarenses, exige en forma imperativa un compromiso de todos los niveles de gobierno, sin importar colores ni banderas, que los colores y las ideologías no se conviertan en una mengua para los buenos y en una ventaja para los que delinquen”.
Más allá del uso político del tema, de aceptar que los tres niveles de gobierno comparten responsabilidad por lo ocurrido, debe exigirse desde la sociedad un análisis serio de las estrategias que han implementado las diversas autoridades, porque los resultados obtenidos a la fecha no satisfacen el anhelo de seguridad, justicia y paz de todos los ciudadanos chihuahuenses y, en especial, de quienes vivimos en Ciudad Juárez.
Es un hecho que las políticas públicas del gobierno federal, tendientes a atacar las causas de la violencia desde una perspectiva social, no son compartidas ni comprendidas por las autoridades locales que concuerdan más con una perspectiva policiaca de confrontación y exterminio de los criminales. Aunque personalmente concuerdo más con la política de abrazos y no balazos, consciente estoy de que ninguna de esas dos perspectivas será efectiva de manera aislada, porque no están las condiciones dadas para la aplicación de la primera y en cuanto a la segunda, los resultados están a la vista.
Pero considero verdaderamente delicado abordar la problemática de inseguridad mediante estrategias mediáticas que no resuelven nada y que, al contrario, confunden y enojan a los ciudadanos.
Qué desafortunado que haya quienes consideran que las estrategias de los youtubers y tiktokeros son el camino para abordar, desde el mayor cargo a nivel estatal, una problemática tan delicada como lo es la seguridad pública. En ese sentido, muy lamentable el video en el que la gobernadora María Eugenia Campos Galván, a bordo de su camioneta blindada y al puro estilo del Escorpión Dorado, nos describe un Juárez idílico en el que por arte de magia y debido a su presencia en esta ciudad, la inseguridad desapareció un día después del Jueves Negro.
Para completar el cuadro, inmediatamente después se ausentó bajo el argumento de que se le sometería de urgencia a un procedimiento quirúrgico que, curiosamente, había estado posponiendo desde hace mucho tiempo, incluso antes de su último viaje a Europa.
No menos patético el video en el que, cual héroe de cómic, el secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez, es captado en video a bordo de una unidad oficial, empuñando un arma de alto calibre, al frente de un contingente que recorre las calles de Juárez, asegurando que ya todo está bajo control. ¡Más seriedad, por favor!
Pedro Torres
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