Hay acciones que, buscando el bien de los más, son la incomodidad de los menos… vaya, se vuelven la piedra en el zapato de quienes buscan perpetuar la condena impuesta a la justicia social queriéndola hacer ver como utopía.
El tema sobre el cual versan estas líneas quizá no será la excepción, ya que se busca poner fin a ejercicios arbitrarios que por décadas han servido como un buen negocio para pocos pero como una carga muy pesada para las familias.
Y es que esta administración ha marcado su inicio con un acto de replaqueo que, disfrazado de seguridad, ha cargado a las y los ciudadanos obligaciones con las que debe cumplir el Estado; existen opciones a explorar y atribuciones que ejercer como las conferidas a través del Registro Público Vehicular que resultarían más efectivas en cuanto a prevención del delito y control vehicular y menos dañinas para los bolsillos de las y los contribuyentes.
Como seguramente no solo lo vio sino lo sufrió, las placas metálicas que este año nos fueron cobradas en más de seiscientos pesos, tienen un costo real -y verificado en licitaciones pasadas- de no más de ciento cincuenta pesos.
Pensando precisamente en forzar un ejercicio que permita a la autoridad explorar dichas alternativas, hemos planteado para análisis en el Congreso del Estado el poner un alto en seco al cambio de placas; partiendo de que, de acuerdo con la misma autoridad estatal existe una recaudación récord por concepto de canje de placas, aprovechemos entonces que existe un diseño “unificado” que permita que este replaqueo, sea el último.
En Baja California esta medida es una realidad: las placas permanentes dieron paso a que, a través de otro tipo de controles como las tarjetas de circulación se tenga un adecuado control del padrón vehicular en aquél estado; incluso existen otro tipo de opciones tales como las que se implementan en Estados Unidos que consisten en la renovación y debido registro de un engomado que limita el canje de placas para situaciones muy específicas.
Existe una serie de acciones como la que se menciona aquí y que se han planteado con el fin de –como mínimo- desahogar la economía de las familias respondiendo a objetivos de justicia social, desarrollo productivo y ejercicio correcto del gasto público bajo criterios de racionalidad y austeridad, que han causado la molestia de la actual administración al grado de considerar a quien hoy le escribe como una persona non-grata, irracional, radical, intransigente entre otros adjetivos que espantarían, por suerte, solo a las mentes más conservadoras. Afortunadamente de desamor nadie muere, aunque Martí diga lo contrario en “La Niña de Guatemala”.
Con gusto hoy dejo a manera de reflexión lo dicho por Ernesto “Che” Guevara y creo que vamos bien mientras “Seamos la pesadilla de los que pretenden arrebatarnos los sueños”. Afortunadamente nuestros sueños se han vuelto propuestas que buscan cobrar vida quedando a la postre como realidad y que sobre todo, buscan como generalmente le digo, poner primero a la gente.
Benjamín Carrera Chávez
Doctor en Problemas Económicos por Universidad Autónoma Chapingo.
Actualmente Diputado Local por el 5to Distrito de Chihuahua, Profesor-investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, Nivel 1.
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