“Aquí no hay interés personal o de grupo que esté por encima del interés general, del interés del pueblo. No hay cabida para ambiciosos vulgares, aquí se lucha por ideales, por principios” Andres Manuel Lopez Obrador, Presidente de Mexico.
El pasado jueves 17 de agosto, la Comisión de Elecciones de Morena, realizó el sorteo para elegir a las casas encuestadoras que habrán de realizar las encuestas que servirán para definir al o la candidata de dicho partido.
Lo que debería haber sido un simple acto protocolario en el proceso interno del partido del presidente, terminó siendo utilizado como caja de resonancia o acto de protesta por parte de Marcelo Ebrard, quien siente, y así lo ha venido manifestando, que el piso no es parejo. En pocas palabras, Marcelo y su equipo consideran que los dados están cargados específicamente a favor de Claudia Sheinbaum.
Podemos estar de acuerdo con el o no, y aunque no es hombre de mucha edad (apenas tiene 63 años), lo cierto es que el tiempo pasa, y una vez mas puede quedarse a la vera del camino de su gran ambición, para lo que se ha venido preparando desde hace muchos años: ser Presidente de Mexico.
Quien esto escribe, reconoce en el excanciller, un hábil político, eficiente y capaz, que dio, en lo general, buenos resultados durante su gestión al frente del gobierno del entonces Distrito Federal. Si bien es cierto que también ha vivido situaciones polémicas, especialmente la relacionada con la tragedia de la línea 12 del metro, no hay que dejar de señalar que ha sabido enfrentarlas y salir de dichas situaciones con relativo éxito.
Pero a pesar de esa eficacia y habilidad política de Marcelo Ebrard, hay algo en el que impide que su candidatura cuaje así sin más, y que llegue a ser el candidato “natural” de Morena o de la izquierda, como si lo fueron en su tiempo y circunstancia, Cuauhtémoc Cárdenas, primero, o López Obrador, después.
En la opinión muy particular de su servidor, hay al menos dos elementos que contribuyen a ese “algo”. Primero que nada, su relativa independencia. No hay que olvidar que el excanciller tiene capital político propio, al menos en la Ciudad de México. Ese capital lo ha venido desarrollando a lo largo de su carrera, que como es bien sabido, fue desarrollada en sus inicios en las filas del PRI.
Esto de suyo no debería ser problema, a fin de cuentas, muchos de los dirigentes históricos del PRD salieron de las filas del PRI, el problema es que Ebrard no viene del mismo PRI, aquel que abrevó del Nacionalismo Revolucionario, no, Ebrard viene del PRI de Salinas y Camacho, el PRI del Neoliberalismo y ese es el segundo elemento contribuyente para ese “algo”.
Una pregunta, para la que solo podemos elucubrar respuestas es: ¿qué hubiera pasado con nuestro país si Camacho Solís hubiera sido designado el candidato del PRI en lugar de Colosio? No lo podemos saber con certeza, pero veo muy improbable un escenario donde Camacho diera reversa a las reformas Salinistas.
Lo que si sabemos es que tanto Camacho, como el propio Ebrard terminaron rompiendo con el Salinato y formaron su propio partido, el de Centro Democrático, de efímera existencia, que a final de cuentas le sería más útil a Ebrard que a Camacho. En la única elección en la que participaron, la del año 2000, Camacho, como candidato a la presidencia obtuvo un magro 0.6%, por lo que el partido perdió el registro.
Por su parte, Marcelo Ebrard, haciendo gala de su habilidad política, decidió declinar su candidatura a la jefatura de gobierno del entonces DF, a favor de López Obrador, enganchando, desde ese momento su futuro político, al del tabasqueño.
No considero que Marcelo Ebrard sea un “ambicioso vulgar” como tal, (posiblemente si lo sea Adán Augusto, aunque, lo confieso, es muy poco lo que se dé el), y, por otra parte, cada día es mas evidente que la precandidata con más posibilidades de obtener la candidatura sea Claudia Sheinbaum, por lo que, muy al viejo estilo de la política mexicana, la cargada morenista este desatada, y eso genera, y va a seguir generando, los desbalances que Marcelo reclama.
Va a ser muy difícil que las fuerzas políticas entorno a Claudia, las validas y las del oportunismo se moderen, por lo que, a pesar de los buenos deseos del presidente de una transición tersa, mas bien se prevé, una con algún nivel de accidentes. ¿Aguantará Marcelo? ¿Sucumbirá ante el canto de las sirenas que le dicen que se vaya por la libre? Eso lo sabremos en breve.
Lo que sí es un hecho es que mientras Marcelo se mantenga dentro de las fuerzas de la izquierda, tendrá peso político, fuera de ellas, ya sea como independiente o en otro partido, se diluirá como lo hizo su mentor, Manuel Camacho Solís, que en paz descanse.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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