Uno de los misterios que más han llamado la atención de filósofos, médicos, sicólogos y entes afines es el funcionamiento del cerebro.
Si revisamos con rigor, lo que se ha escrito, vemos muchas hipótesis, suposiciones y elucubraciones, tomamos la que más nos convence como un acto de fe o como una explicación “satisfactoria”.
Hasta hace 20 años el estudio del cerebro se circunscribía al análisis de cerebros muertos, normalmente a nadie le gustaba que le abrieran el cerebro para investigarlo.
Con la llegada de la resonancia magnética se pudo analizar los cerebros vivos y las hipótesis, suposiciones y elucubraciones aumentaron dándonos la sensación de que ahora si sabíamos o podíamos saber como funcionaba el cerebro.
Sin embargo, aquí entre nos y que no nos escuchen los especialistas, la parte que se “enciende” cuando realizamos “algo” monitoreado por los MRI es demasiada grande para el tamaño de las neuronas.
Por ejemplo, el área de encendido del cerebro cuando comemos y hablamos puede ser la misma y podemos establecer una relación falsa entre el comer y el hablar, porque dos circuitos neuronales distintos pueden tener cierta cercanía que se confunda porque el área irrigada sea muy grande en proporción de los circuitos.
Elon Musk, comenta que analizar el cerebro con MRI es tanto como poner estetoscopios en la parte externa de los muros de una fábrica y tratar de adivinar que se fabrica ahí por los ruidos que emite.
Pero no se queda en la crítica, hace unos años fundó una empresa llamada Neurolink que trata de leer y escribir directamente en las neuronas, para esto está desarrollando microchips que manejan redes neuronales y se manejan con conexiones en lugar de bits.
Con electrodos 10 veces más delgados que un cabello los inserta directamente en el cerebro para excitar dendritas y “leer” axones, analizando los resultados.
La idea es conectar directamente el cerebro a grandes computadoras con software de inteligencia Artificial y grandes bases de datos que le darían a la persona una super inteligencia.
Imagínese llegar a una mesa de juntas donde hay 10 desconocido y en cosa de segundos los servidores reconocerán a las personas, le harán un perfil sicológico y le darán un resumen de la vida de cada uno de ellos. Momentos después de que escuche la propuesta su conexión con los servidores de IA evaluaran la propuesta y le dirán que responder en el idioma que guste.
Con esta superinteligencia conectada podrá usarla en todas las actividades que quiera potenciando sus habilidades en forma extrema.
La idea de Elon Musk, es que estos chips sean implantados por robots para que sea en forma masiva y la mayor parte de los seres humanos puedan disfrutarlos.
SI consideramos al sistema límbico, que maneja nuestras emociones, como la primera capa y al neocórtex como la segunda capa, esta vendría a ser la tercera capa, como diría Nietzsche, llegaría el superhombre.
Pero esta es solamente la cara bonita de la tercera capa, el riesgo potencial es que se pueda usar para someter y esclavizar al hombre controlando, no solamente sus pensamientos, sino también sus acciones y conciencia.
Caemos en el dilema eterno, ¿Cuál es el modelo mejor de convivencia? ¿La libertad individual o el control de las masas?
Marcos Barraza
Ingeniero de profesión y aficionado a la ciencia y filosofía. Intelectual de nuestro tiempo que compagina conocimiento científico y humanista. Domina las ciencias exactas y armoniza con las ciencias sociales.
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