Antes de concluir la semana, me encontré con Lilia Merodio, uno de los activos más notables y polémicos del Partido Revolucionario Institucional, en Chihuahua.
Detrás de su persona, se han tejido innumerables historias sobre el éxito de su trayectoria. Sus detractores la han ‘acostado’ con todos los poderosos que ha tratado. Dando a entender que ha conseguido ser diputada y senadora, sólo por su belleza y sex-appeal. Pronúnciese sexapil.
Pero ese no es el tema. Sino el de su posibilidad de ser candidata a la gubernatura, que es su reto a vencer.
— Voy con todo, Raúl, me dijo. Tengo mucho capital político en toda la entidad como para desperdiciarlo.
Y me dejó entrever, que cabría la oportunidad de que en Chihuahua, podría darse una contienda electoral entre mujeres.
Con eso de que ahora las candidaturas deben estar al 50% entre hombres y mujeres.
Antes que se me pase, debo decir que en las pasadas elecciones, intentó ser diputada federal por uno de los distritos de Ciudad Juárez, pero fue arrollada por el tsunami de Andrés Manuel.
Esta derrota, como a todos los priístas, la sepultó momentáneamente entre los escombros del tricolor.
En ese estropicio, muchos priístas saltaron a las aguas de Morena, y se decía que Lilia habría renunciado muy a la sorda al PRI y habría sido registrada en MORENA, allá en el estado de Hidalgo. Eso se sabrá más tarde. Por lo pronto, la anotaré como aspirante del tricolor, dado que los mismos priyistas no levantan la mano ni para pedir permiso de ir al baño.
A reserva de hacer con ella una entrevista más extensa a través de Cartapacio, con su declaración, se destapa abiertamente con la intención de contender por la gubernatura.
Veamos ahora el escenario femenil en Chihuahua.
Los panistas podrían decidir entre la actual alcaldesa de la capital, Maru Campos, A quién se le cayó el barniz, con el tropezón que le diera Armando Cabada, al venderle el proyecto de alumbrado público, donde supuestamente sacaría un billete para su campaña.
El gobernador Javier Corral, le dio un empujoncito para que cayera al vacío. Sin embargo, es por mucho, el bastión femenino de los pitufos chihuahuenses.
La otra opción, podría ser la mismísima Alejandra de la Vega, actual secretaria de innovación en el gobierno de Javier Corral. Falta que la convenzan de registrarse como panista y decida competir en la interna.
Si fuera una contienda entre mujeres, por el partido Verde obviamente se anotaría su presidente vitalicio, María Ávila.
Y por MORENA, iría Berta Luján, o su hija María Luisa Alcalde Luján; o la senadora Bertha Caraveo. No porque traigan posibilidades en el morral, sino por su rango de senadoras y de Secretaria de Estado, respectivamente.
No veo más mujeres con peso para contender por la gubernatura en otros partidos, así que el escenario quedaría por lo pronto así.
Por el PRI, todavía podríamos anotar otra silenciosa jugadora, Graciela Ortiz. Quien no hace aspavientos, ni suda, ni se abochorna; se maneja bajo los tradicionales cánones priyistas. O sea “si te mueves… No sales en la foto”.
Así los ESCENARIOS femeniles.
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