Me preguntan, ¿Por qué apoyas el proyecto de la mina de Samalayuca?
Hay varias razones que iré exponiendo poco a poco.
Una de ellas, es el valor que tienen los pobladores de Samalayuca por encontrarse con un futuro mejor, pues casi nunca vemos el fenómeno de una pequeña comunidad, que se resiste a vivir en la miseria y busca empatar con sociedades de primer nivel, pese al derruido discurso de bienestar con el que se jacta el gobierno, de “ayudar a la gente”.
La cobija no alcanza para todos y hay necesidad de “salirle al toro” con lo poco o mucho que se tiene.
Aunque se tenga que soportar el embate de los enjambres de pseudo protectores del medio ambiente, gratuitos inquisidores, que se oponen sistemáticamente a la instalación de este desarrollo minero, sin conocer el modelo; otra calamidad que deben solventar.
¿Por qué salen a buscar otros derroteros, y no se conforman con vivir de los mendrugos?
Se cansaron de creer en las bondades que aparentemente les ofrecía el estado mexicano y nunca cumplió.
Como la enorme mayoría de los mexicanos, ha estado esperando las promesas del Estado de bienestar, Estado benefactor, Estado providencia o sociedad del bienestar. Y nada.
Este anacrónico concepto de las ciencias políticas, según la cual el Estado provee servicios en cumplimiento de los derechos sociales a la totalidad de los habitantes de un país.
Pero con el tiempo hemos visto su fracaso.
Hoy le da un giro López Obrador a esta idea fallida, y vemos que en México hay otros más jodidos que los samalayukenses, y pues… Primero los más pobres.
Mientras en Samalayuca se construye un plan de desarrollo económico, que inicia con la instalación de una mina.
Los ecologinazis, que pretenden ahogar su esperanza de desarrollo, con argumentos inquisitoriales, y desde su poltrona, arrojan argumentos inductivos, los juzgan categóricos.
Un ejemplo clásico de razonamiento inductivo es: Todos los gays afectan el tono de su voz. Por lo tanto el que tenga un timbre de voz parecido… Es gay.
En el caso que nos ocupa: «todas las minas que hemos observado, contaminan. Por lo tanto, ésta, será más nociva todavía».
Deberían escuchar consejo de los derecho-humanistas. Hay premisas universales como la presunción de inocencia.
Se presume inocente a un individuo hasta que no se compruebe su culpabilidad.
Por lo tanto, ¿No sería bueno, apoyar el proyecto y darle el beneficio de la duda? ¿Y conformarnos en una verdadera fuerza protectora del medio ambiente, supervisora? No juzgadora.
¿Vigilantes del cumplimiento de los compromisos previamente convenidos, para evitar la contaminación?
Y si éstos no se cumplieran. Entonces sí, actuar en consecuencia.
Propuse integrar un Consejo Ciudadano, supervisor. Que actúe con una comisión de especialistas que dictaminarían mensualmente posibles afectaciones, y fue aceptada.
El consejo será integrado en su mayoría por ejidatarios locales.
Y la comisión de especialistas por profesionales de la ingeniería, química, neumólogos, dermatólogos, etc. Quienes determinarán en su momento la posible afectación a la salud o al ecosistema.
Sobre este tema, conversaremos más adelante.
Consulten al derecho-humanista de su confianza y verán que la presunción de inocencia los protege.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
Suscríbete a XPRESSNEWS.MX y recibe la columna los lunes y miércoles gratis en tu correo además de otro contenido de interés.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.