Hace poco menos de un año falleció mi señor padre. Tito, le decíamos.
A él le debo la “mala” educación de ser honesto hasta el sepulcro. Y buscar la honorabilidad a costa de la propia rentabilidad económica.
“Sé honesto y siempre dormirás tranquilo, mijo” me decía.
Esa fue una de sus muchas enseñanzas.
Hoy lo recuerdo más, porque vino a mi mente otro de sus consejos; su consejo como deportista.
Jugador de básquetbol profesional. Y mi entrenador personal en aquellos tiernos días juveniles.
- “Quiero que juegues la posición del centro. La más difícil de todas. Porque eres el pivote de todas las jugadas.” Me dijo. (Así se jugaba entonces, por nota)
Y apenas me paraba en la zona del tiro libre, de espaldas al aro, me llovían los golpes de los defensivos.
Primero, para no dejarme recibir el balón, y luego cuando ya lo tenía, para evitar que diera un pase o voltear a hacer una anotación.
Me quejaba amargamente y él me cuestionaba: “¿Creías que iba a ser fácil?
Hacer un tiro de larga distancia y esperar todas las caiditas, lo hace cualquiera. El jugador completo, arma la jugada, hace el dribling, y canastea abajo del aro. Y siempre, siempre, pero siempre siempre, recibirás golpes, porque no te van a poder parar si no es a golpes, ¡recuérdalo!
Y recuerda que así es la vida. Aprende a esquivarlos.”
Así crecí. Me fui formando y confirmo, que al mejor jugador, al que se le teme más, se le golpea para ablandarlo.
Sólo los más fuertes, los más hábiles para evitar el trancazo, o para devolverlo igual o más fuerte, son los que salen adelante.
López Obrador está jugando al centro. Recibe decenas de golpes, que pretenden ablandarlo. Y no se raja. Quiere darle mejor vida a los que menos tienen y no quieren dejarlo.
Acá en el desierto, le tunden a Meléndez por querer sacar al pueblo de Samalayuca de la miseria. Le pegan un día, pero al día siguiente también. Y tampoco se raja.
Enjambres de abejones embozados con las máscaras de ambientalistas, “protectores” de la madre tierra, del hermano viento, y de la hermana agua; venidos de ‘estrangia’, y lugares circunvecinos, pero menos de casa, lo aguijonean para que abandone el proyecto de la reapertura de la mina de cobre.
En aquelarre diabólico, los pitonisos de petatiux, vaticinan terroríficos escenarios, si se autoriza la extracción del metal.
El apocalipsis sería una fiesta infantil comparada con los horrores que sufrirían no sólo los habitantes de Samalayuca, sino, los juarenses, paseños, y habitantes a mil kilómetros a la redonda.
El desastre de Chernobil no sería tan devastador como el cataclismo generado por la mina de Samalayuca.
¿Qué tendrá de bueno el proyecto, que tantos interesados enfrenta?
Poco a poco se revelará la verdad y el tiempo, expondrá los rostros de los que pretenden detener el beneficio de los ejidatarios de Samalayuca.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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