“Échame la mano y voy a cortar el cáncer desde su raíz”.
Esta frase forma parte de un vídeo para cierto candidato en donde se toman analogías médicas para hablar de temas relacionados con política. Lo que resalta aquí no es quien era el candidato, ni el contenido del vídeo, sino la gravedad de ignorar el impacto negativo que sus palabras ejercen en área de la salud.
Este vídeo, es solo uno de los miles de ejemplos de lo que sucede con frecuencia en nuestro país: el uso de enfermedades y diagnósticos como referentes de algo negativo. En nuestro día a día, no es extraño escuchar o leer que se utilizan los términos “cáncer” y “tumor” para referirse a que algo daña cierto contexto o rompe con la normalidad de una situación. Y por lo general, suelen estar acompañados por palabras como: violencia, pobreza, inseguridad, política, partidos políticos, corrupción y los procesos electorales.
Lamentablemente, estos dos términos -cáncer y tumor- son los más empleados por políticos, periodistas, académicos, y líderes de opinión; o, ¿acaso recuerdan frases como “es una diabetes para el país” o “es un lupus para nuestra economía”? ¿No, verdad?
Aun cuando, el recurrir a usar diagnósticos como sinónimos de palabras que denotan negatividad, se creyera algo inofensivo y de lo más normal, esto tiene un impacto negativo en como la sociedad percibe la enfermedad y como se actúa ante ella. Al usar ese tipo de frases se le suman más mitos y miedos al cáncer. Por lo que cuando uno es diagnosticado con cáncer, recuerda estos comentarios e inmediatamente entiende que su cáncer es “tan malo como la delincuencia”, “tan grave como la inseguridad en la ciudad”, “tan difícil como la corrupción”…
¿Y quién quiere tener un diagnóstico que es “tan imponente como la violencia del país”? ¿Qué esperanzas de cura quedan ante esa comparación?
Figueroa et al. dan un ejemplo sobre como los estigmas pueden verse reflejados en nuestro actuar ante el cáncer de mama: “Los esfuerzos por desestigmatizar al cáncer deben ser constantes, pues a pesar de las campañas que se hagan para la detección precoz de cáncer de mama, de seguir con los imaginarios actuales, éstas se desarrollarán siempre bajo el imaginario de muerte. Ello puede ser una de las explicaciones al hecho de que algunas mujeres evitan acudir a estudios de tamizaje en los que se les puede enfrentar a un diagnóstico temido.”
Cuando se considera al cáncer una palabra que se puede usar a la ligera como sinónimo de muerte, sufrimiento, desgracia o tragedia, estamos aumentando los estigmas, miedos y mitos que lo rodean.
Es necesario -y urgente- recordar que el cáncer es el crecimiento anormal de las células en un área específica del cuerpo, punto. No es un sinónimo para las dificultades económicas, políticas y sociales; no es sinónimo de destrucción, no es sinónimo de tragedia. Es una enfermedad.
Hagámonos responsables del impacto de nuestras palabras, si vamos a usar las palabras “cáncer” y “tumor” que sea para referirnos a la enfermedad.
Lourdes Tejada
Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.