Originalmente publicado el 22 de febrero de 2016
Con respeto, emoción y admiración escucho las palabras del Papa, dirigente de la Iglesia Católica; impregnadas de principios universales con pretensiones orientadoras de una sociedad guiada por normas particulares. Hoy México es el marco donde el Papa decreta poco más o menos el siguiente razonamiento: el hombre para servir debe cuidar de la fragilidad del individuo por amor a Jesús y no servirse del mismo servicio.
El argumento Papal se desprende de la condición endeble y raquítica de la naturaleza del individuo que le impide vivir aislada e independientemente; obligándolo a buscar la sociedad y dependencia de los demás individuos para fortalecerse mutuamente. El carácter y función medular de la sociedad humana radica en satisfacer la necesidades primordiales e inevitables del individuo, que por naturaleza está impedido e incapacitado para solventar por sí mismo; la sociedad debe tener la suficiente capacidad para cumplir con esa función elemental, de no ser así, está defectuosa.
El Papa termina demandando y solicitando al individuo mismo no despojar a otro individuo de lo que debe recibir de la sociedad para solventar su necesidades inherentes e ineludibles a su naturaleza. Conocedor de la lamentable formación del hombre de aprovecharse y apropiarse inmoralmente de todo lo posible sin importar el dolor que se provoque.
El razonamiento del Papa nos exige entender la diferencia sustancial entre estos dos conceptos: la caridad y la filantropía. La definición sencilla del concepto caridad es servir en el fortalecimiento de la fragilidad del hombre por amor a Dios y no por amor al hombre mismo; lo trascendente y principal es la relación directa con Dios, la relación con el individuo es accesoria. En cambio la palabra filantropía en su forma más simple podríamos entender que consiste en vigorizar la debilidad del individuo por amor al hombre mismo y no por una causa ajena a él, es decir, el vínculo inmediato y evidente es del individuo con otro individuo. Dios no es punto referencia.
Con estos argumentos y estas definiciones estamos en posibilidades de comprender qué es la filantropía y qué es la caridad, lo más importante, cual necesita el hombre.
La caridad: es un valor religioso, limitado, parcial, que pretende solventar la fragilidad humana con un objetivo firme: por el amor a Dios. El individuo se convierte en indigno instrumento, por lo tanto, el ideal y finalidad está caracterizada en la naturaleza divina, mas no en la naturaleza del hombre. En consecuencia, la acción de caridad está sustentada por facultades y exigencias atribuidas a Dios; el individuo al pretender ser caritativo lo hace estimulado y animado en el concepto sublime de Dios; con el riesgo enorme y profundo de que el acto de caridad no este conforme y en armonía con las necesidades del individuo, por no existir una relación directa y un conocimiento certero entre el hombre y el acto caridad.
La filantropía: es universal por referirse a la naturaleza del hombre. El individuo labora o trabaja para apoyar a otro individuo en solucionar y satisfacer esas necesidades naturales que caracterizan su fragilidad humana; el propósito o motivo es conocer la naturaleza del hombre para que así el acto de filantropía sea directamente para complacer y remediar exactamente una exigencia natural en el individuo; evitando que el acto de filantropía se desvié y no sea asimilado por el individuo. El acto de filantropía debe ser certero: su objetivo principal y único; satisfacer esa necesidad natural en el hombre.
Para concluir: el Papa habla de caridad; insiste en apoyar al hombre en su fragilidad por amor a Dios. Pero El individuo necesita inaplazablemente que la sociedad lo auxilie en satisfacer sus necesidades naturales primordiales, en base a su estructura propia y no en base a fundamentos extraños a él: La filantropía como valor es esto y más que con gusto trataré en otro trabajo.
Es cuánto ¡un abrazo fraterno!

Guillermo Chávez
Abogado. Filósofo. Columnista.
Buen amigo y consejero, entusiasta. Publicamos cada semana tu columna, en tu espacio en tu memoria.
Descansa en Paz.
Hasta pronto querido amigo.