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    noviembre 16, 2024 | 3:41

    FRENA y quién le pone el cascabel al gato

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    Empieza a caer la noche y es hora de abandonar el campamento, de despedirse de los nuevos amigos, y girar 360 grados para mirar la plancha del Zócalo de Ciudad de México cubierta por banderas mexicanas que ondean sobre las casas de campaña. Algunos me abrazan, hay intercambios de números de teléfonos, redes, me invitan a regresar, porque ellos, aseguran no se van. Toca despedirse de Mike y su esposa Jenny, los chicos boy scout quienes llevan desde el día 25 de septiembre apostados en el campamento. Participaron en la marcha del día 19 y en cuanto vía amparo se logró el acceso a la plancha capitalina, tomaron su casa de campaña sumándose al movimiento.

    Ahí está Fabián y sus dos hijos de 10 y 13 años, un padre soltero de Guanajuato que tenía un pequeño restaurante de mariscos, el cual quebró con la llegada del Covid 19 y ante la falta de apoyos del gobierno federal para estos microempresarios. Tras la quiebra decidió reunir lo que quedaba de su patrimonio, comprar una tienda de campaña y trasladarse con sus hijos a la ciudad de México, ya que según sus palabras “alguien que solo se ha dedicado a sembrar odio y a destruir a quienes luchan por formar un patrimonio para ellos y sus familias, no es digno de dirigir este país.”

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    Me despido de Luis con su títere mono. Un hombre mayor que dice vivir a unas cuantas cuadras del Zócalo y que llega cada mañana muy temprano acompañado de un mono araña de peluche rosa, con el que no para de alegrar el campamento, cuando le pregunté por qué estaba aquí. Me contestó con rostro serio que él ya era un hombre mayor, que no sabía cuánto le quedaba de vida, pero que lo que le quedará, lo dedicaría a luchar por arrojar del poder a un gobierno que él mismo ayudó a llegar, mediante su voto, del cual ahora se arrepiente, pues reflexiona: “solo le ha traído desgracias a mi pueblo”. Sus ojos se enrojecen cuando relata la rabia y dolor que siente cuando entra a la Catedral de la ciudad, ahora tomada por elementos de la Guardia Nacional apostados en el interior, mismos que no guardan ningún respeto por el lugar, al reír sin reparo y coquetear con las mujeres, pero lo más grave para Luis, es que no permitan realizar ninguna arenga, “Tienen prohibido los viva Cristo Rey o viva la virgen de Guadalupe, de inmediato te echan fuera no sin antes amenazarte” dice apesumbrado. “Así que aquí estoy, tratando de enmendar mis errores” dice mientras vuelve a echarse en sus hombros el mono rosa de peluche.

    Avanzo hasta “el capitán”, uno de los voluntarios del campamento encargados de la seguridad. “El Capi” como todos le dicen, es un soldado que causó baja voluntaria en el ejército. A la hora de mi llegada ya me estaba contando su historia, un matrimonio que hacía agua y un gran enojo e insatisfacción ante los cambios que se efectuaban en el Ejército mexicano, mismos que él sentía como una deshonra por parte del presidente. “le dio en la madre a lo poco que quedaba de orgullo y honor al glorioso Ejército Mexicano”. Así que decidió poner fin a su matrimonio, y regresar a la vida civil. “Para mí este señor es una desgracia “asegura, así que cuando su hermano lo invitó a participar, no dudó ni un instante en apoyar al movimiento. Trasladó su casa de campaña y una gran colección de libros sobre movimientos políticos, estrategia militar y neurolingüística y ahora es uno de los elementos más activos y conocidos por su amabilidad, su buen trato y capacidad de resolución de conflictos.

    No puedo irme sin despedirme de las carpas apostadas sobre la calle Corregidora, ahí encuentro a Rosalba y a su hijo Fermín, paisanos y hermanos Rarámuris, que junto con un grupo de aproximadamente 100 compañeros de la misma etnia chihuahuense arribaron a la Plaza de la Constitución el viernes 2 de octubre impulsados por su enojo ante la presentación de un mujer ataviada con la indumentaria propia de su grupo, quien a nivel nacional y ante todos los medios de comunicación del país, aseguró ser representante del pueblo Rarámuri, agradeciendo el apoyo del Presidente de la República a todo su pueblo, afirmando ser enviada para mostrarle al mandatario su agradecimiento e irrestricto apoyo, pues gracias a él no había hambre ni necesidad en la sierra tarahumara.

    Situación que enfureció a los hermanos, pues aseguran que esa mujer, además de no contar con rasgos ni acento propio de ellos, no habla “la lengua” y solo se disfrazó con su atuendo. Esto los enojó a tal grado que decidieron viajar hasta la capital del país para denunciar que ellos no apoyan a quien los tiene olvidados y que en lugar de ayudarlos, los ha perjudicado con el retiro de programas sociales y de ayuda al campo y solo se acuerda de ellos para aparecer en pantalla.

    Ahí encuentro a Jorge, un hombre grandote y güero, al que no hace falta preguntarle de dónde es, su complexión, atuendo y marcado acento, lo presentan desde lejos. Chihuahuense del meritito Satevó. Jorge viajó con un amigo suyo, en un convoy de 2 camiones con gente de: Jiménez, Meoqui, Delicias y Camargo para hacer patente su inconformidad en la principal plaza del país por el saqueo de agua que sufre Chihuahua.

    Los compañeros que cada día se retiran, son reemplazados de inmediato por muchos otros mexicanos decididos a hacer escuchar su voz. Mexicanos que decidieron participar de manera activa en FRENA. El día que llegué al campamento, después de dejar mis cosas me dirigí de inmediato al Zócalo. El primer cerco policiaco estaba sobre la calle República de Chile, ahí un policía me dijo que no podía pasar, porque estaba cerrado el paso, después de explicarle durante un buen rato que no podía restringirme el paso, me pidió mi credencial del INE, la llevó a otro lugar y ahí esperé casi por 15 minutos hasta que regresó con mi documentos oficial, me lo entregó y abrió el paso hasta la siguiente esquina, en la calle de la Palma donde me esperaba el segundo cerco policial, ahí se repitió el procedimiento, hasta lograr me permitieran pasar. En los Portales, un tercer filtro, tardando más de 40 minutos para arribar al campamento.

    Ya en el lugar hay que pasar por un arco detector de metales, de ahí sigue el registro donde toman datos, y presentas una identificación oficial, se entrega una pulsera que te identifica como: invitado, voluntario o miembro del staff. La siguiente parada es el área de control Covid, donde además de tomar la temperatura, aplicar gel antibacterial, se usa el oxímetro y se sanitiza ropa, zapatos, bolsos y mochilas. Una vez terminado el trámite de ingreso, una persona recibe a los recién llegados con un recorrido por el campamento, es admirable ver el ánimo y alegría con que eres recibido. En la carpa de cocina de inmediato te ofrecen alimento, agua, café. Te explican que afortunadamente hay mucha comida, afirman que es tanta que la mayoría de las veces se comparte con los oficiales de policías que resguardan el lugar, así como con vendedores ambulantes y persona que merodean la zona y que todo el alimento se obtiene gracias a donativos ciudadano. Afirmaciones que no tardaré mucho en comprobar.

    Me enrolo como voluntario comodín, es decir, de los que hacen de todo. Es alentador que gente de tantos lugares del país se acerquen a conversar contigo, a darte la bienvenida, lo primero que te preguntan es de dónde vienes, lo que da pie para que se presenten y te relaten un largo rosario de críticas y desacuerdos contra el presidente del país. Hay gente de todo México, pero al menos en los primeros días sobresalen los estados de: Guanajuato, Querétaro, Jalisco y Puebla. Todos coinciden en su deseo de ver fuera a Andrés Manuel López Obrador, como Presidente de la República, todos comparten el sentimiento de malestar ante la forma en que está siendo conducido el país.

    Llama la atención la limpieza extrema del campamento, el orden y el cuidado que hay de cada uno de los participantes. Las áreas comunes o principales corresponden a: área de seguridad, área Covid, de registro, hospital, sonido, capilla, área de recarga, cafetería, cocina, biblioteca, almacén, área de limpieza, baños y con los días se sumarán sala de prensa y separación de residuos y reciclaje y otros tantos más. Ha transcurrido poco más de una hora desde mi arribo cuando aparece ruidos de silbatos y gritos. “Es el grupo de chairos que nos visita cada día” me explican. A diferencia mía, ellos no tienen trabas para acceder hasta el área de Portales, desde donde una docena de personas, se dedica a lanzar huevos, botellas e insultos hacia quienes integran el campamento. Los objetos no alcanzan a cruzar la distancia que existe entre ellos y el campamento, además de los metros hay un buen contingente policial en resguardo, por lo que no es de preocuparse. La indicación es no asustarse, no contestar y no mirar hacia ellos, la respuesta de FRENA viene en honores a la bandera, desfile de banderas de mexicanas u oración.

    La fe ocupa un espacio importante para una buena parte de quienes acampan en la Plaza de la Constitución, el grupo de oración mantiene el rosario 24 horas al día y las noches en las que hay luz en el campamento se toca la guitarra y se cantan las canciones más reconocidas de la historia mexicana. La energía eléctrica es uno de los temas más sensibles del plantón, pues contrario a lo que muchos rumores falsos circulan, la energía no se roba de los postes del alumbrado públicos, mismos que han sido apagados por el gobierno de la ciudad, así que la electricidad se obtiene a partir de transformadores propiedad de particulares, razón por la que fluctúa la disposición de energía eléctrica y se privilegia la iluminación en las áreas comunes. Para atender los teléfonos celulares existe una carpa habilitada mediante luz solar, así que es fácil imaginar que como es mucha gente quien solicita el servicio de recarga, el tiempo asignado por aparato es de una hora, que en las más de las veces no es suficiente para tener los teléfonos con el 100 % de batería.

    De manera rápida entiendes la dinámica del campamento, ahí el orden, la buena convivencia y la limpieza son imperativas, a primera hora hay oración, sanitización y limpieza que corre a cargo de todos los integrantes. La basura se separa en: papel, cartón, botellas de plástico, tapas, cubiertos, vasos, platos desechables y basura orgánica, e inorgánica.

    Cada día en horarios ya bien identificados visitan el campamento poco más de una docena de “AMlovers” se apuestan sobre Portales o frente a Catedral, para repetir cada día la misma escena de silbidos e insultos, ellos ingresan sin dificultad alguna, duran exactamente una hora se echan a reír y se van. Es el ritual de las 12 y las 7 de la tarde. Gilberto Lozano, el líder moral de FRENA ha visitado un par de veces el campamento. En sus visitas reparte saludos y abrazos. Hace uso del micrófono, sus mensajes duran poco más de 15 minutos, pero son suficientes para motivar a quienes los escuchan. Habla recio, sin ningún tipo de adornos.

    El viernes 2 de octubre previo a la segunda gran marcha, se han reunido simpatizantes y medios de comunicación. Desde primera hora esperan el arribo de Lozano, la mayoría son representantes de medios extranjeros, Colombia, BBC, Reuters y algunos medios digitales nacionales independientes. El tema es la marcha del sábado 3 de octubre. “Se fue Porfirio Díaz, se fue Richard Nixon, se fue Evo Morales, se fue Otto Pérez y se va Andrés López. A todos los mexicanos solo tenemos una cosa que pedirles para esta cita con el parteaguas del futuro y antiguo México; trae tu bandera mexicana, tu bandera mexicana es el símbolo de que ahí está FRENA y que ahí queremos que se vaya López. Hoy todo lugar que esté enarbolando la bandera mexicana es sinónimo; López no te queremos y agarra a tu Betty y sálganse a vivir con el país que sueñas que es Cuba o Venezuela. Hoy no puedo entender a ningún mexicano que pueda defenderte cuando volviste a entregar dinero a centroamericanos, mientras los niños mueren de cáncer por tu culpa”. Arenga el líder moral de FRENA, Gilberto Lozano quien se va de prisa, no acepta entrevistas y sale apresurado. Asegura que tras las amenazas de muerte que ha recibido, no permanece mucho tiempo en un lugar.

    En el campamento queda mucho trabajo para la marcha del día 3 de octubre. Con la llegada del grupo de más de 90 Rarámuris el campamento toma un cariz chihuahuense, ahora las arengas están llenas de referencias a Chihuahua, el grito de: “Viva Chihuahua” se escucha a cada rato, lo mismo que el Corrido de Chihuahua, las mujeres del campamento se atavían con blusas representativas de esta etnia y aumenta el número de medios de comunicación atraídos por la presencia de estos hermanos indígenas, sin duda los más entrevistados y fotografiados de todo el campamento.

    Muy tempranito el sábado los nervios son visibles en todos los organizadores y staff, se ha hecho un gran trabajo de logística para asegurar al contingente y el éxito de la concentración, la meta era además de superar los cien mil asistentes que el presidente había pedido para irse, ocupar el 50 por ciento restante de la plaza de la Constitución que seguía en manos del gobierno.

    Para quienes tuvimos la oportunidad de vivir ese día, no podemos más que considerar la marcha un verdadero éxito. El contingente cubría desde Reforma hasta el zócalo, pasaba el tiempo y no terminaban de salir, además de que se informaba de camiones varados que aún no lograban entrar a la capital, al primer arribo del contingente, las vallas que dividían la plaza en dos fueron retiradas, nuevas tiendas de campaña llevadas mientras los policías se retiraban para apostarse en un nuevo perímetro, entre gritos de: “gracias policía hermano”.

    Lo que siguió, es ya bien conocido; la guerra de descalificaciones, el cruce de información, y el menosprecio a la marcha de FRENA en redes sociales, a pesar de que los organizadores aseguraban que se había sobrepasado el objetivo con más de 150 mil asistentes. Algunos dijeron que eran solo cien mil, otros que 20 mil y hubo otros que se atrevieron a afirmar que solo habían sido 5 mil, pagados y acarreados.

    Lo que ahí se vive es auténtico, ciudadanos que no encuentran en los partidos políticos ni en los representantes oficiales del pueblo ni voz ni visibilidad, que temen por el futuro de México que ven horrorizados el retorno de prácticas de hace 50 años, de una visión de un mundo que ya no existe. De un mandatario con ínfulas de dictador, de un sistema que ve como enemigo a la clase media, que mediante el adoctrinamiento siembra semillas de populismo y socialismo, que ama tanto a los pobres que ha decidido multiplicarlos y que nada le molesta más que el poder en manos de los ciudadanos.

    Ahí están los que no quieren remendar al sistema, sino lo quieren destruir para construir uno nuevo. Los que no se avergüenzan de su fe. Recuerdo aquella tarde que tras el cansancio y las quemaduras de sol en la piel, un pequeño grupo de voluntarios nos premiamos con una auténtica cena chilanga. A nuestro paso, los “gritones” como les llaman a los “porros” de López, nos empujaban e insultaban. Ahí tuve la oportunidad de ver en práctica la recomendación que te hacen ante el embate de estos grupos, de que si ya es inevitable el choque, respondas con un: “Cristo te ama” o “Dios te bendice hermano”, Mis compañeros empezaron a repetir estas frases y en cosa de segundos se alejaron. La gente de FRENA es gente que no quiere la división ni el enfrentamiento entre mexicanos, que están convencidos que un México más humano es posible. No fueron ni 5, ni 10, ni 20, fuimos más de cien mil.

    Pero más allá de las cifras, sería conveniente detenerse a reflexionar. El movimiento de oposición a AMLO es una realidad. Un movimiento organizado, encabezado por diversos líderes de cada región del país. Un movimiento que ante la víscera prevaleciente en la vida de López Obrador, está demostrando actuar de manera ordenada, pacífica y sobre todo, respetando la aplicación de la leyes que rigen al estado mexicano.

    Un FRENA que además de haber ganado la atención de medios internacionales, hoy hace presencia en todo el territorio nacional y que está demostrando su capacidad de convocatoria. No se puede dejar de ver es que en 2 semanas multiplicaron el número de asistentes a sus manifestaciones. Se van unos y llegan otros, pero el campamento al día de hoy se mantiene.

    Todo movimiento ciudadano inicia con solo una persona. En sus inicios Gandhi fue considerado un loco por sus mismos compatriotas, las marchas contra Hugo Chávez en Venezuela eran motivo de burla, lo mismo contra el depuesto Evo Morales. Toda revolución inicia con una idea, con un sueño y una determinación. FRENA se enfrentará irremediablemente al paso de los días, en los que su proyecto habrá de consolidarse o apagarse. Dependerá en mucho de su capacidad de sumar y unir a los mexicanos, de mantener una hoja de ruta donde tengan cabida todos aquellos que no encuentran en el régimen actual la creencia de un México libre y próspero.

    Ahí está el campo fértil, no necesitan pagarles ni darles una torta a las familias que han perdido todo por las malas decisiones en materia económica o por el desmantelamiento de las instituciones. O como leía en una publicación en redes sociales ¿Ustedes creen que las familias de los más de 60 mil muertos por homicidio en lo que va del sexenio, necesitan ser obligados a manifestarse?

    ¿O los 78 mil fallecidos por Covid 19 debido al mal manejo de la pandemia?

    Agregaría yo a las madres y familias de los miles de niños con cáncer para los que ha no ha habido medicamento en lo que va de este gobierno. Las mujeres que se han quedado sin un lugar seguro donde dejar a sus hijos mientras trabajan. Los excluidos del sistema de salud, que se han perdido la única protección médica que tenían en el seguro popular. Los agricultores y ganaderos de Chihuahua que ven con rabia e impotencia cómo se llevan la poca agua mientras padecen la sequía. Los académicos e investigadores que ven cómo se pierden años de inversión en ciencia y tecnología. Los pequeños empresarios que han perdido todo por la pandemia. Los hijos y familias de víctimas de feminicidio. Los Rarámuris que siguen padeciendo en la profundidad de la sierra de donde son desplazados por el narco y la tala ilegal. ¿los que se han quedado sin empleo? ¿los que ven en riesgo los ahorros de toda su vida a través de los afores?

    La lista de víctimas y damnificados de este gobierno es larga, en ella se encuentran niños, mujeres, hombres, emprendedores, intelectuales, artistas, enfermos y personal médico.

    ¿Usted cree que ellos necesitan de una torta para manifestarse?

    De momento, ya hubo quien le ponga el cascabel al gato.

    Claudia Vázquez Fuentes.

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    Claudia Vazquez Fuentes
    Claudia Vázquez Fuentes

    Analista Geopolítica.

    Maestra en Estudios Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona.


    Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.

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