Atesoro algunas frases que sin lugar a dudas han motivado y definido mi participación política. Una es de Arnold J. Toynbee -aunque con un probable precedente en Platón-, la otra de Allende. En una se condensan de la forma más elegante los argumentos más poderosos que motivan -no sólo a los jóvenes sino a la sociedad en general-, a participar en política:
“El mayor castigo para quienes no se interesan en política es que serán gobernados por quienes sí se interesan” (Arnold J. Toynbee).
En la otra, es posible encontrar la esencia misma del espíritu animoso e inquieto característico de la juventud:
“Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica” (Salvador Allende).
Ambas han ido de la mano para mí porque he sido (y sigo siendo) un convencido de que es nuestro deber como ciudadanos participar en política y de que la participación en los asuntos públicos -sobre todo de los jóvenes- debe de ir acompañada necesariamente de una dosis suficiente de valentía responsable, iniciativa transformadora y convicción revolucionaria.
También Bertolt Brecht me ayudó a comenzar el largo camino -aún no terminado- en la búsqueda por consolidar mis ideales políticos, desde la primera vez que leí su famoso pensamiento sobre el analfabeta político:
“El analfabeta político se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política, sin saber que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los criminales que es el político corrupto” (Bertolt Brecht)
Sería mezquino e injusto no reconocer, por otro lado, la influencia que ha tenido en miles de jóvenes (no sólo en mi) quien fuera un gran priísta y funcionario público, Don Jesús Reyes Heroles, por cierto, fundador de las juventudes del PRI cuando el 4 de Marzo de 1973, siendo presidente nacional del PRI, funda el Movimiento Nacional de las Juventudes Revolucionarias, hoy Red Jóvenes x México. En su memorable discurso de aquella ocasión, Don Jesús esbozó ideas que siguen acompañando a las juventudes priístas:
“Se es joven cuando se ve la vida “como un deber y no como un placer”, cuando nunca se admite la obra “acabada, cumplida”, cuando nunca se cree estar ante algo perfecto. Se es joven si se está lejos de la docilidad y el servilismo, si se cree en la solidaridad y en la fraternidad. Se es joven cuando se quiere transformar y no conservar, cuando se tiene la voluntad de hacer y no de poseer, cuando se sabe vivir al día, para el mañana; cuando se ve siempre hacia adelante, cuando la rebeldía frente a lo indeseable no ha terminado, cuando se mantiene el anhelo por el futuro y se cree todo posible. Cuando todo esto se posee, se pueden tener mil años y ser joven. Hay juventud con años y hay vejez antes de tiempo.” (Jesús Reyes Heroles)
En el ensayista y poeta español, Ortega y Gasset, encontré una joya que le es atribuida que me otorgó un ideal en el horizonte a alcanzar, al cuestionarme a mi mismo sobre la clase de política con la que me gustaría colaborar:
“El verdadero político no se conforma con pensar y con hablar. Tiene el frenesí de la creación. Hace y hace, realiza y realiza, construye y construye. Es ejecutor sin descanso. Como el pintor, el músico o el escritor, que no come, no se cansa y no duerme. No bien termina una obra, cuando ya esta comenzando otra. Son estos políticos, muy benéficos para sus pueblos. Son sus verdaderos artífices y precursores de sus destinos.” (José Ortega y Gasset)
Ya tiempo después, en Política para Amador, increíble guía para aprender los principios básicos de política, escrito por un padre -Fernando Savater-, a su hijo, Amador, encontré otra memorable frase:
“La política es el conjunto de razones para obedecer o rebelarse” (Fernando Savater)
Y, finalmente, fue la visionaria participación política de Winston Churchill, gran estadista inglés, quien me convenció de la que debe de ser la lucha real de cualquier persona que aspire a participar en política:
“Aquel político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.” (Winston Churchill).
Sobre éstas y otras convicciones ajenas he intentado encontrar las mías propias, que definan mi participación e ideales a alcanzar en medio de un pantano tan oscuro y nauseabundo como el de la política.
Alberto Fernández escribió en un artículo para Letras Libres que “el éxito de la sociedad en crear, mantener y expandir las condiciones para el florecimiento de la juventud solo se manifiesta a cabalidad cuando esa juventud se torna a criticar despiadadamente a la sociedad que la produjo.”
Coincido a medias con él. Por un lado, ciertamente es la sociedad misma la que debe de proveer las condiciones necesarias para que la juventud florezca y participe. Aunque, por el otro, no necesariamente es una crítica despiadada aquella que la juventud hace de la sociedad en la que vive. Puede ser más bien una crítica necesaria. Una crítica acertada. Una crítica urgente y desesperada. Un llamado vivo y ardiente para romper el viejo orden caducado y establecer uno nuevo cercano al ideal de prosperidad y felicidad para todos los ciudadanos, por igual. Un llamado a la transformación y no a la conservación, parafraseando a Don Jesús Reyes Heroles.
Y estoy seguro que ello sucedió con toda una valiente generación de jóvenes juarenses cuando entre 2007 y 2011 vivimos la época de inseguridad sin precedentes más cruda y mortífera de nuestra historia, llegando a ubicarnos como la “ciudad más violenta del mundo” incluso por encima de Irak, que se encontraba en guerra. Con el paso del tiempo y las experiencias no sólo de mi ciudad, estado o país, sino del resto del mundo, he aprendido a darme cuenta que son las crisis sociales como la vivida en Juárez en aquellos años, las que motivan potentemente la participación política de la juventud. Porque alguien tiene que atreverse a alzar la voz cuando nadie lo hace. Porque alguien tiene que plantearse si las cosas deben de seguir igual o si podrían ir mejor. Porque alguien tiene que proponerse luchar contra lo que sea necesario por construir un mejor espacio de vida para todos.
Así sucedió, -pero a mucho mayor escala por los logros obtenidos (derrocar al régimen de Mubarak en Egipto y al de Ben Ali en Túnez, entre otros)-, con la generación de jóvenes de la primavera árabe que alzaron la voz y se levantaron para romper el viejo orden y luchar por uno nuevo lleno de libertad. Así también con Camila Vallejo en Chile liderando las protestas contra los altos costos universitarios. Así con Juan Guaidó, Juan Requesens y la generación de jóvenes venezolanos que incluso ya se han infiltrado en la asamblea legislativa -como el propio Requesens, por cierto hoy preso político por el régimen- y han ido ganando espacios desde los que luchan por derrocar el régimen dictatorial del chavismo.
Ejemplos actuales e históricos de jóvenes que han decidido abandonar su zona de confort para aventurarse a la riesgosa y complicada tarea de buscar mejorar el estado actual de las cosas, se cuentan por miles en la historia universal.
Aquella crisis de seguridad pública en Ciudad Juárez -y en todo México- nos formó y nos orilló inevitablemente a la participación política. Así fue como comenzamos a participar primero en sociedades de alumnos de secundarias y prepas, después con una participación más formal en organizaciones de la sociedad civil y, finalmente, en el proceso de maduración del desenvolvimiento político, en las máximas instancias de participación: Los partidos políticos. Y en esa disyuntiva la generación se decantó por aquella opción política cuyos ideales compatibilizaran con los suyos.
En mi caso, aquella opción fue, es y sigue siendo el PRI. Las razones, muchas. Creo en el ideal revolucionario de justicia social y democracia que históricamente ha enarbolado el PRI. Creo en la revolución institucionalizada. En las demandas de la revolución hechas y materializadas en las instituciones mexicanas, de seguridad social, por ejemplo. El IMSS vino a consolidar una conquista histórica de la revolución, en la búsqueda de nuestro país por alcanzar el estado de bienestar. Como el IMSS, muchas instituciones más. Creo en las contribuciones que mi partido ha hecho desde el gobierno al desarrollo y prosperidad del pueblo de México. Creo en sus documentos básicos. En su programa de acción, en su declaración de principios y en sus estatutos, tan desafiados e ignorados últimamente. También creo en las dolorosas lecciones que es posible recoger de los múltiples y muy graves errores que como partido hemos cometido. Aunque estoy convencido de que dichos errores no deben ser depositados como una pesada lápida en la espalda de la juventud. Creo fervientemente que las nuevas generaciones no tenemos porque pagar los platos rotos de los errores de otras generaciones. Creo también que merecemos aunque sea la oportunidad histórica -por la que luchamos actualmente- de intentar hacer las cosas mejor que los demás. Desde el PRI y desde las instituciones. Desde el gobierno y desde los tres poderes.
Pero sobre todo, creo y reconozco las oportunidades que desde el PRI se han otorgado a la juventud. Unas, concesiones, otras -las más trascendentes-, conquistas, alcanzadas por los propios jóvenes del partido que hemos ido tomando espacios desde los que hemos impulsado la transformación primero de nuestro partido para, desde ahí, impulsar la de nuestras comunidades y con ello la de nuestro país.
Y fue así como juntos, hemos conquistado espacios de participación. Así nació en 2002 la organización de jóvenes menores de edad -inédita en su tipo en todos los partidos políticos mexicanos, aunque recientemente copiada por el PAN-, Chaviza Revolucionaria, a la que tanto cariño le guardaré toda mi vida. En ella gracias a Dios inicié y conocí mi participación política como un joven de 17 años. Si algo tengo muy claro es que los jóvenes del revolucionario institucional hemos trabajado incansablemente por construir espacios de participación política que podamos ofrecerle a la juventud mexicana. Con ese propósito en mente la Chaviza Revolucionaria acercó e invitó a participar a miles de jóvenes menores de edad en todo México que sentían deseos de inmiscuirse en la política para trabajar por México.
Pese a nuestros esfuerzos, los últimos años hemos sido testigos, igual que todos los mexicanos, de cómo han llegado políticos del PRI que han utilizado las siglas del partido para beneficio personal y han lastimado y dañado con sus acciones. No sólo han dañado a los mexicanos, principalmente han dañado a los jóvenes priístas que trabajamos por nuestro país y que por culpa de éstos políticos sin vergüenza, hoy somos acusados, sin deberla, de corruptos y de ladrones.
La política no es negocio, es servicio. Después de que se conoció en la opinión pública las corruptelas de los gobernadores priístas que hoy se encuentran presos o prófugos, los jóvenes del PRI nos dimos cuenta que teníamos que involucrarnos para cambiar esta situación. Por eso en Agosto del 2017, en nuestra asamblea nacional, propusimos modificar los estatutos de nuestro partido para obligar al PRI a postular a jóvenes menores de 35 años de edad, a todos los cargos de elección popular en 1 de cada 3 candidaturas. Es decir, que el PRI se vería obligado a postular a jóvenes en la tercera parte de todas las candidaturas. Miles de jóvenes en todo el país que queríamos ver este cambio, luchamos para convencer y hacerlo posible. Contra toda resistencia de la vieja guardia que no nos quería dejar pasar, finalmente lo logramos. Ganamos la batalla y la reforma pasó aprobada por mayoría. Por eso en la pasada elección presidencial del 2018, 100 jóvenes de 300, menores de 35 años, fuimos candidatos a diputados federales en todo México. Gracias a Dios, con 23 años de edad, fui el más joven de todos ellos, orgullosamente juarense.
El tiempo se ha ido en la participación juvenil, pero la lucha por un mejor país seguirá siempre. Hoy tenemos la oportunidad de que esta lucha sea cada vez más grande con la participación de todos los jóvenes mexicanos. No tenemos miedo, sabemos que es necesario que nos unamos todos y rescatemos a México desde todos los frentes, el PRI incluido. Necesitamos cada vez más jóvenes decididos que busquen transformar su país desde todos los partidos, para que juntos, como generación, nos aseguremos que la política va a cambiar. Puede cambiar. Está cambiando ya con acciones atrevidas y revolucionarias como la reforma del 1 de 3 conquistada por los jóvenes priístas.
El PRI no nos ha dicho ni nos dirá qué hacer a los jóvenes, los jóvenes le estamos diciendo qué hacer al PRI.
UNA ATENTA INVITACIÓN
A todos los jóvenes de México:
Como la Chaviza, las juventudes del PRI han sabido crear espacios incluyentes en los que cualquier joven mexicano se pueda sentir identificado. Por eso hoy tenemos en la Red Jóvenes x México -máximo órgano de gobierno y regulador de las juventudes priístas en todo el territorio nacional-, espacios para todo tipo de jóvenes: Si eres emprendedor y te atrae el mundo de los negocios, puedes participar desde el movimiento de jóvenes emprendedores. Si te identificas con las causas medioambientalistas, puedes afiliarte al movimiento de jóvenes medioambientalistas. Si te interesa defender las causas progresistas, ahí está para ti la secretaría de diversidad sexual. Si el mundo cultural y artístico es lo tuyo, el movimiento exprésate es para ti. ¿Eres campesino? Te espera la vanguardia juvenil agrarista. ¿Formas parte del sector popular y sus muchos movimientos agremiados? La juventud popular te abre sus puertas. ¿Eres universitario y quieres participar en política? El Consejo Tecnológico Universitario te dará la oportunidad de formar parte de una gran red nacional de estudiantes universitarios que comulgan con los ideales de las juventudes príístas. Si, por otro lado, te llama la atención la historia y la revolución mexicana, desde la expresión juvenil revolucionaria encontrarás un gran espacio para participar. Si eres mujer y te apasiona promover las causas de igualdad y equidad de género, súmate entonces a la secretaría de mujeres jóvenes que te recibirá con los brazos abiertos. ¿Eres menor de edad y crees que no puedes participar en política? Te equivocas. Los jóvenes de Chaviza Revolucionaria quieren aprender y participar contigo.
¡ÚNANSE. INVOLÚCRENSE. PARTICIPEN. ES POSIBLE QUE LA POLÍTICA DE ESTE PAÍS CAMBIE, HAGÁMOSLO JUNTOS. HAGAMOS HISTORIA. PARTICIPEMOS EN POLÍTICA Y DÉMOSLO TODO PARA LOGRAR UN MEJOR MÉXICO Y UN MEJOR CIUDAD JUÁREZ!
Hiram Hernández Zetina
Economista de la UNAM. Presidente del Consejo Nacional de Tecnológicos y Universidades del Partido Revolucionario Institucional. Ex candidato a Diputado Federal por el distrito 4 de Ciudad Juárez
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.