La movilidad social se refiere al movimiento de las personas de un nivel socioeconómico a otro. Se dice que una persona tiene movilidad cuando cambia su situación socioeconómica en relación a la del hogar en que nació.
Durante cuatro años, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), realizó un estudio en 20 países, en dicho estudio analiza cuántas generaciones se necesitan para salir de la pobreza.
El informe establece que para salir de la pobreza un niño tendrá que esperar 2 generaciones en Dinamarca, 3 en Finlandia y 5 en Estados Unidos. En una situación contradictoria, están los países latinoamericanos, donde un niño deberá esperar 6 generaciones en Chile, 9 en Argentina y Brasil y, 11 en Colombia para lograr de ser pobre.
Para el caso de México, 48% de la población que proviene del nivel socioeconómico más bajo, permanecerá ahí, otra generación más.
El estudio revela que las principales causas de la falta de movilidad social están ligadas a la falta de educación, a la informalidad y la notoria brecha salarial entre los más pobres y los más ricos.
En varios países de América Latina hay familias que logran salir de la pobreza, pero que en un pestañear de ojos vuelven a caer, esto resultado de la llamada clase media vulnerable que regresa a su situación original ante cualquier imprevisto.
La clase media, representa a aquella población, que si bien, no esta considerada pobre dadas sus carencias sociales, si cuenta con ingresos tan bajos, que, al mínimo imprevisto, como la enfermedad de un integrante de la familia, puede caer en la trampa de la pobreza. En estas familias, prácticamente no se hereda riqueza, sino pobreza.
Varios gobiernos han realizado transferencias monetarias para reducir la pobreza, pero ese tipo de políticas no cambian el problema de fondo de la desigualdad, sino que apenas permiten cubrir necesidades básicas del momento, como alimentación, más no proveen de un empleo con ingresos dignos que hagan a la población estar dentro de una línea de bienestar.
Entonces, el nivel socioeconómico del hogar en que se nace será el determinante del nivel de bienestar que un individuo logre alcanzar a lo largo de su vida. En nuestro país, para un porcentaje muy elevado de la población el lugar de cuna se ha convertido en destino.
En definitiva, la solución para acabar con la pobreza no es sólo implementar programas o políticas de transferencias, dado que son parches al problema más no soluciones. México requiere políticas de educación de calidad, salarios dignos y empleo formal, es decir, soluciones permanentes que permitan que la población salga de la trampa de la pobreza.
Nancy Carbajal
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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