Las elecciones de este año, marcan una nueva era en la historia de los procesos electorales en México.
Praxis mató ideología.
Seremos poco más de 80 millones de mexicanos los que podremos votar el próximo 1 de julio y si todo sale bien, quizás sólo la mitad cumpliremos con esta obligación cívica.
Según datos del INE, se disputan 3 mil 406 cargos públicos. Entre senadores, alcaldes, diputados federales, y por supuesto, presidente de la República.
Y el electorado en su inmensa mayoría, desconcertado por la descomposición de las ideologías, atónitos por la propuesta de extraños proyectos donde se pierde no sólo el fervor a los fundamentos profundos, sino el decoro para decidir por los candidatos; sin ápice de interés democrático. No acierta a decidir si votaría o no votaría en junio próximo.
La violencia en el país, la corrupción a niveles nunca vistos, la agonía del sistema de partidos y los intereses de grupo, han matado los ideales.
Hablar de ideales es pecar de romanticismo.
Los tiempos cambian, si se pierden los valores, las costumbres, las tradiciones, que podemos esperar de nuestros ideales.
De pronto me vienen a la mente imágenes de los enamorados de antes en contraste con los de hoy.
Aquellos de principios del siglo pasado, que cortejaban a su pretendida. La buscaban, le componían poemas, besaban su mano, sin pasarse de vivos. Y luego de cierto tiempo, se comprometían. Nada de manoseos.
Hoy las cosas cambian, ya no hay tiempo para escarceos. La vida corre a velocidades muy aceleradas. El varón dejó de ser el que propone, el que pedía “una prueba de amor”. Hoy son las mujeres las que deciden con quien, dónde y a qué horas, por algo son ya independientes.
Traigo a mis lectores estos contrastes con un solo interés. Que ustedes tengan presente, que en materia política el ideólogo ha muerto. Lo suple el gesticulador.
A la muerte de los ideales, aflora el pragmatismo. Todo se vale. El aceite y el agua se mezclan mágicamente. Las vilezas de un partido carcomen las noblezas del otro y viceversa.
La clase política canjea todas las identidades por una sola… la que se finca en el materialismo, la codicia, la rapacidad.
Pragmatismo, le llaman de manera eufemística.
En esta lucha donde las ideologías se resisten a morir, los pragmáticos, forrados con sus armaduras, acusan a sus antagonistas de arcaicos y poco visionarios.
Y en la demolición de lo que un día fuera orgullo de preservación y defensa, arrasan con lo poco de democracia interna que quedaba en los bastiones partidistas.
Todas las señales de identidad se han destruido.
Ahora la mezcla de fluidos y vapores entre unos y otros, aunque producen olores fétidos, son las ofertas del día.
Los tiempos han hecho que los que aun guardamos principios, busquemos refugio en los razonamientos de la anarquía, hasta encontrar un modelo que deseche esta hornada de políticos utilitarios, oportunistas y aprovechados. GESTICULADORES. Al estilo de Rodolfo Usigli.
Para este año no hay de otra.
Y los independientes, construyendo su posibilidad de la mano de los mismos partidos políticos o bajo los intereses perversos de la oligarquía local.
En este parteaguas, ya deberíamos estar construyendo el blindaje adecuado. Dotar a la nueva progenie patriótica de fundamentos acordes al presente y futuro de México.
Pero bueno, nadie quiere sentarse a pensar y gastar cacumen en este ejercicio.
Observemos entonces.
Raúl Ruiz
Abogado. Analista Político. Amante de las letras.
CARTAPACIO, su sello distintivo, es un concepto de comunicación que nace en 1986 en televisión hasta expanderse a formatos como revista, programa de radio y redes sociales.
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