Si bien, la vida no vale nada, la salud cuesta y cuesta mucho en; años, calidad de vida, dolor, angustia, tiempo, dinero y trabajo. La salud es uno de los aspectos más sensibles y vulnerable de las personas y al que el gobierno no solo ha dado la espalda.
El desmantelamiento sistemático de la salud de todo el país es una constante desde la llegada de AMLO a la presidencia a través de diversos frentes.
La falta de equipamiento, material, para los centros de salud, la terrible corrupción que no ha sido combatida, ni ha retrocedido, la doble victimización que padecen los pacientes de cáncer, en especial los niños, quienes no solo son privados de sus tratamientos, sino también acusados de intentar “desestabilizar” al gobierno.
La conducta criminal de gobierno federal, cubre un amplio espectro: corrupción, falta equipamiento, desabasto médico y la precariedad de 33 millones de mexicanos que al día de hoy no cuentan con alguna afiliación médica, pues tras la desaparición del Seguro Popular, el 26% de la población, se ha quedado sin ningún tipo de servicio médico.
En México, solo el 45% de la población, algo así como 56 millones de personas cuentan con algún tipo de servicio médico, ya sea IMSS, ISSSTE, SEMAR Y SEDENA. Aun así, en el 2020 hubo un 65% de derechohabientes que teniendo servicio médico gratuito tuvieron que acudir a servicio médico privado, ya sea por citas que nunca llegaban, medicamentos inexistentes, falta de equipo para pruebas o mala praxis médica.
La condena a la pérdida o el riesgo de la salud, no recae solo en los enfermos, en aquellos que se enfrentan al infortunio de ver acabada o menguada su vitalidad, sino por primera vez en muchas décadas la amenaza se cierne sobre los más pequeños e inocentes; los niños pues como nunca en la historia reciente de nuestro país, México ha dado marcha atrás a la aplicación del cuadro de vacunas básicas.
Si bien es cierto que esta situación tuvo su origen en la pandemia por COVID 19 a la que hubo que desviar recursos y personal, así como disminución de horarios y cancelación de programas sanitarios para atender la lucha contra el COVID, es de vital importancia que se reactiven de inmediato los programas de vacunación.
Cuando se habla de vacunación para menores y el cuadro básico, no se habla de vacunas anti COVID. Las vacunas que durante el 2020 y 2021 no se han aplicado corresponden a enfermedades como: sarampión, difteria, tétanos y polio. Que si bien son enfermedades que prácticamente su riesgo de mortandad es sumamente bajo y van hacia una erradicación, son, como el caso del sarampión, enfermedades altamente contagiosas y que ponen en riesgo a toda una generación.
Quizá muchos de nosotros no hallamos enfrentando la gravedad de estas enfermedades, pero seguramente nuestros abuelos, tuvieron de cerca sino uno, varios casos mortales y con graves secuelas a su alrededor a causa de estas enfermedades. De hecho, la ONU emitió una alerta a nivel mundial ante lo que llamó un riesgo de “catástrofe absoluta” el atraso en vacunación de niños.
Actualmente, y en buena parte a causa de la pandemia por COVID hay 23 millones de niños en todo el mundo sin recibir su esquema básico de vacunas, con México entre los primeros 10 diez países con mayor rezago. De acuerdo con cifras oficiales de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF en el 2020 454 mil niños no recibieron su primera dosis de inmunización contra la difteria, tétanos y tos ferina.
Si bien es cierto que la pandemia ha sido una situación que ha puesto en jaque los sistemas sanitarios de todo el mundo, por sí sola no es una justificación para este atraso que pone en grave riesgo a toda una generación, en especial a las niñas y niños de los lugares más pobres y desprotegidos, si bien la crisis del COVID es un gran reto para todos, el gobierno jamás debió descuidar a los menores, ni usarla de pretexto ante su incapacidad para abastecer las necesidades de un país. La pandemia en sí misma no alcanza a justificar esta situación.
Inicialmente, Andrés Manuel López Obrador dijo que lo que se haría sería cambiar el esquema de compras a medicamentos por su gran corrupción, pero lo que hizo fue dejar a todo el país sin medicamentos, un verdadero desastre incluso evidenciado por la ONU.
Inexplicable cómo fue que hizo para dar al traste con un sistema en palabras suyas tan “corrupto e ineficiente”, pues hasta antes de su gobierno en nuestro país tres veces al año se llevaban a cabo la Semana Nacional de Vacunación, en la que además de la inmunización de los pequeños se prestaban otros servicios como: nutrición, desparasitación, reparto de electrolitos, capacitación, etc..
Ahora los niños se han quedado sin nada….. no solo es la negativa del gobierno a vacunar a los menores contra el COVID, recordemos que solo algunos cuantos bajo ciertos parámetros de riesgo han accedido a la vacuna, estamos hablando de proteger a los pequeños recién nacidos, ¿Qué tampoco a ellos quieren atenderlos? ¿será apatía, desinterés, ineficiencia, corrupción o puras ideas reptilianas de un gobierno criminal?
Claudia Vázquez Fuentes
Analista Geopolítica.
Maestra en Estudios Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona.
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