Ventaja es que las nuevas plataformas multimedia te permiten consumir la música que desees, es así que explorando en la más famosa de ellas, me encontré con La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, grupo de buenos músicos de la segunda mitad de los ochentas que pegó fuerte en los noventas con un estilo diferente al esquema plástico de música producida por el entonces monopolio de la televisión.
No soy un gran seguidor o especialista de este tipo de música pero me agradó su sonido original y mensaje social. Sería bueno impulsar estos estilos musicales ante la decadencia de los nuevos intérpretes juveniles.
Una de las canciones más famosas de esta agrupación es Un Gran Circo (1991), que habla de la miseria urbana posiblemente de la Ciudad de México y que se refleja en las personas que luchan por sobrevivir a manera de “artistas” en los cruceros de las calles. Al escuchar la canción es posible reflexionar y agregar elementos ad hoc sobre el flagelo de la pobreza.
La realidad retratada en esta canción con espíritu de protesta continua vigente en las ciudades mexicanas, la carestía de la vida obliga a niños en edad escolar a trabajar en las calles, el desempleo obliga a muchos a buscar el sustento en el comercio informal. Se vuelve familiar el rol del limpia parabrisas, del payasito, del cantante, del malabarista, del faquir o del acróbata urbano.
Poco alcanza el salario que se evapora en algunos artículos de primera necesidad y el trabajo mecanizado repetitivo asfixia la creatividad. Muchos prefieren trabajar por su cuenta, mejor depender de sí mismo y no tener un capataz, aunque sea vendiendo algo.
La pobreza y marginación son parte de las ciudades mexicanas, imposible eliminar estos males en un corto plazo, requiere de algo más que asistencia pública, que también es muy necesaria. Condenable es lucrar electoralmente con los más humildes tanto como empobrecer aún más a la población, lo mismo que cerrar los ojos ante la realidad.
Ante la realidad de la gente de a pie, los partidos políticos buscan llevar agua a su molino, dirán unos que la pobreza ha disminuido gracias a ellos, otros dirán que al contrario ha aumentado y unos que si les dan la oportunidad ellos sí acabarán con la miseria.
Así que, paralelo al circo en el que actuamos los ciudadanos por salir adelante, el circo de la Política ofrece su espectáculo. Grandes actores han surgido de este otro gran circo, excelsos guiones de tragicomedias, hábiles trapecistas y shows que asombran al espectador uno tras otro.
El público expectante mira con recelo y resentimiento al circo de la Política, muchos ignorarán su propaganda y no pagarán con su voto la validación de otro periodo del mismo o de un nuevo espectáculo; otros sí lo harán, por conveniencia o convicción.
Los personajes de la Política actúan con miras a ser dueños de la carpa por seis o tres años según la plaza, así que buscan llevar la mayor cantidad de votos favorables a la taquilla. Es cuando sacan a relucir sus banderas y malabares contra la pobreza, la marginación o la inseguridad.
Se presentan, se publicitan, se pasean y se hacen populacheros de momento. Definido quiénes se harán de los derechos de la carpa, cambia el show, la dinámica de los números y obviamente los personajes.
El nuevo presentador o presentadora del circo traerá su narrativa y libreto, no deberá olvidarse de los “artistas” del circo de las calles, sabrá que haberlos excluido durante mucho tiempo al final de cuentas es mal negocio para todos.
La auténtica cultura popular, tan deteriorada en estos tiempos, permite crear conciencia colectiva a través del arte. Una canción puede detonar el siempre urgente pensamiento de cambio social y de análisis crítico, Un Gran Circo de la banda mejor conocida como la Maldita, es solo un ya viejo pero pertinente ejemplo.
¡Levanta la voz, y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!
(Proverbios 31:9)
Moisés Hernández Félix
Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.
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