Qué difícil es hacernos responsables de nuestras decisiones, admitir que fallamos y enfrentar la desaprobación y la crítica. Qué fácil es pedir justicia a costa de sangre cuando no es la propia la que ha de derramarse.
Si alguien lo duda, que le pregunte a Felipe Calderón quien se lanzó a una guerra contra el narco sin pensar en proteger debidamente a la ciudadanía antes de ponerse a jugar a las guerritas. Y lo que es peor aún, su guerra no era contra el narco, era contra los enemigos del narco que le pagó por entregarle el territorio nacional, al que le ofreció más dinero. Prioridades son prioridades, no cabe duda. Ni cómo ayudarle, ni cómo dudarlo porque todo está perfectamente documentado en las declaraciones que el Chapo Guzmán hizo ante la justicia americana.
Por otra parte, Vicente Fox soltó al Chapo a cambio de millones de dólares, lo cual parece haber olvidado y piensa que los mexicanos chiquitos y orejones ni cuenta nos dimos.
Y ahora resulta que estos remedos de presidentes se sienten con autoridad moral para juzgar la decisión de Andrés Manuel López Obrador, quien tuvo que asumir un error de la gente que puso al mando y enfrentar el ridículo y la corrosiva crítica de la oposición. Lo hizo con humildad y sin tratar de ocultar su derrota, dispuesto a pagar el costo político. Soltó al hijo del Chapo a cambio de la vida de miles de inocentes a sabiendas de que sus enemigos políticos le pasarían la factura con diligencia y con recargos.
Se necesita templanza e integridad para hacer lo correcto al precio que haya que pagar en lugar de salvaguardar el ego, la imagen y los propios intereses. Sobre todo se necesita la humildad y la sabiduría que se logran a fuerza de haber mordido el polvo tragándose dos derrotas a pesar de haber ganado la batalla. No por nada hoy está donde está y en un momento en el que se necesitan gónadas para hacerse cargo de un país destrozado por la corrupción. Se sacó la rifa del tigre y lo sabe, lo asume.
Ahora le queda dar la cara ante el pueblo, que al final del día será quien lo juzgue y decida si prefiere un comandante en jefe que reconoce cuando ha sido rebasado o un megalómano que se siente amo de la vida y de la muerte, que desde la comodidad de su oficina ordena una masacre cuyo costo han de pagar hombres, mujeres y niños inocentes solo para salvar su imagen. Es la hora de la verdad, ahora sabremos de qué está hecho el pueblo mexicano, la moneda está en el aire.
Rosy Chumacero
Oriunda de Ciudad Juárez, es madre de tres hijas y abuela de cuatro nietos. Incursionó en la iniciativa privada, en la locución de noticieros, en la docencia de idiomas y en los bienes raíces en El Paso, Tx.
Empezó su búsqueda en el camino espiritual en el año 2002, estudiando Raja Yoga con la Maestra Hindú Didi Lavina Vaswani en El Paso Texas, donde vivió por 14 años, recibiendo Nombramiento de Maestra de Raja Yoga en el Centro de Retiros de Madhuban - Rajasthan, India, en 2002.
Es Miembro de la Universidad Espiritual Mundial Brahma Kumaris desde 2002 y Ministro Ordenada por la Hermandad Espiritual Mundial desde 2008.
Escribe la columna "El Rincón del Alma", en la revista semanal Weekend.
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