En medio de una era marcada por la rapidez de la información y la omnipresencia de las redes sociales, nos enfrentamos a una preocupante indiferencia social ante las injusticias que aquejan a nuestra sociedad. Nos hemos sumergido en un mar de egocentrismo, donde cada uno parece creer que puede cambiar el rumbo del mundo de manera individual, olvidando que el verdadero progreso requiere del esfuerzo conjunto de toda una comunidad.
La educación, la comunicación y la convivencia, pilares fundamentales para el desarrollo humano, han sido transformados en herramientas que, lejos de unirnos, nos alejan aún más unos de otros. En lugar de fomentar la solidaridad y el entendimiento mutuo, hemos caído en la trampa de la división y la discordia.
Resulta desolador observar cómo, en nuestras redes sociales, se trivializa y se burla de la muerte y el sufrimiento humano. El morbo y la búsqueda desesperada de “likes” han eclipsado nuestra conciencia colectiva, haciendo que la vida y la seguridad de las personas pasen a un segundo plano frente a la vorágine de la popularidad virtual.
Es crucial reflexionar sobre nuestra responsabilidad como individuos y como sociedad. Debemos recordar que cada acción, por más pequeña que parezca, tiene un impacto en el mundo que nos rodea. Es necesario recuperar la empatía y la solidaridad perdidas, y trabajar juntos para construir un futuro más humano y compasivo. La deshumanización no es el camino hacia el progreso. Es hora de rechazar la indiferencia que nos separa. Solo unidos, como sociedad, podremos superar los desafíos que enfrentamos y construir un mundo más justo y equitativo para todos.
Verena González
Lic. en Ciencias de la Comunicación