Originalmente publicado el 23 de mayo de 2017
El instinto impulsa a los animales a buscar los recursos naturales para satisfacer sus necesidades. En complemento y a manera de extensión, la naturaleza concedió al hombre la facultad de la inteligencia para combinar la experiencia sensible y así poder establecer los mecanismos justos en la explotación de esos bienes naturales para satisfacer las necesidades primarias del hombre, evitando el sometimiento despiadado al dominio de los instintos.
Sin embargo, la lucha de la inteligencia permanente en solventar la satisfacción de las necesidades, y así disminuir la hegemonía constante y firme de los instintos, ha obligado a construir en la sociedad las estructuras con los suficientes mecanismos destinados a la satisfacción de las necesidades humanas. Pero, el paso del tiempo ha suavizado, hasta casi desaparecer, las asperezas de esos mecanismos heredando al hombre contemporáneo una falsa percepción de la vital relación del hombre con la naturaleza considerándola inútil e innecesaria y de cierta forma sustituible.
Entender cómo los mecanismos estrictamente necesarios para explotar los recursos naturales en satisfacer las necesidades del hombre por ejemplo: uno, para proporcionar alimentos al hombre y complazca su necesidad de hambre; dos, proveer los medicamentos y atención médica en busca de la salud del hombre; tres, para
suministrar agua potable y el individuo satisfaga su sed; el individuo posea un lugar donde resguardarse de las inclemencia de los fenómenos naturales y dormir con tranquilidad; la estructura necesaria para eliminar desechos naturales del hombre y evitar propagación de enfermedades; la estructura necesidades de seguridad para que el individuo se sienta protección contra el peligro y el miedo y actué en paz y tranquilidad; entre otros mecanismos que satisfacen las necesidades del hombre.
La ambición, de explotar al máximo al hombre con objetivos egoístas y materialistas, ha obligado a la sociedad a esconder inmoralmente del conocimiento esas viejas y desgastadas estructuras que continúan sosteniendo firmemente la relación inevitable que existe entre la satisfacción de las necesidades del hombre y la obtención de los recursos naturales; también, es inmoral que la sociedad en su afán injustificable de esconder los elementos esenciales de los mecanismos establecidos para la sobrevivencia del hombre, haciendo visibles únicamente los productos ya elaborados por esos sistemas acostumbrando a los individuos en sociedad a conocer solo el producto y no su origen ni su razón de ser.
Ante estas condiciones, el individuo en sociedad conoce única y exclusivamente la apariencia, es decir la fachada de esos mecanismos sociales útiles en obtener los recursos naturales para la satisfacción de las necesidades naturales. Más, la fuerza de la costumbre ha obligado al hombre a creer falsamente que solo existe lo que percibe con sus sentidos, es decir, la fachada y que lo que no percibe por los sentidos simplemente no existe, es decir esos mecanismos abastecedores de recursos naturales.
Es decir, para el hombre existe únicamente el alimento en la mesa, el medicamento en la farmacia, el servicio sanitario, la tranquilidad social y no existen, por no percibirlos sensiblemente, las estructuras que sostienen esos mecanismos que satisfacen las necesidades del hombre a través de los recursos naturales.
La costumbre en la creencia de la existencia exclusiva de lo que percibe ha dominado al hombre de tal manera que considera verdadero únicamente lo que conoce por medio de los sentidos. Ejemplo: el individuo de manera increíble y admirable estima como una verdad moral exclusivamente aquellas acciones que tienen relación con objetos materiales… ¡generador incansable de flagelaciones humanas!
En los grandes conflictos de la humanidad, en los inagotables problemas sociales, en las preocupaciones ordinarias del hombre la constante es la insatisfacción de una o varias necesidades naturales del hombre generadas por la manipulación ilegal e inmoral de uno o varios de los sistemas creados por la sociedad para aprovechar los recursos naturales en la satisfacción de las necesidades del hombre. Estas flagelaciones se agravan cuando el hombre que se siente agredido o afectado busca su solución exclusivamente en al apariencia, es decir, en lo que conoce, en lo que es solo es el tenue reflejo de los sistemas que abastecen de bienes naturales al hombre. El hombre se contenta en la apariencia, no busca la solución a esa conflagración en las estructuras fundamentales que no alcanza a percibir y que en consecuencia ignora su existencia.
Es cuanto. ¡Un abrazo fraterno!
Guillermo Chávez
Abogado. Filósofo. Columnista.
Buen amigo y consejero, entusiasta. Publicamos cada semana tu columna, en tu espacio en tu memoria.
Descansa en Paz.
Hasta pronto querido amigo.