Una de las moléculas más fascinantes y vitales para el hombre es la hemoglobina, esta proteína se la pasa toda la vida llevando oxígeno a las células y recogiendo el bióxido de carbono CO2 que genera la quema de glucosa
, llega a los pulmones les entrega el bióxido de carbono y recoge el oxígeno para de nuevo regresar a las células.
El oxígeno llega diluido a los pulmones a razón de 4 partes de Nitrógeno por uno de oxígeno, junto con algunas trazas de otros gases, el nitrógeno a esta temperatura y presión es inerte, no se combina.
Hasta aquí todo está bien, pero ¿qué pasa si respiramos monóxido de carbono?
El CO forma un enlace fuerte con la hemoglobina y le impide que vuelva a tomar oxígeno, de tal forma que esa molécula ya no sirve, aunque le suministren oxígeno puro, se envenena la sangre dirían los médicos.
Pero el CO no es el único gas dañino, tenemos óxidos de nitrógeno que son perjudiciales a la salud y sobre todo los óxidos de azufre que en altas dosis nos matan, pero en pequeñas nos intoxican, como muchos otros gases.
¿De dónde vienen estos gases perjudiciales? La mayor parte los generamos nosotros, por ejemplo, el CO viene de una mala combustión, los óxidos de nitrógeno de la combustión bajo presión en los autos y los óxidos de azufre de combustibles contaminante, además están los aditivos para la gasolina, como tetraetilo de plomo usado para evitar las pre igniciones que se encontró que el plomo se acumulaba en el cuerpo, luego se usaría benceno que resultó ser cancerígeno, hoy se usan otros aditivos.
Aunque ya hay tecnología para filtrarlos, por ejemplo, en los carros nuevos el convertidor catalítico los elimina cuando el carro está nuevo, pero con el paso del tiempo deja de funcionar y nadie lo cambia, en algunas industrias usan oxígeno puro para evitar que reaccione el nitrógeno y sofisticados filtros, en muchas otras funcionan sin control.
En una combustión perfecta donde entra oxigeno y sale CO2 la salud no está en juego salvo que el exceso de CO2 en la atmósfera genera el efecto invernadero, el problema es con las otras sustancias que manda al medio ambiente y que respiramos.
Hay muchos tipos de petróleos que se sacan en los pozos, pero podríamos clasificarlos en pesados y ligeros, México produce crudo pesado del que se obtiene poca gasolina y mucho residuo pesado y contaminante llamado combustóleo, anteriormente se usaba en barcos, pero ya ha sido prohibido por ser altamente contaminante y resulta que solo tenemos una atmósfera y las partículas pueden viajar por todo el mundo.
El gas natural ha resultado un combustible “limpio” por lo bajo en estos contaminantes y en todo el mundo se están cambiando las termoeléctricas que funcionaban con combustóleo a gas, México lo estaba haciendo.
Este cambio requiere construir redes de gasoductos y evidentemente grandes inversiones, pero las empresas gubernamentales atrapadas en una burocracia ladrona y un sindicalismo rapaz jamás tiene dinero para invertir por lo que necesitan subsidios, esto es, entre más vende más pierde y pierde el dinero de los impuestos.
Con el tratado de libre comercio se requería una gran capacidad eléctrica para instalar industria e integrarnos a USA y Canadá, no teniendo dinero el gobierno le pidió a la iniciativa privada que participara invirtiendo en la producción de electricidad y en la conducción de gas.
Con esta inversión la iniciativa privada empezó a construir plantas modernas como las de ciclo combinado, las eólicas y las solares.
En 1993 se crea La Comisión Reguladora de Energía y está encargada de la generación, distribución y comercialización de la electricidad y en general de la energía.
De acuerdo a la ley cuando se genera una demanda de electricidad deben entrar primero las plantas generadoras que producen energía más barata y más limpia y después las otras, bien pues resulta que las más baratas y limpias son las de la iniciativa privada y las más sucias las de CFE que no ha construido nuevas centrales ni da el mantenimiento adecuado a sus centrales.
Con la nueva ley, las primeras en entrar ahora son las de CFE, las carboníferas, las termoeléctricas que consumen combustóleo, esto significa que el costo de la electricidad se incrementa, así como la contaminación.
El grave problema de la quema de este combustóleo es la enorme cantidad de SO2 (azufre) que con la temperatura que sale de las chimeneas al contacto con la humedad de la atmósfera se convierte en acido y daña las vías respiratorias y se introduce al cuerpo como toxinas reduciendo la esperanza de vida de las personas normales y agravando a las personas con algún padecimiento.
En algunas ciudades la situación es muy grave como en Salamanca donde se tiene un estudio de los efectos del azufre en la atmósfera generados por la termoeléctrica donde se sustituyó el gas natural por el combustóleo.
En el caso de la termoeléctrica de Tuxpan se ha visto cómo se han afectado a las poblaciones de Tuxpan, Casones, Álamo y Poza Rica con numerosas muertes prematuras debido a las emisiones de PM 2.5. mediciones hechas por la doctora Tania López del WRI México.
El caso más grave es la termoeléctrica de la Tula donde los vientos llevan los contaminantes a la ciudad de México agravando la muy deteriorada calidad del aire, si usted viene de Cuernavaca verá al llegar una nube gris sobre la metrópoli donde las muertes prematuras se incrementaron con esta decisión del gobierno de cambiar el gas natural por el combustóleo.
Estos contaminantes que entran al organismo por el sistema son eliminados hasta cierto nivel por el organismo, pero pasado de cierto nivel los van acumulando causando un daño sensible a la población.
Estos “ahorros” que está haciendo el gobierno actual está matando a la población, si hacemos una revisión histórica nos encontramos con que los gobiernos marxistas, como el actual, le interesa poco la salud de la gente y los genocidios son comunes.
El cinismo del tirano de palacio, está destruyendo la economía y la salud de México por esa codicia sin límites que le lleva a querer apoderarse de todo en base a mentiras y falsas concepciones, las empresas de los políticos corruptos como CFE y Pemex no son la soberanía del país sino un mecanismo para enriquecer a burócratas y líderes sindicales.
Marcos Barraza
Ingeniero de profesión y aficionado a la ciencia y filosofía. Intelectual de nuestro tiempo que compagina conocimiento científico y humanista. Domina las ciencias exactas y armoniza con las ciencias sociales.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
