La fama de la señora Wallace llego de la mano de la tragedia un 11 de julio del 2005. Ese día, su hijo, Hugo Alberto Wallace Miranda, fue secuestrado y asesinado de manera artera, su cuerpo desmembrado salvajemente usando una motosierra y sus restos esparcidos quien sabe dónde, pues nunca fueron recuperados …o por lo menos esa fue la historia oficial por muchos años.
Hoy, a casi 20 años de aquel lamentable suceso y unos días después de la oportuna “muerte” de la señora Wallace, ya se sabe que la historia es otra. Empecemos primero por relatar versión oficial que la señora Wallace trato de hacer valer por todos los medios a su alcance, y que ocurrió en el contexto de una ola de secuestros de alto impacto que azotó a la sociedad mexicana principalmente durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderon.
Según la narrativa de la hoy extinta PGR, ese día, el joven Wallace era secuestrado por una peligrosa banda de secuestradores integrada por Brenda Quevedo Cruz, Juana Hilda González Lomelí, César Freyre Morales, Jacobo Tagle Dobín, Alberto Castillo Cruz y Tony Castillo Cruz.
El joven fue llevado a un departamento ubicado en Peregrinos 6 de la Colonia Postal en la CDMX, donde seria asesinado y posteriormente descuartizado utilizando para ello una motosierra. Los restos del asesinado nunca fueron localizados.
Dos días después, el día 13, la familia Wallace pondría la denuncia correspondiente por la desaparición de su hijo, y serian ellos mismos quienes habrían de venir presentando mas elementos de prueba ante la ineficacia de una PGR rebasada por la criminalidad.
Fueron ellos, concretamente el padre del joven, Jose Enrique del Socorro Wallace Diaz, quienes encontraron la camioneta en la que habia sido secuestrado, abandonada en un lugar cercana al lugar donde este seria ultimado. Fueron ellos mismos quienes obtuvieron testimonios de vecinos quienes, se supone, escucharon disparos y hasta vieron el cuerpo de un herido.
Meses después, la señora Wallace, da inicio a una campaña de espectaculares donde se ofrecía una jugosa recompensa a quien diera informes sobre el paradero de quienes ella ya había juzgado como “asesinos” de su hijo.
Ante esta presión mediática, la PGR realiza un segundo cateo al departamento de Peregrinos 6 y ¡oh sorpresa! Esta vez sí encuentran evidencia contundente de que Hugo Alberto estuvo ahí: una gota de sangre, y una credencial de elector a su nombre que por misteriosas razones no se habían encontrado en el primer cateo, el que ocurrió en los días posteriores a la desaparición.
El análisis de ADN de esta gota da 99% de coincidencia con el de su padre Jose Enrique, por lo que ya no hay duda, Hugo Alberto fue asesinado en ese lugar y los culpables son los que la señora Wallace señaló como tal. ¡Caso resuelto!
Por esas mismas fechas, la señora funda la organización Alto al Secuestro A.C., que se dedica a brindar asesoría a familiares y victimas del secuestro. Por esa labor tan “altruista” en el 2010, recibe de manos del propio Felipe Calderon el Premio Nacional de Derechos Humanos, y posteriormente, en el 2012 es designada candidata ciudadana a la Jefatura de Gobierno del entonces DF, por el PAN.
Solo que esta preciosa historia sobre la solitaria lucha de una abnegada y sufrida madre por encontrar una justicia que el Estado le niega hace agua por todas partes, y desde el principio.
Así es, los testimonios que la familia aporto inicialmente, y que fueron tomados en cuenta para la localización del departamento, nunca fueron ratificados, no así las versiones contrarias que establecieron que ni ese día ni esa noche se escucharon ruidos inusuales, mucho menos una ruidosa motosierra.
En el primer cateo al mencionado departamento, no se encontró evidencia alguna que llevara a alguna conclusión, pero en el segundo cateo, efectuado por insistencia de la señora Wallace, se encuentra la prueba definitiva, la gota de sangre. Con eso quedaba probado lo que ella ya daba por hecho, el asesinato de su hijo.
Solo que hubo un problemita con esta prueba “contundente”. Como mencionamos líneas arriba, el ADN supuestamente dio una correspondencia de 99% con el señor Jose Enrique Wallace, pero, hoy sabemos a ciencia cierta que Hugo Alberto Wallace Miranda no es hijo de sangre de Jose Enrique, sino de Carlos Leon Miranda, quien fuera el primer esposo de la señora Wallace.
El verdadero nombre del joven Wallace es Alberto Leon Miranda, y que fue modificado 6 anos después de su nacimiento, cuando la señora Wallace contrajo segundas nupcias con Jose Enrique Wallace.
Si Hugo Alberto no es hijo de sangre de Jose Enrique, ¿cómo puede haber un 99% de coincidencia? Misterios del sistema de justicia mexicanos. Pero ese no es el único misterio, hay otros, igual de sorprendentes, como el de la existencia de la autopsia firmada por un perito forense realizada a un cuerpo ¡no existente! Bien dicen que México es un país surrealista.
En fin, las inconsistencias, las contradicciones, y los flagrantes actos de corrupción que están presentes en el llamado caso Wallace solo hacen patente el poder y la capacidad de corrupción que la señora acumuló durante los sexenios de Calderon y Peña Nieto, y que estos utilizaron como moneda de cambio. Poder que perduró, hay que decirlo, hasta el momento de su oportuna muerte.
Hoy en día, las evidencias de que el joven Hugo Alberto no fue asesinado, sino que vive fuera del país bajo una nueva identidad, son abrumadoras. Nada menos dos días después de la muerte de Isabel, una de las exesposas de Hugo, declaró ante un juez federal, que ella hablo con él joven tiempo después de su supuesta muerte, lo cual echa por tierra la hipótesis oficial.
Lo anterior, aunado a muchas otras evidencias, como el trámite de una CURP, que por obvias razones solo puede realizar un ser vivo, dan al traste con toda la leyenda que construyó Isabel Miranda de Wallace, exhibiendo su verdadero talante. Pero eso ya no abra de ocurrir, pues murió.
¿Tenemos derecho a dudar de su muerte? Definitivamente que sí. Ella fue capaz de inventar y armar todo un caso alrededor del falso asesinato de su hijo; fue capaz de falsificar documentos y pruebas; fue capaz de mover a su favor instituciones y elementos de la justicia, ¿podría ella ser capaz de fingir su muerte? Desde luego que sí. Y peor aun de la manera tan misteriosa y opaca como ocurrió.
Quizás, el ambiente político que tanto la favoreció se estaba volviendo en contra de ella y decidió que era hora, como su hijo, de desaparecer. Si esta muerta, que descanse en paz, si no, que no encuentre descanso.
Es cuanto.

José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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