Quien escribe estas líneas, su humilde servidor, no sabe si reír a carcajadas o felicitar a Marko Cortés, ínclito presidente nacional del Partido Acción Nacional, por su recién presentada propuesta de reglas para elegir a quien será candidato de la oposición y que, de ser aceptadas, servirán como metodología definitoria.
Para poder explicarme, veamos primero, lo dicho por el mencionado Cortes: “Quienes aspiren a la presidencia de la República deben contar con un mínimo de reconocimiento social, de intención de voto y el respaldo social de por lo menos el 1% de firmas de apoyo del padrón electoral en 17 entidades”.
Continuó, “…salgan a las calles, mercados y plazas, para escuchar de viva voz el sentir de la gente y que se ganen su apoyo. Hagámoslo juntos, por el bien de nuestras familias y de todo el país. Involucremos a la sociedad, atrevámonos a hacer lo necesario para despertar a México”. Además de la urgencia a movilizarse, el señor Cortés cierra su propuesta sugiriendo la realización de foros y debates a lo largo de dos meses, para cerrar con una encuesta tipo …Morena.
Dice el viejo axioma jurídico que, a confesión de parte, relevo de pruebas, sin embargo, y solo por mera diversión, hagamos un somero análisis de lo que está proponiendo el buen Marko Cortés.
Una de las características que debe tener quien aspira a conducir los destinos de un grupo de seres humanos es precisamente el “Reconocimiento Social” máxime si a lo que se aspira es a la primera magistratura de una República, como es el caso. Ahora bien, ¿cómo medir o comprobar dicho reconocimiento? Existen múltiples formas.
Una muy simple y eficaz, si es realizada de manera profesional y al margen de los intereses en juego, es la encuesta. El problema para don Marko y la oposición liderada por el plutócrata Claudio X González, es que las encuestas realizadas con las condiciones líneas atrás mencionadas, les dicen que el reconocimiento social de los alrededor de veinte candidatos auto destapados es muy bajo, no les da para derrotar a quien participe por Morena.
De ahí que, después de un muy sesudo análisis, don Marco sugiera un método que “obligue” a esos candidatos a salir a las calles, mercados y plazas, para escuchar de viva voz el sentir de la gente, ¡Bravo por don Marco! Acaba de descubrir el método López Obrador para ganar elecciones. Efectivamente, hace muchos, muchos años que tanto el PRI como el PAN dejaron de escuchar a la gente, al ciudadan@ común, confundiendo sus negocios y pingues ganancias, con los intereses de l@s mexican@s. Del PRD no hay mucho que decir, porque desde el 2012, se engancharon como cabús al tren de la oligarquía.
El PRI, a partir de 1988, bajo el salinato, desarticuló a su base social, para convertirse en partido estrictamente de elites, siendo el sexenio del tristemente célebre Enrique Peña Nieto, la cúspide de la cleptocracia. El PAN, lo mismo, pero es a partir del 2000, con gobierno de Vicente Fox, donde con todo descaro se desdibujan las líneas divisorias entre los dos partidos.
Es en ese momento que la gente se acerca primero al PRD, y después a Morena.
El problema, para el ingenuo de don Marko, es que ganar el reconocimiento social es un proceso de construcción que toma tiempo; la mercadotecnia política no basta, se requiere mucha paciencia, dedicación, pero sobre todo honestidad para recibir ese reconocimiento, de otra manera, solo se obtiene el descrédito y la burla de la gente.
En este sentido, podemos recordar la campaña de “acercamiento” social, virtual y fast track que realizó en redes sociales el hoy prófugo Ricardo Anaya. El reconocimiento social que alcanzó fue nulo, aunque eso sí, los memes estuvieron geniales. Pero no dio para más.
Pretender que en estos escasos meses que les quedan antes del inicio formal de la elección del 2024 puedan desarrollar ese reconocimiento social denota por un lado ingenuidad, y por el otro, precisamente, desconocimiento de lo que la gente opina de viva voz. No salen de sus breves círculos de opinión donde todos están de acuerdo en que López Obrador es un peligro para México y que estamos a un tris de convertirnos en Venezuela. ¡Ternuritas!
Con respecto a las objeciones, solo tocaremos dos, que los propios integrantes de la alianza opositora presentaron. Por una parte, para la recolección de firmas (independientemente de la cantidad) les preocupa el método de validación. Yo le agregaría -mal pensado que soy- que sobre esa objeción, planea el precedente de la falsificación de firmas que hizo Margarita Zavala.
Por otro lado, el PRD objeta la cantidad, argumentando que un millón sería un obstáculo para una candidatura ciudadana; quien esto escribe más bien cree, que el PRD no podrá juntar un millón de votos, mucho menos, de firmas.
Es evidente que para no pocos de los autopropuest@s como candidat@s de la oposición, la única firma que vale, es la de Claudio X. Gonzalez, esa firma que los llevara a asegurar su estatus económico, su primer millón, más que otra cosa, tal como lo hicieron Fox, Calderón y Peña Nieto, por eso el millón de firmas, les resulta una demasía innecesaria. Nunca pensé que habría de decir esto, pero ¡Bien por don Marko!
Del uso de la encuesta para la definición final de su candidato tal como la hará Morena, mejor no opinamos.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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