Cuando una enfermedad como el cáncer llega a nuestras vidas, lo primero con lo que nos encontramos es miedo e incertidumbre. Inmediatamente recordamos comentarios, historias y chismes sin fundamento que, lamentablemente, ahora nos sirven para tratar de comprender a lo que nos enfrentaremos.
Una vez que disminuye un poco la sorpresa del diagnóstico, nos encaminamos a la búsqueda de fuentes de información que puedan ayudarnos a entender: ¿Qué es nuestra enfermedad? ¿Cómo se debe atender? ¿A qué nos enfrentaremos? Y, ¿qué va a pasar?
Al sentirnos con el apuro de querer encontrar soluciones rápidas, solemos caer en el error de confiar en cualquier fuente de información a la que tengamos acceso: cualquier persona, revistas, páginas de Facebook, noticias, páginas en internet, libros y folletos, etc. Mientras aborde el tema del cáncer, damos por hecho que es una fuente confiable.
Y es que nuestra prisa por resolver las dudas es tanta, que son contadas las ocasiones en las que nos detenemos a investigar sobre la capacitación y preparación de la persona que me está orientando o a la que le estoy pidiendo orientación. Detenernos a averiguar si el contenido que se comparte en la página de Facebook o internet es confiable y avalada por instituciones médicas. Es necesario analizar, sobre si lo que se publica en los medios de comunicación está basado en datos certeros que nos serán realmente útiles.
Una de las responsabilidades, y derechos, que tenemos como pacientes, es estar informados para poder tener un papel activo en la toma de decisiones sobre nuestro tratamiento. Pero, ¿qué pasa si nuestras fuentes de información son débiles y en vez de orientarme, me desinforman?
Cuando confiamos en cuanta fuente de información se nos presenta, estamos poniendo en un grave riesgo a nuestra salud. Y si, grave es una palabra que debe usarse, ya que estamos poniendo nuestra salud en manos de personas, páginas o redes sociales, que, al carecer de preparación, pueden generar un daño tal que podrían ocasionarnos una complicación, o incluso la muerte.
Seamos críticos, analíticos, y no tengamos miedo o pena de preguntar:
En el caso de las personas: ¿Cuáles son tus estudios o preparación? ¿Desde hace cuanto te dedicas a esto? ¿Qué certificaciones tienes para ofrecer los servicios que estas ofreciendo?
En el caso de las redes sociales y páginas de internet: ¿Cuáles son las fuentes de información? ¿En qué estudios se está basando? ¿Quién es el autor del artículo? Y, ¿cuál es la trayectoria, experiencia y reputación que le da soporte a quien publica la información?
El internet nos da la facilidad de encontrar un sinfín de opciones para resolver nuestras dudas, es ahora nuestra tarea saber cuestionar, para lograr identificar la fuentes falsas para confiar en las fuentes de información útiles y avaladas.
Si estás en el proceso de búsqueda de información certera y clara sobre tu cáncer, te invito a consultar www.cscancersurvivor.org, donde encontraras folletos, páginas, directorios y noticias provenientes de fuentes de información confiables.
Lourdes Tejada
Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.