Día con día nos damos cuenta como la política en nuestro país se va transformando, cada vez pareciera que se conceptualiza, se analiza poco, se comunica de manera errónea, es una definición de la poca educación académica y cívica que tienen nuestros gobernantes. Una tragedia y una comedia, siendo una sucesión de procedimientos deshonestos, desentraña incoherencias y falsedades que envuelven el sistema gubernamental de nuestro país.
En los últimos años, el término inclusión ha sustituido el término integración, la sociedad ha exigido una inclusión plena y equitativa, por lo tanto, ha sido parte vinculante de la política, la comunidad LGBTTTI, había sido por muchos años discriminada para ocupar cargos públicos, una exclusión de desigualdad de oportunidades.
Sin embargo, manifestaciones frecuentes revelan que aún tenemos prejuicios sociales para poder ocupar los espacios de representación, y en la toma de decisión, a personas con diferentes preferencias sexuales: se tuvo que romper un closet de cristal.
En México, desde hace muchos años, somos un país plural, donde cada persona es libre de manifestar sus preferencias. La presencia de políticos LGBT, a permitido avanzar en temas de inclusión, respeto a los derechos y protección contra la discriminación, aun así, habrá muchos que no estén de acuerdo en este avance, así como para muchos tantos, aún falta por avanzar.
Soy fiel creyente que comprender la diversidad sexual fomenta el respeto, sin duda es un tema complejo que aún causa mucha confusión en nuestra sociedad, pero ¿en qué punto la libertad se convierte en libertinaje y el orgullo gay en una falta de respeto? ¿en qué momento se dejan de respetar figuras, protocolos, a las personas que no estamos de acuerdo en su totalidad?
Es más que trillada esa frase que reza que si queremos que nos respeten, debemos respetar y es lo que precisamente varios políticos de la comunidad LGTB están dejando de hacer.
María Clemente García, el año pasado se convirtió en la primera diputada trans en la historia del Congreso, por el movimiento de regeneración nacional (MORENA) por vía plurinominal, conocida por ser defensora y activista de los derechos de la comunidad LGBT, pero no se ha destacado por presentar iniciativas.
Los pasados días acaparó los reflectores, por publicar en sus redes sociales un video donde aparece practicándole sexo oral a otra persona, hecho que generó una lluvia de críticas y al ser cuestionada, dijo que: “le pagaban por hacer eso, que después de la política se dedica hacer pornografía, externo que su oficio era ser puta”.
Considero que se le olvida que el problema no es que se venda, que en teoría es ilegal, o que se exhiba, cada uno obtiene sus ingresos según sus capacidades y limitantes. El problema radica en que es una legisladora y existe un código de ética en la cámara de diputados el cual se debe acatar.
En el artículo 6 fracción VI: …evitan actos de ostentación que vayan en demérito de la respetabilidad de su cargo.
En el artículo 8 fracción VI …observan una conducta digna y decorosa, actuando con sobriedad y moderación, deben conducirse en todo momento con respeto y corrección.
Y el artículo 10 en su totalidad.
En definitiva, debe de haber alguna sanción. La falta de respeto a su investidura, a la sociedad y hasta las personas trans, es más que obvia.
Cito a Fedor Dostoievski a quien se le atribuye la siguiente frase:
“La tolerancia llegará a tal nivel, que las personas inteligentes
tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles”
Aldonza González Amador
Criminóloga y Empresaria Juarense
Actualmente Presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priistas en el Estado de Chihuahua (ONMPRI) y Estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de la Rioja España.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.