La frase, “cada cabeza es un mundo”, me quedó más que clara hace unos años. Al tener la oportunidad de observar y convivir con distintas familias que acompañaban a alguien con cáncer, pude percatarme de las distintas definiciones que tiene la palabra protección.
Para algunas familias, la idea de proteger a su paciente involucra ocultar su diagnóstico. Aquí, las vertientes que pude observar van desde: el hacerle creer a la persona que está recibiendo tratamiento para evitar que enferme, hasta indicarle que se le está dando tratamiento solo para fortalecer su cuerpo.
Aunque se lee sencillo, mentir tiene su chiste. Para lograr que la historia alterna sea creíble, la familia comenzará contando algunas mentiras, sin embargo, llegará un momento en que se deban involucrar más personas en el engaño, en que se deberá ocultar los resultados médicos, y se deba optar por manipular las decisiones del paciente; todo para lograr que haya una lógica con la historia ficticia que se ha creado.
Un riesgo que tiene esta opción, es el impacto que causa en la vida de los pacientes al descubrirse la verdad. Al no poder controlar todos los comentarios o situaciones a las que estará expuesto el paciente, aumentan las probabilidades descubrir la verdad por otros medios. Al darse el caso, los pacientes pueden sentir desde falsedad, decepción y manipulación; hasta sentimientos de desconfianza y enojo; por lo que, en ocasiones pueden causar más daño que protección.
Existen otras familias, para quienes el proteger a sus familiares enfermos requiere hablarles con la verdad. Al ofrecer información real sobre la enfermedad, los tratamientos y los cambios que atravesará, es posible lograr que los pacientes se sientan preparados para comprender la situación y la nueva dinámica a la que se enfrentan, que tengan oportunidad de trabajar en sus emociones respecto a la enfermedad y puedan realizar una toma de decisiones fundamentada.
En caso de no sentirse preparado para resolver las dudas o darles respuesta a las preguntas de los pacientes, los familiares deben apoyarse del personal de oncología, así como de fuentes de información confiables. Aquí es importante no olvidar que la explicación y el detalle dependerán de factores, como la edad del paciente y su personalidad.
La verdad es que ninguna de las opciones -mentir o decir la verdad- es más sencilla que la otra, sin embargo, es una decisión que debemos de tomar, ya que es lo que definirá nuestro actuar como cuidadores de un paciente durante los próximos meses o años.
¿Qué nos gustaría que hiciera nuestra familia por nosotros? ¿Cómo nos gustaría que nos protegieran?
Cada familia tendrá su reflexión y respuestas y lo más importante, su definición sobre cómo es que se protegen los unos a los otros en esa familia.
Lourdes Tejada
Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.