Como en aquél relato de Hans Christian Andersen en el que el Emperador, cegado por su soberbia acepta que le confeccionen un traje que solo los más virtuosos ojos podrían ver, se nos ha querido mostrar no el traje nuevo del emperador, sino una obra que -tal como se promociona por Gobierno del Estado y el Gobierno Municipal capitalino- es un “espectáculo nunca antes visto”.
Dicha aseveración es cierta. Nunca habíamos visto que, con cinismo se nos ofreciera un espectáculo disfrazado de magno evento cultural por el que la administración pagará un precio muy alto: tan alto como el 60% del presupuesto anual del Instituto de Cultura del Municipio de Chihuahua, quien celebra el contrato de prestación de servicios por cerca de $35 millones de pesos con una empresa presuntamente integrada por un par de amigos de la Gobernadora.
Bajo un esquema no muy claro de colaboración presupuestal entre ambos órdenes de gobierno, y sin una licitación previa, lo que sí está muy claro es que la cifra destinada para favorecer a una sola empresa prestadora de este servicio cultural, contrasta con el anuncio del año pasado con el que el alcalde de Chihuahua anunciaba la inversión de $38 mdp que se destinarían para recuperación y dignificación de espacios a fin de combatir la inseguridad invirtiendo dicha cantidad en 10 de los sectores con mayor índice delictivo de la ciudad.
Las prioridades de este año han cambiado, pero incluso al grado de contrariarse: mientras la gobernadora anunciaba el 20 de octubre que, este 2022 el Festival Internacional Chihuahua (FICH) se cancelaba debido a que se prefería reorientar el presupuesto, a la par acompañaba al alcalde anunciando “La Golondrina y su Príncipe” con bombo y platillo, destinándole más presupuesto incluso que el que se destinó a las ediciones más costosas del FICH.
Se invita a la ciudadanía a que acuda con su familia a presenciar una de las 12 funciones de esta puesta en escena de manera gratuita, misma que tiene una duración de alrededor de dos horas… dos horas que costarán $2,900,000 pesos. Así como lo lee.
Que no se confunda lo aquí escrito con un desprecio a la cultura: nada más opuesto a ello; tampoco es objeto de estas letras poner en duda el talento de ningún creador. Lo que se repudia, es la verdadera puesta en escena, el teatro que las autoridades quieren montar para mostrar el traje nuevo del emperador… y de la emperatriz, ignorando a artistas locales privilegiando bajo el elitismo tan solo a una obra.
Quizá después del primer año de la presente administración nos debe haber quedado claro que los gobiernos panistas sí hacen trajes y a la medida. Pero no a la medida y a las necesidades de todas las personas de Chihuahua, sino de unos muy pocos “ojos virtuosos” que pueden ver beneficios donde los demás vemos prácticamente despojos.
Sin embargo, a pesar de que las ocurrencias de esta administración rayan en la indecencia, levantemos la voz y señalemos que no hay traje que sea visible solo para algunos, la audacia disfrazada de abuso está expuesta a los ojos de las y los chihuahuenses y eso sí merece cantarle “Las Golondrinas” porque antes que una élite, está primero la gente.
Benjamín Carrera Chávez
Doctor en Problemas Económicos por Universidad Autónoma Chapingo.
Actualmente Diputado Local por el 5to Distrito de Chihuahua, Profesor-investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, Nivel 1.
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