Hablar de órdenes militares o nobiliarias en México es un tema poco hablado ya que el discurso político posrevolucionario se encargó de sepultar todo lo posible a través de los tópicos de “democracia” y “república”, sin embargo; paradójicamente este nuevo sistema retomo la institución monárquica. Pues, solo las familias que participaron en la Revolución Mexicana fueron las que quedaron en el poder por lo que resto del siglo XX. Pero bien que ¿Qué era la Orden de Guadalupe y cuál fue su importancia?
Sin duda su importancia fue mucha durante el I Imperio si tenemos en cuenta que las órdenes militares, civiles y nobiliarias son para reconocer el mérito. En el caso de 1821, la regencia del Imperio Mexicano con Agustín de Iturbide a la cabeza, crean la Orden Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe. Porque al nacer un imperio se necesitaba una nueva élite porque si no ¿Qué validez hubiera tenido haber hecho la Independencia de la Nueva España? La Orden de Guadalupe estaba organizada y jerarquizada en el Gran Maestre que sería el emperador de México, 50 caballeros grandes cruz, 100 caballeros de número y número ilimitado de caballeros supernumerarios.
El objetivo era tener a las personas más influyentes e ilustres en los ámbitos económicos, políticos, sociales, dentro de las funciones públicas, del ejército y de la jerarquía católica de toda la nación de mayor a menor importancia. Algo completamente lógico, funcional y pragmático para la época ya que todavía se tenían ideas estamentales de orden social, sin embargo; debemos reconocer que el virreinato junto con sus instituciones fue la cuna de muchas mentes brillantes que desafortunadamente no pudieron dar más debido a las constantes guerras civiles e internacionales del México independiente.
Luego de la abdicación de Agustín de Iturbide a la Corona de México el Imperio se diluyó junto con la Orden de Guadalupe y comenzó la etapa de las repúblicas, no fue hasta 1853-1855 cuando el general Antonio López de Santa Anna va a volver a hacerse con el poder y con ello, retoma la Orden bajo el nombre de Orden Mexicana de Guadalupe, esta es considerada como la segunda época de la orden. Para ello Santa Anna en 1853 se volverá el jefe supremo y gran maestre de la orden, por lo tanto solo él podía conferirla. La división se decretó en tres clases: los grandes cruces, los comendadores y los caballeros. El número de los primeros no podía exceder de veinticuatro, la segunda clase podía llegar a cien y la última no tenía límite. Al recibir dicho título, los grandes cruces tenían que dar un donativo de trescientos pesos, los comendadores doscientos y los caballeros cien.
Los votos estaban muy ligados al catolicismo y en caso de faltar a ellos, se hacía denigración pública y se atentaba contra los bienes del sentenciado. Santa Anna dio continuidad con la idea original planteada por Iturbide en el sentido de tener cerca a personajes clave para darles más lustro y deslumbre público al gobierno. Con el derrocamiento del veracruzano la Orden vuelve a caerse y a poco más de una década después volverá a recobrar su brillo y esplendor con el II Imperio dirigido por Maximiliano de Habsburgo siendo restaurada el 30 de junio de 1863.
El emperador Maximiliano va a reordenar la orden de la siguiente manera, su nombre fue Imperial Orden de Guadalupe, siendo gran maestre él mismo y quedando dividida en cuatro clases para premiar méritos civiles y militares. Los grandes cruces que se limitaba a treinta, gran oficial a cien caballeros, comandante a doscientos y caballero a solo quinientas personas. Con el fusilamiento del emperador la orden también cayó, sin embargo; los miembros que quedaron de esta orden en cualquiera de los periodos van a refugiarse en las logias masónicas.
Esto fue un acto lógico de muchos ya que por lo caótico del México decimonónico se necesitaban espacios organizados y las logias masónicas como la Orden de Guadalupe fueron esa opción. Ser una red social bajo la confianza de la discreción y concordancia de ideas.

Marduk Silva
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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