Mientras las estadísticas muestran que a nivel mundial se está viviendo una cuarta ola de contagios de COVID-19, y que en números redondos a la fecha van un poco más de 264 millones de personas contagiadas, la ciudadanía vemos con mucha preocupación el comportamiento de la pandemia.
A pesar de que un gran número de personas ya han recibido algún tipo de vacuna, es alarmante observar que nuestro país por ejemplo, ocupa el 4º lugar (según la OMS) en defunción a causa de este virus, llegando a los 293, 449 casos.
El portal informativo del Gobierno de la República estima que existen en México alrededor de 4,113,844 personas positivas a COVID-19. Al reflexionar sobre este dato, surge entonces la inquietud de solicitar a las autoridades sanitarias ampliar la cobertura en el tema de vacunación, sobre todo al grupo de edad que aún no ha sido beneficiado con el antígeno.
Por si fuera poco, nos llueve sobre mojado al enterarnos de que en este pasado mes de noviembre ha surgido una variante del virus SARS-Cov-2 denominado como OMICRON, el cual, la propia Organización Mundial de la Salud lo cataloga como preocupante, pues se dice que tiene más altos niveles de transmisibilidad.
El día de ayer el New York Times (versión digital) en un artículo sobre salud, menciona la preocupación de la comunidad científica, ya que este tipo de virus a medida que se reproduce en el cuerpo del infectado, lo hace a través de nuevas mutaciones de manera constante, lo que permite propagarse con mayor facilidad.
No hay duda de que vivimos un lapso histórico crítico en el aspecto de salud. Confiamos en que se encuentre ya un freno efectivo a los efectos nocivos de este padecimiento, para que podamos reintegrarnos, en la medida de lo posible, a nuestras vidas “normales”.
Profe Luis Raúl Carrasco
Profesor.