En caso de que sea habitual para Usted echarle un ojo a estas letras, quizá recuerde que, como se suele decir ahora, “en este perfil” estamos a favor de la participación ciudadana y de la apertura en la toma de decisiones de la administración pública como ejercicio individual que se traduce en un beneficio colectivo.
Es por ello que, tomando como punto de partida el anuncio que hace el Presidente de la República, por medio del cual da a conocer que implementará un mecanismo por medio del cual se de voz a las y los ciudadanos respecto a su opinión sobre la permanencia de las fuerzas armadas, el desempeño de la Guardia Nacional, y su integración a la SEDENA.
Como bien sabemos, este es un tema que ha sido ampliamente difundido y discutido en el Congreso de la Unión; politizado, tergiversado, o quizá muy aclarado, este tema da para mucho y precisamente es que a través de este mecanismo de participación, se busca hacer llegar la opinión general a las discusiones del poder legislativo buscando poder tomar la mejor determinación.
Y es que precisamente, de entre los beneficios que la educación cívica traducida en participación ciudadana nos garantizan, es que las decisiones no sean impuestas sino consensuadas.
Pero hablando precisamente de educación cívica y participación, observamos que más que precisamente imponerlas como obligación a las y los mayores de edad, hay un área importante de oportunidad con aquellas niñas, niños y adolescentes en formación, sobre todo partiendo de que la convivencia y la formación en torno a la cultura y educación cívica influyen en la prevención de situaciones como inseguridad, corrupción, discriminación y pérdida de espacios públicos además de desigualdad y exclusión.
Tomando precisamente esa área de oportunidad, se ha planteado ante el Congreso del Estado, impulsados a su vez por el Instituto Estatal Electoral, incorporar en las obligaciones, esquemas e incluso en el Plan de Estudios a nivel nacional, la incorporación de aspectos tan básicos y necesarios en la actualidad, como la participación ciudadana y educación cívica.
Lo anterior buscando sobre todo fortalecer una gestión escolar democrática que beneficie a la comunidad escolar, incentivando además la resolución pacífica de conflictos y promoviendo la participación, brindando a las y los alumnos un papel protagónico en la toma de decisiones colectivas al interior de sus centros de estudios pero buscando en un futuro fortalecer estas habilidades en beneficio del bienestar emocional, desarrollo integral y seguridad.
Es por ello que se hace referencia al inicio de estas líneas, a la libertad que solo por medio de la participación se puede alcanzar: aquella libertad de opinión que nos libera del yugo, de la imposición de la oligarquía y que restaura el concepto de soberanía. Esto no es cosa menor, sin embargo, debemos estar preparados a través de la educación a temprana edad; recordemos que, como dijo Florence Nightingale “Educar no es enseñar a saber, sino a hacer”.
Benjamín Carrera Chávez
Doctor en Problemas Económicos por Universidad Autónoma Chapingo.
Actualmente Diputado Local por el 5to Distrito de Chihuahua, Profesor-investigador en el Instituto de Ciencias Sociales y Administración de la UACJ y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del CONACyT, Nivel 1.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.