“Cuando te prometes a ti mismo a lograr una circunstancia especial que te beneficiará únicamente a ti el cumplirla, ante ti mismo te comprometes buscar y lograr esa circunstancia que le daría un impulso nuevo a tu vida al lograrlo”
El compromiso adquirido ante ti mismo es un compromiso de palabra, donde tú mismo empeñas tu honor o tu dignidad ante ti mismo. Si llegado el momento, si no cumples con tu promesa, sencillamente no te pasará absolutamente nada y ni habrás perdido el crédito o la confianza ante nadie sin que difícilmente puedas sufrir algún tipo de consecuencia legal, te quedaría el mal sabor, o la experiencia, de que no pudiste o no quisiste lograr cumplir tu promesa.
La promesa ante el “poderoso yo” es confidencial, no es de conocimiento de nadie y no hay compromiso ni responsabilidad de nada ante nadie, salvo contigo mismo. Pero no cumplir las promesas que te haces a ti mismo daña tu propia auto-confianza, los estudios muestran que cumplir las promesas tiene mucho valor emocional, y cuando rompemos o no cumplimos esos acuerdos, hay una disminución de la confianza (ya sea que fallamos a otros o a nosotros mismos).
La persona más importante en tu vida eres tú mismo, aún sobre quienes más amas, ya que el principal proveedor para tu vida, y para los que dependen de ti, eres tú mismo, ya que efectivamente los que amas quedarían a la deriva si tu faltaras, por lo tanto las promesas hechas a ti mismo al cumplirlas te llenará de satisfactores motivacionales para tu vida y para los que te rodean, te dirás tú mismo ante el espejo cumplí y lo logré y en automático irradiaras lo mismo que lograste a los que más amas y que están en el propósito de tu promesa.
Los propósitos (promesas) de año nuevo son esos objetivos personales que nos marcamos al traspasar la meta de diciembre, pero, ¿existen? ¿Se conocen casos reales de gente que los cumpla? El caso es que, factibles o no, suponen una motivación extra para empezar el año aunque no se cumplan, se convierten en el detonante de tu actividad en el nuevo ciclo.
Hay que entender que sin la férrea voluntad de cumplir las promesas estas solo servirían para dar aliento y forma al año que comienza y que se irán al olvido en el transcurso del mismo mes de enero que va iniciando y, tal vez suceda por lo irreal que es el objetivo implícito en la promesa, por ejemplo para un tragón hacer la promesa de que se pondrá a dieta suena más bien a buenas intenciones porque siempre existirá el “mañana comienzo” por lo que el tragón siempre será tragón, nalgón, tripón y barrigón aunque haga el intento de comerse una docena y media de tacos, pero buscando cumplir su promesa esos tacos serán acompañados por una refresco light, nomás para que vean el interés por alcanzar cumplir la promesa, el refresco light le dará el motivante de que “ahí la lleva” aunque siempre lo haya tomado lo light.
Nadie estaría obligado a alcanzar lo imposible por lo que la promesa debe ser de posibilidades reales, alcanzable, lógica, escalonada y revisada y que físicamente no lleve implícito ningún alto riesgo más que solo el de lograr beneficios.
Si el tragón promete que va a perder 30 kilos de peso bueno la promesa es correcta pero deberá ir acompañada de todo un plan médico para lograrlo so pena de que si no existe ese plan podría comprometer seriamente su integridad.
La promesa es un objetivo que debe ser medible, corregible, alcanzable ya que de lo contrario se convierte en mero protocolo de buenos deseos y nada más.
Recuerda que las promesas de que dejarás de hacer algo son las que irremediablemente nunca se cumplen, intenta pensar en metas que tengan que ver con comenzar algo diferente, o sea el dejare te lleva a incumplir contra el hare que te forzara a lograrlo ya que estas promesas por lo regular tienen más amplitud de logro.
Las promesas de nuevo año se ha materializado en el mundo occidental como una tradición popular y se vierten al cierre de cada año con pompa y bombillo degustando 12 deliciosas uvas de mesa al primer minuto del año nuevo.
La práctica proviene de un festival religioso Babilónico conocido como Akitu, que marcó el comienzo de un nuevo año y tuvo una duración de 12 días. En él, los babilonios reafirmaban su lealtad al rey o coronaban a un nuevo soberano. A los dioses les hacían promesas de pagar sus deudas y devolver los objetos que habían sido prestados, pero estas dos promesas en el mundo moderno son inexistentes, no se toman en cuenta, no se consideran para la promesa por lograr el siguiente año.
Establecer metas basadas en marcos de tiempo, como los lunes o Año Nuevo, tiene que ver con un concepto conocido como “fresh start effect”, que se puede traducir como el “efecto de nuevo comienzo”.
El “efecto de nuevo comienzo” explica cómo los momentos de transición o el comienzo de nuevos ciclos nos hacen más propensos a perseguir nuestras nuevas y frescas promesas.
Pero el “el nuevo comienzo” puede suceder en cualquier momento en la vida y no necesariamente por el año nuevo. Si tienes dificultades, o si algo sale mal en el camino, intenta imponer un nuevo comienzo; podría ser la próxima semana, tu cumpleaños, el próximo semestre pero siempre aprovechando un nuevo suceso que te motive a prometerte, y comprometerte con nuevas promesas y buscar alcanzarlas cuando estas son lógicas, medibles y alcanzables.
“Las promesas orientadas a alcanzar un objetivo son más exitosas que las orientadas a evitar una acción”
Las promesas conocidas como “orientadas al objetivo” (que implican desarrollar o aprender algo nuevo, por ejemplo) suelen tener un 25% más de éxito que los objetivos “orientados a la evitación” (aquellos en los que el objetivo es dejar de hacer algo o evitar una determinada situación).
Estamos ya hoy en el momento de las promesas para el nuevo año y es la hora de prometerte a ti mismo que harás cosas que sabes de sobra que no vas a cumplir pero que prometer forma parte del protocolo del inicio del nuevo año y con la llegada de la Navidad, y con los excesos que en ella se producen, llega el momento obligado de la reflexión con la llegada del Año Nuevo.
Seguramente nos arrepentimos a final de año después de pasar un año entero sin cumplir ninguno de las promesas que hicimos en el mismo día del año anterior, o del anterior del anterior.
Será con la llegada de 2024 cuando vuelvas a lo mismo, aunque todavía estás a tiempo de ponerte las pilas este nuevo año con las promesas que nunca has cumplido por lo que si no haces una reflexión profunda antes de prometerte a ti mismo las cosas seguirán funcionando igual contigo.
El prometer en silencio y para contigo te llevará a creer más en ti mismo si vas sembrando tu camino de vida con objetivos (promesas) trazados y cumplidos y eso te hará diferente a los demás, serás exitoso y solo tú lo sabrás al final cuan exitoso tú habrás sido.
Y tu promesa para el próximo año ¿Cuál es?
¿Las cumplirás?
Raúl Sabido
Egresado de la Facultad de Comercio y Administración por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su desarrollo profesional ha sido en empresas privadas en posiciones directivas donde a logrado acumular 42 años de servicio.
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