Les presento a Doña María: Ella sale todos los días a las 5 de la mañana de su casa en Cuautitlán Izcalli para llegar a la Ciudad de México puntual a su trabajo como parte del personal de limpieza en la empresa “H”, aunque ella, como sus compañeras y compañeros de limpieza no forman parte del personal que ahí labora.
Tiene 67 años. Trabaja por la necesidad imperiosa de llevar sustento a su hogar ya que su esposo quedó desempleado y continúa buscando empleo.
Doña María, tristemente, como miles de mexicanos, no tiene todas las prestaciones que señala la ley. Incluso, por si fuera poco, gana menos del mínimo, 90 pesos al día para ser exactos, por un turno.
Como esto no le alcanza para mantener su hogar, tuvo que tomar la decisión de trabajar dos turnos, por lo que Doña María trabaja más de doce horas seguidas, de 7 de la mañana a 9 de la noche.
Regresa a su casa alrededor de las 11 pm sólo para dormir y empezar de nuevo con este ciclo interminable de explotación laboral y salario precario.
¿Qué clase de artilugio legal y política pública tan inhumana ha permitido que todo tipo de instituciones públicas o privadas exploten a sus trabajadores de éste modo? Una sola palabra: Outsourcing.
El outsourcing en términos simples es la subcontratación de servicios prestados por empresas privadas por parte de una empresa o institución.
Es decir, la empresa “H” tiene la necesidad de limpiar sus oficinas. En lugar de contratar personal que forme parte de su plantilla, contrató los servicios de una empresa de outsourcing que le ofrece personal como Doña María para tales propósitos.
La entidad que contrata, en este caso la empresa “H”, se desentiende entonces de cualquier tipo de responsabilidad laboral hacia Doña María y sus compañeros, ya que éstos legal y formalmente no trabajan para la empresa. En su lugar, trabajan para una empresa de limpieza que tiene por clientes a otras empresas e instituciones, no sólo a la empresa “H”.
Ejemplos como éste de la empresa de limpieza y como el de Doña María, se cuentan por miles actualmente en nuestro país.
Ahora bien, es importante señalar: El outsourcing está regulado en México desde la reforma laboral impulsada por el Presidente Calderón en el ocaso de su sexenio, en 2012.
Desde su regulación, se establecieron criterios legales sólidos para garantizar que la subcontratación no se practicaría por encima de la ley y de los derechos de los trabajadores mexicanos.
Existe una asociación, la Asociación Mexicana de Capital Humano (AMECH), que desde su fundación en el 2002 se ha planteado como misión “respaldar a las empresas responsables y serias en el ramo de los recursos humanos”1
La AMECH regula a las empresas que prestan servicios de outsourcing y garantiza que, en teoría, se respeten los derechos laborales.
El asunto es que la falta de rigor en la regulación formal de éste tipo de procesos, ha provocado que tan sólo en el 2015 el SAT detectara 512 empresas de outsourcing que ofrecieron “servicios indebidos”2
Existen muchas empresas en nuestro país que operan al margen de la ley y no ofrecen a los trabajadores mexicanos las condiciones mínimas -como salario y prestaciones- indispensables de un trabajo digno que los posibilite para alcanzar su desarrollo personal. He ahí el verdadero problema del outsourcing en México.
No le regateo méritos a la reforma laboral recientemente aprobada. Es buena. Se alinea a criterios internacionales democráticos impulsados por la Organización Internacional del Trabajo. Posibilita la ratificación esperada y prolongada del TMEC. Finalmente logra lo que parecía imposible: La democracia sindical.
Por si fuera poco, se plantea eliminar el trabajo infantil y reconoce finalmente a las trabajadoras del hogar y les otorga derechos, como se había comprometido a hacerlo José Antonio Meade en su campaña presidencial.
La reforma laboral es plausible y llega en un gran momento. Va por buen camino, pero está incompleta: No modificó ni un ápice del entramado legal que hoy protege y da cobijo al outsourcing.
Necesitamos pensar en una reforma laboral integral que proteja a personas como Doña María en su búsqueda por sobrevivir en un país que le ha quedado mucho a deber a sus ciudadanos en la promesa republicana de alcanzar la felicidad y el desarrollo por el resto de sus días.
No importa lo que hagamos, nuestra conquista histórica como nación nunca podrá consolidarse si no podemos ofrecerle, siquiera a nuestros compatriotas, la posibilidad de tener un trabajo digno que los lleve a cumplir sus sueños.
Trabajemos por Doña María y por los miles de casos de trabajadores mexicanos que, como ella, hoy son explotados todos los días en regímenes opacos como el de la subcontratación.
¡La lucha de los trabajadores mexicanos por la conquista de sus derechos laborales sigue en pie!
Referencias
1 Recuperado de: https://www.amech.com.mx/quienes-somos/ el 16 de Mayo del 2019.
2 Recuperado de: http://www.ips.com.mx/blog/es-legal-el-outsourcing-de-nomina-en-mexico el 16 de Mayo del 2019.
Hiram Hernández Zetina
Economista de la UNAM. Presidente del Consejo Nacional de Tecnológicos y Universidades del Partido Revolucionario Institucional. Ex candidato a Diputado Federal por el distrito 4 de Ciudad Juárez
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