A lo largo de la historia de nuestro país han existido muchos partidos políticos que buscaron construir un modelo económico y social que pudiese, mínimamente, garantizar los derechos consagrados en el constituyente de 1917. Para nadie es un secreto, el propio devenir de la izquierda implicó la construcción de múltiples formas de organización y pensamiento, todos con el ideal popular de la defensa de quienes menos tienen.

Es común en los partidos de izquierda en México que se unifiquen a partir de elementos sociales, políticos y económicos concretos, algunos de corte comunista, otros socialistas o anarquistas, y algunos más progresistas.

Durante décadas nuestra república atestiguó la trayectoria de organizaciones y movimientos que, de buena fe, ofrecían solucionar el problema nacional. Sin embargo, las diferencias entre posiciones evitaban que las luchas se pudieran unificar.

Todo esto cambio con la irrupción de la cuarta transformación. En aquel lejano 2011 definimos construir un partido político para transformar el país por la vía pacifica, es decir, nuestra arma más poderosa es la palabra, con ella lograríamos regresar la grandeza nacional a partir de la paz, la justicia y el estado de derecho.

Debíamos construir un partido donde todas las corrientes pudiesen convivir; desarrollar una organización donde todas las voces fueran escuchadas. Después de los años del gobierno espurio que solo trajo muerte y destrucción al país, luego de los fraudes electorales y el constante saqueo de la nación, era necesario que México tuviera un respiro.

Teníamos algo muy claro, la reconstrucción nacional no podría hacerse ni desde los escritorios, ni desde las curules. Sí de verdad queríamos salvar al país, era necesario recorrer cada entidad federativa, cada municipio, cada barrio, cada colonia, cada casa.

Llevar el mensaje de transformación y unidad resultaba más necesario que la fundación del propio partido. La disyuntiva la resolvimos de la mejor forma posible, creamos un partido – movimiento. Lo hicimos porque fue justo el movimiento social quien nos unió. Fue el movimiento social quien nos forjo a base de sangre y fuego. No íbamos a permitir que la institucionalidad pervirtiera los ideales con los cuales habíamos luchado tanto tiempo.

De esa forma surgió el movimiento que hoy ha logrado posicionar a la primer mujer presidenta de la historia del país. Las diferencias políticas siempre han existido en la izquierda, es algo normal, existen muchas formas de pensar, muchas maneras de visualizar el futuro, muchas formas de construir comunidad. Sin embargo, todas y todos los que decidimos seguir los pasos del ex Presidente Andrés Manuel López Obrador tenemos muy claro que los egos no caben en nuestro partido – movimiento.

A morena no lo mueven los cargos públicos, mucho menos las candidaturas. Marchamos durante todos estos años con el propósito de dignificar la política y la vida pública. Hemos luchado durante décadas para que lo público cada vez sea más público; para que lo democrático sea cada vez más democrático. La verdad, vanidad aparte, lo estamos consiguiendo.

Sería imposible pensar un movimiento de transformación nacional donde persista una sola visión. Sería absurdo considerar que las diversas corrientes de pensamiento que lucharon de forma digna contra el neoliberalismo por muchos años dejarían de lado su identidad para diluirse en un partido político tradicional.

El movimiento de regeneración nacional es, quizá, el partido más diverso en la historia de este país. La diferencia y el debate interno nos fortalecen en contra de las formas ruines y desesperadas de la derecha sin escrúpulos en la que se ha convertido la oposición.

En nuestro partido – movimiento pensar diferente es un derecho, pero todas y todos los militantes tenemos muy claro que en la unidad es donde encontramos la fortaleza para seguir construyendo el segundo piso de la cuarta transformación.

De esta forma llegamos a la sesión de consejo de morena Chihuahua el pasado domingo 30 de marzo. Cada consejero, cada consejera tiene muy claro que estamos el momento histórico más importante en la vida de Chihuahua. Sin embargo, y a pesar de lo mucho que les duela a nuestros adversarios, el movimiento en el estado no se encuentra fracturado.

Morena Chihuahua está más unido que nunca, podremos tener diferencias de opinión. Podremos tener visiones diversas sobre algunos temas coyunturales. Pero de ninguna forma pondremos en riesgo la posibilidad real que tienen los chihuahuenses de ver un verdadero gobierno humanista y progresista en el 2027.

La pluralidad de formas de pensamiento es parte de nuestro ADN, así lo establecen los estatutos, como presidenta del comité ejecutivo estatal velaré siempre para que todas las personas pueda pensar y expresarse libremente. Ahora bien, la realidad es que, en Chihuahua, los militantes y simpatizantes de morena tienen más coincidencias que diferencias. Así es porque marchamos en unidad de cara a la transformación profunda de nuestro pueblo.

En Chihuahua, la cuarta transformación avanza. En el 2027 vamos a consolidar el segundo piso, y sí, le pese a quien le pese, la esperanza por fin llegará a la entidad.

Brighite Granados de la Rosa

Política juarense y presidenta del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Chihuahua desde 2022, con liderazgo extendido hasta 2027. Fundadora del partido en el estado, ha trabajado en estructuras clave y promoción del voto, enfocada en fortalecer la Cuarta Transformación.