¿ Es una cruz de lápices la manera más sencilla de invocar espíritus en un juego simple ?
Con este trabajo iniciamos en Juárez a Diario una serie de artículos con el título genérico de La ventana escéptica, dedicados a comentar y demistificar algunos hechos y fenómenos que, descritos por muchos como misteriosos o paranormales, tienen en realidad una explicación racional ya sea en términos del simple sentido común, de leyes elementales de la física o porque particularmente tales y extraños “fenómenos” no son más que el producto de la ingenuidad o del engaño deliberado de sus creadores o promotores.
Comenzaremos entonces esta serie discutiendo el juego de los lápices o “Charlie Charlie”, que a partir de 2015 se volvió un tema viral en YouTube y redes sociales.
El fenómeno: Con un par de lápices y una hoja de papel, los participantes en este juego -principalmente niños y adolescentes- afirman poder invocar un espíritu maligno que puede responderles cualquier tipo de preguntas.
Descripción: Se colocan dos lápices sobre una hoja de papel donde previamente se ha trazado una cruz y escrito las palabras “sí” y “no” alternadamente en los cuatro cuadrantes de la cruz. Los lápices, uno encima del otro en equilibrio, se hacen alinear con los brazos de la cruz trazada, de tal forma que el lápiz que está encima, apoyado en su punto medio sobre el lápiz inferior, puede girar. Enseguida, los participantes preguntan “Charlie, ¿ quieres jugar ?” para invocar a la malévola entidad detrás del juego. El lápiz superior girará para dar la respuesta con un “si” o un “no”. Si la respuesta inicial es “si”, los jugadores podrán hacerle todo tipo de preguntas. Si es “no”, hay que volver a intentar más tarde.
El juego, de construcción y funcionamiento simple (un lápiz de apoyo y otro que gira sobre él) ha sido comparado con su equivalente, el conocido y comercialmente accesible juego de la Ouija, que como éste de los lápices, no requiere la intervención de ningún médium para invocar directamente a entidades inmateriales o espíritus oscuros que están dispuestos a hacer contacto con quienes tengan preguntas que hacerles, ya sea por medio de una tabla con letras y un dispositivo marcador (Ouija) o de un par de lápices y una hoja de papel (Charlie Charlie).
A propósito de un reporte televisivo en la República Dominicana en abril del 2015, el juego de los lápices empezó a captar la atención internacional y a proliferar en forma de videos en YouTube y redes sociales. Se le ha atribuído un origen entre los países de habla hispana (“El juego de la lapicera”), donde una siniestra deidad pagana de nuestro país (o el atormentado espíritu de un niño muerto violentamente, según otra versión) responde con prontitud las preguntas que se le plantean. En Jamaica y Fiyi, por ejemplo, el juego ha sido prohibido por los respectivos ministros de Educación, y se ha llegado a especular que Charlie Charlie fue difundido ex profeso para dar publicidad al filme de terror norteamericano “The Gallows” en 2015. Algunos religiosos han declarado que Charlie Charlie no tiene propósitos lúdicos, sino “esclavizar las almas a través de la invocación de demonios”.
La explicación: A diferencia de su pariente la Ouija, donde el movimiento del dispositivo marcador sobre el tablero se ha podido explicar a través del llamado efecto ideomotor (ligeros movimientos musculares involuntarios en los dedos de los jugadores), el juego de los lápices no parece tener una explicación más simple que el soplido de un jugador o una corriente de aire para hacer girar el lápiz hacia el “si” o hacia el “no” de la hoja. ¿ Por qué un simple soplido o la mínima brisa ? Porque dadas las condiciones de equilibrio inestable del lápiz superior, con una superficie de contacto mínima con el lápiz inferior, la prácticamente ausencia de fricción entre los dos provoca que el lápiz superior gire fácilmente ante la mínima perturbación exterior o desbalance. En todos los videos que muestran el movimiento del lápiz ante la pregunta de “Charlie, ¿ quieres jugar ?”, aquel se mueve súbitamente, no lenta y suavemente, indicando la repentina corriente de aire del soplido de un jugador tramposo. ¿ O es acaso el espíritu malévolo de Charlie el que sopla ?
La posibilidad de efectos psicológicos -o su ausencia- entre los niños y adolescentes que juegan Charlie Charlie se ha discutido entre los especialistas. Un escenario es el papel que puede jugar la sugestión: por ejemplo, el “sí” resultado de un malicioso soplido como respuesta a la pregunta de un niño impresionable “Charlie, ¿ me voy a morir pronto ?”. Es obvio que muchos toman la explicación “sobrenatural” de este juego muy en serio, al punto de huir despavoridos al ver el lápiz moverse. Lo que resulta evidente -y lamentable- es la facilidad con la que, de la manera como es presentado en un video, algo tan simple como un lápiz en equilibrio inestable puede adquirir características virales en internet, haciendo proliferar infundadas interpretaciones paranormales entre nuestras generaciones más jóvenes.
Héctor Noriega Mendoza
Ponente. Investigador.
Maestría en Astronomía (UNAM | NMSU) y Doctor en Astronomía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
Fundador de la Sociedad Astronómica Juarense, Cofundador del Proyecto Abel, Miembro de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, Miembro de la American Astronomical Society y Profesor de tiempo completo de Astronomía en UTEP.