“Bendita Xóchitl, apareciste, como la Virgen de Guadalupe, cuando mas te necesitábamos, No pretendo gastar millones de pesos para juntar las 150 mil firmas necesarias, solo ingresen al sitio de registro. 1, 10, 20, 50 o las firmas que me ayuden a juntar serán bien recibidas.” Tuit escrito y compartido por Guadalupe Loaeza en su cuenta de Twitter, el 5 de Julio pasado.
¡Candidata habemus! Gritan a los cuatro vientos, muchas de las desdibujadas y raídas voces de la oposición a la 4T. Y como no hacerlo, si acaban de dar con una candidata que tiene, según ellos y a decir de la propia Xóchitl, lo suficiente para enfrentar con éxito al señor Lopez, y sus corcholatas, que a la sazón consiste en lo siguiente: Un origen humilde, una historia de perseverancia y superación, pasado progresista, práctica exitosa en el ejercicio de gobierno, y, sobre todo, afinidad con las luchas feministas. Ante este dechado de virtudes, poco puede hacer el “fifismo” de las corcholatas realmente candidateables.
¿Sera? Veamos.
Según la biografía que ha empezado a circular en diversos medios, su madre era mestiza, y aparentemente su padre era otomí. Esto último no queda claro y resulta extraño que lleve el apellido Gálvez, el cual ciertamente no es de raíz indígena. Pero bueno, eso seguramente será aclarado o desmentido en un futuro inmediato. Volviendo al tema, nos dicen que su padre era maestro bilingüe de profesión, otomí-español, la lengua de sus abuelos.
Como la familia era muy humilde, y en el pueblo donde ella vio sus primeros años, Tepatepec Hidalgo no había secundaria, hubo de vender gelatinas para costearse sus estudios en la cercana Mixquiahuala. Dicho todo lo anterior por ella misma. ¿Será esto verdad?
Se recomienda leer el interesante reportaje de Carmen Morán Breña recién publicado en el diario el País, donde se descubre que, si bien su familia no era pudiente, tampoco vivía en condiciones de precariedad extrema, más bien como muchos de nosotros, era de las clases trabajadoras que sufren día a día por alcanzar un nivel de vida digno. Lo que sí parece confirmarse, es el problema de alcoholismo de su padre, que desde luego, incidía negativamente en la calidad de vida de los Gálvez.
Posteriormente, al terminar la preparatoria, y para escapar un posible futuro marcado por el alcoholismo y el machismo, se traslada a la actual CDMX, donde estudia ingeniería en computación. El terminar su carrera, trabaja en el INEGI, y en el World Trade Center, antes de crear su propia empresa, en 1992, denominada High Tech Services.
Esta es la etapa que más les gusta a los hijos de Claudio X, pues reivindica un echeleganismo muy propio de la derecha que establece que solo es pobre quien no le echa ganas para salir adelante en la vida. Si bien, no hay muchos detalles disponibles sobre el crecimiento de su negocio, si se sabe que dos años después, en el 94, ya era un negocio exitoso, al grado de que ella fue reconocida ese año como empresaria del año. Luego, en el 99 seria incluida en la lista de los 100 líderes globales del futuro por el Foro Económico Mundial de Davos.
A partir del 2000 se integra a la política, siendo invitada a participar en el flamante gobierno de Vicente Fox, donde estuvo a cargo de la Oficina para el Desarrollo de los pueblos indígenas. En el 2010, pierde la elección para gobernadora al Estado de Hidalgo, aunque posteriormente, en el 2015 ganaría la elección para jefa delegacional en la entonces alcaldía de Miguel Hidalgo. Finalmente, en el 2018 lograría convertirse en Senadora gracias a la lista plurinominal PAN, partido al que no pertenece formalmente, pero al que es muy cercana. Este es el cargo que desempeña a la fecha.
Hasta aquí la biografía “bonita” que presentan sus apoyadores, pero si la analizamos mas a fondo, se pueden ver algunas inconsistencias, por ejemplo. El hecho de tener pasado humilde no garantiza ninguna cercanía con los pobres, ya que ella, mas bien demuestra constantemente cercanía con las elites. Y para ello va de muestra el “en vivo” que transmitió desde una fiesta organizada por el llamado jefe Diego. Ahí estaba la crema y nata del neoliberalismo y la plutocracia, que es donde ella más cómoda se encuentra.
En cuanto a su negocio, no tenemos porqué dudar que es el resultado de su esfuerzo, lo cierto es que una vez en el gobierno, se aseguró de que no le faltaran jugosos contratos. Con Fox, 5 millones y medio de pesos; con Calderón, casi 10 millones y con Peña Nieto, casi 17 millones de pesos. Una gran parte de estos contratos recibidos por adjudicación directa.
Como alcaldesa de la Delegación Miguel Hidalgo, hoy se sabe que fue durante su administración que se sentaron las bases para la creación del tristemente célebre cartel inmobiliario.
Para terminar, viene la parte más interesante por ser la más contradictoria: ella se define como “progre”, y aquí está el meollo del asunto. Claudio X González, y sus lugartenientes se la pasan señalando que los programas sociales de López Obrador son un despilfarro, ¿cómo le va a hacer la virgen Gálvez para seguir las instrucciones de su patrón, si ella públicamente apoya los programas de la 4T?
De igual manera, ella está a favor del derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, es decir, está a favor del aborto ¿qué les va a decir a las organizaciones Pro-vida que apoyan al llamado Frente Amplio por México? La respuesta es sencilla: que importa.
Claudio X y sus corifeos, saben que esta elección esta perdida, por lo que lo único que les interesa es quitarle la mayor cantidad de votos a Morena, para alcanzar más escaños en las cámaras y desde ahí contener el avance de la transformación, Ellos, en su lógica perversa están seguros que la virgen Gálvez algo logrará.
Evidentemente que la candidatura de esta virgen, no fue concebida sin pecado.
Es cuánto.
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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