4 meses. En matemáticas la tendencia es irreversible. Los precios de la energía imparable y rompiendo récords desde los primeros minutos del 2022 en todo el mundo. Alzas que en Europa van desde el 200 hasta el 460% en petróleo, electricidad, gas y carbón, y que se replican a distinta escala en todo el mundo. Un alza sostenida que no tiene visos de desacelerar al menos en lo que resta de este año.
Las razones de este encarecimiento y crisis energética son de los más variado y corresponden a diferentes causas, pero la verdadera razón es que prácticamente todos los sistemas generadores de energía dependen del petróleo y con ello de los vaivenes internacionales a los que este está supeditado.
Si bien, los medios de comunicación aducen la invasión de Rusia a Ucrania como el motivo de esta crisis en el precio, la verdad es que este conflicto solo fue la gota que derramó el vaso a una situación que lleva mucho tiempo gestándose y que no es más que la enorme dependencia global a los combustibles fósiles.
El arribo del milenio traía consigo el optimismo y esperanza de un futuro cercano libre de contaminantes, regido por energías verdes renovables. Los avances tecnológicos, la nueva agenda del milenio y las cumbres llevadas a cabo por las grandes potencias, aunado a un cambio en el paradigma de consumo, la concientización ambiental y la irrupción de una nueva generación comprometida con el medio ambiente, permitían mostrarse optimistas en cuanto a dejar atrás la dependencia de las energías fósiles.
Así como la meteórica incursión de Tesla en la industria automotriz, obligando a todo el sector a transformar sus líneas de diseño y producción dejando atrás el motor de combustión interna.
Condiciones que nos llevaron a creer que la dependencia del petróleo empezaría a reducirse significativamente, dando mayor protagonismo a las llamadas energías “verdes”. Con la energía eólica y de forma muy especial la energía solar, las cuales de manera sostenida registran una aceleración a nivel global, en su crecimiento tanto de inversión como demanda en el sector público y privado.
Claro que hay un sustancial cambio en cuanto a la significancia del petróleo, pero no porque este vaya a desaparecer en un futuro ni siquiera mediano, sino porque este irá migrando, es decir, irá disminuyendo su dependencia en ciertos sectores y se incrementará en otros que es lo que está sucediendo, pero de que como negocio vaya a finalizar eso sí que no sucederá al menos en la primera mitad de este siglo.
Esa es una de las principales razones por las que el conflicto Rusia –Ucrania corre el riesgo de prolongarse en el tiempo, por qué las sanciones de la comunidad internacional no doblegan a Putin y el por qué él siente que lleva mano en la jugada, porque sabe de la dependencia de los combustibles fósiles que tiene Europa, una demanda que Rusia cubre en un 70% del gas y un 40% del petróleo.
Por ello, que las sanciones económicas no calan profundamente en el ánimo de Rusia, a pesar de que sus cautivos clientes aseguren que están buscando nuevas fuentes de suministro energético para no seguir consumiendo sus hidrocarburos, la verdad es que esto está muy lejano de ser realidad y Rusia se ríe y los medios especulan, pero el precio al diésel y al petróleo no bajan ni un centavo.
Las energías sustentables o verdes no tienen la capacidad de atender la enorme demanda energética ya no digamos a nivel mundial sino solo en Europa, es prácticamente imposible obtener nuevas formas de energía. La transición a nuevas energías es un proceso que al que aún le restan muchos años, mucha infraestructura e inversión.
Lo mismo pasa con la búsqueda de nuevas fuentes de suministro de gas y petróleo, ¿tiene usted idea de la tarea que es conectar a Europa con los países productores de petróleo más cercanos en África? Tenga por seguro que no es cosa de un par de meses como en ocasiones pretenden hacer creer los gobiernos a sus ciudadanos ante el temor de quedarse sin gas ni petróleo este invierno, por un cierre por parte de Rusia.
El petróleo como negocio no va a desaparecer, se irá transformando como en su momento lo hizo el de la madera y otros recursos naturales que en un momento de la historia fueron de alta necesidad. Por hoy el mundo necesita de este recurso, por ello que está dispuesto a pagar a quien lo provea, así sea un país que contravenga los intereses de sus aliados como es el caso de OTAN y Rusia.
Si durante la década de los 80´s se llegó a decir que el tiempo de vida del petróleo sería de aproximadamente 30 años, en el 2018 los mismos expertos en el tema estimaron en 50 años más como una de las principales fuertes de energía en el mundo. Por ello es que todos aguardan, por ello el mercado sigue al alza, por ello Europa tiene miedo y ya se sabe que nada más pernicioso para la economía que el miedo. Si el invierno llega a Europa sin un panorama claro para Rusia, otra gran crisis a nivel mundial incluso de mayor intensidad que la del coronavirus puede arribar, pero ahora no será biológica ni de salud, será a causa de la energía.
Claudia Vázquez Fuentes
Analista Geopolítica.
Maestra en Estudios Internacionales por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.