Cuenta la leyenda que por impiedad Firné fue llevaba a la asamblea de sabios de la antigua Grecia, pues su belleza era celebrada por todos, entonces había que castigarla, así que los padres y fundadores de la democracia la acusaron de blasfemia. Cuando su defensa se quedó sin argumentos la desnudó en medio del juicio y al ver su hermosura física optaron por retirar los cargos. Se dice que Firmé fue la musa en la que Prexísteles esculpió la primera Diosa desnuda, Afrodita.
Esta leyenda ha sido pintada a través de la historia generando escándalos y controversias, sin embargo más allá de eso considero que representa el origen de cómo las cualidades femeninas y (no hablo solamente de las físicas) han sido cosificadas dadas las condiciones socialmente establecidas.
Llama la atención cómo es que en la forma más antigua de democracia fuese tan trascendental un juicio a la belleza y que haya quedado grabado por generaciones en la anterior leyenda. ¿Cuántas mujeres el día de hoy no serían llevadas a juicio por considerarse bellas y exponerlo al mundo? Muchas.
La majestuosidad de las Diosas Griegas no representaba otra cosa que las virtudes femeninas que todas poseemos, así lo expresaron en el libro “las Diosas se Desnudan” Mercedes Morán y Betty Couceiro cuya intención es despertar la conciencia de los talentos femeninos en todos ámbitos de la vida; en el amor, la guerra, el arte y la política.
Conciencia que ha sido mutilada por la cultura masculinizada que desde entonces nos embarga, en la mayoría de los escenarios ha sido verdaderamente difícil que te tomen en serio siendo mujer; en consecuencia, hay que no parecerlo, hay que mimetizarse, esconder la belleza y ser uno más de los machos.
Ahí tenemos desde que empezamos a participar políticamente, mujeres vestidas de sastre, engrosando su voz, cortándose los cabellos, viviendo y actuando como hombrecillos para encajar en el mundo que merecían por capacidad y resultados. Pues así lo dictan los manuales de Marketing político, así lo hacen la mayoría de las mujeres dado que mostrar la belleza o talento en exceso revela todavía una falta de habilidad y criterio, refiriendo los logros personales de cada mujer a algún referente masculino que le dio lo que tiene por desnudarse como Firné.
Pareciera que el derecho de la libertad de expresión en su sentido más humano de femineidad está reservado para un tipo de mujeres y para otras no. Pareciera que los estereotipos tradicionales femeninos han permanecido inamovibles para ciertos grupos que lo políticamente correcto para las mujeres debe permanecer en los estándares establecidos.
Salir del libreto podría ser muy riesgoso, preguntémosle a Marie Curie que jamás expresó una sonrisa y encrudeciendo su carácter para ser respetada en el mundo científico, a Marilyn Monroe y su trágica historia relacionada con los Kennedy o a Martha Sahagún señalada por involucrarse más de lo que debía.
A 2300 años del juicio de Firné se sigue invitando sutilmente a las mujeres a tener novio formal para participar en política, pero si es marido e hijos mejor, se arma un escándalo si usa minifalda o sale a tomar con sus amigas en público, se les restringen espacios y oportunidades si son solteras para evitar habladurías, se les encamina a ser lo que los hombres quieren que sean y lo más grave a imitar sus valores y actuaciones envolviéndonos en más de lo mismo.
No está mal que alguien quiera vestir ceñida o como monja, no está mal si lo hace por convicción y conciencia lo que creo sería injusto para todas aquellas que lucharon por nuestras libertades y derechos es lleguemos a los espacios disfrazadas de hombres para actuar como ellos. Cuando lo que se pretendía es que la esencia y los talentos y las virtudes y la inteligencia femenina que poseemos se pusieran de manifiesto y muestren nuevas y mejores formas de organización social y política.
Desnudarse implica ser lo que cada uno es en realidad, implica ser transparentes como personas, las mujeres poseemos esa cualidad en exceso y en el ejercicio político no hay por qué ocultarnos o escondernos a menos que se tenga un impropio objetivo.
Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.